Migrantes: La dura realidad de los temporeros de la aceituna

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El campo es el sector con mayor número de trabajadores extranjeros en nuestro país. Más de una cuarta parte se dedican a ello y son los llamados temporeros, que se concentran sobre todo en Cataluña, Murcia y Andalucía. Este sector no vive en las mejores condiciones que se diga

Son aproximadamente 170.000 personas las que sufren las condiciones de precariedad en la mayor parte de los casos.

Algunos temporeros viven en condiciones infrahumanas: cocinan en un hornillo, se duchan con cubos y algunos duermen en el suelo. No tienen agua, tampoco luz y pasan mucho frío.

Es el caso de Tayú, de tan solo 18 años y procedente de Mali. Trabaja recogiendo aceituna en un pueblo de Jaén. Por ocho horas de trabajo debería cobrar alrededor de 60 euros, pero la realidad es que en muchos casos no llega ni a los 25. Es una situación que se da en España y en el resto de Europa. Se concentran sobre todo en Cataluña, Murcia y Andalucía

En España hay actualmente casi 170 mil temporeros regulados de origen extranjero. El 70% de ellos vienen de fuera de la Unión Europea y como Tayú, se enfrentan cada mañana a la incertidumbre de no saber si alguien los recogerá para ir a trabajar.

Nos hacemos eco de una apartado del informe sobre los derechos laborales en la recogida (en Jaén): la situación crece en precariedad.

La recogida de aceituna destaca con fuerza en todo el proceso; su importancia es estratégica, ya que, por un lado, resulta determinante para conseguir una mejor calidad del fruto y una mayor productividad, y, por otro, supone una gran parte de la inversión económica que debe realizar el empresario (fundamentalmente en mano de obra)1. Se trata de una fase clave para “ganar competitividad”: se reducen los tiempos y se intensifican las labores también con la intención de disminuir los efectos de la vecería en las siguientes campañas.

Las labores de recogida se concentran entre los meses de noviembre y febrero, creando una enorme demanda de mano de obra en un espacio y en un periodo de tiempo muy concreto, y cada vez más intensificado y fragmentado. Este tipo de trabajo, en una economía tan dependiente del olivar como la jiennense, se traduce en una temporalidad muy extendida, con la consecuente precariedad que esta lleva aparejada.

De hecho, tal y como expresa Martínez (2005: 160), esta precariedad ha continuado creciendo: la intensificación de las explotaciones ha hecho que se reduzca el periodo que ocupan las labores, de forma proporcional al aumento que también ha causado en la demanda de mano de obra; de este modo, en la actualidad, un mismo número de jornales se reparte entre más trabajadores y se emplea menos tiempo para su ejecución.

Aun así, no ha habido una sustitución de la mano de obra por maquinaria recolectora, como ocurre de forma más clara en otros cultivos; sí se ha reducido y se ha intensificado, buscando reducir el gasto, pero las características propias del olivar hacen que aún se siga manteniendo una fuerte dependencia al trabajo manual para esta fase crucial del proceso.

Por todo ello, pese al elevado desempleo existente en la provincia de Jaén, la demanda de mano de obra durante la recogida de la aceituna posee unas características específicas que generan un tipo de mercado laboral capaz de admitir desde hace años una cuantiosa incorporación de trabajadores inmigrantes, nacionales y, sobre todo, extranjeros2.

Actualmente, son minoritarios los temporeros nacionales que se trasladan hasta Jaén para trabajar en la recogida de la aceituna desde otros puntos del país. Aun así, y sin tener en cuenta otras formas de contratación irregular, se ha experimentado un aumento de trabajadores españoles, seguramente motivado por el papel de sector refugio que conserva el trabajo temporero en el campo, pero son sobre todo trabajadores autóctonos. En la mayoría de los casos, el temporero inmigrante es originario de otro país.

Redacción: Solidaridad.net


1. Según apunta Martínez Chicón (2005: 143), la recogida de la aceituna puede superar el 50 % del gasto total de la producción, empleándose hasta en un 80 % para la contratación de la mano de obra necesaria para llevar a cabo las tareas de recolección.

2. “Son muchos los factores que influyen en ello: el despoblamiento y envejecimiento de las zonas rurales con la salida de los jóvenes a las ciudades, la destrucción del empleo agrario, el trasvase de población activa a otras ramas de actividad ante la estacionalidad y temporalidad de la actividad agraria y la disminución del tiempo en la recogida”. (Martínez, 2005: 207). “La reducción del tiempo de recogida y del número de jornales, ha provocado que a muchos de ellos ya no les resulte rentable el desplazamiento por tan poco periodo de tiempo, pudiendo, en el caso de disponer de algún tipo de cobertura económica, poder rechazar determinados trabajos por sus condicionantes laborales, salariales, etc.”. Martínez Chicón, R. (2003). ¿Trabajadores, temporeros, inmigrantes y extranjeros? Cuando el no ser español cuenta más que el ser trabajador. El caso de Jaén. En: III Seminario sobre la investigación de la inmigración extranjera en Andalucía. Sevilla: Consejería de Gobernación, Junta de Andalucía.