Se cumple un año de la publicación de la segunda Encíclica del Pontificado de Papa Francisco. Se trata de la Encíclica Laudato si sobre el cuidado de la casa común
Esta Encíclica ha sido presentada en los organismos de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación en Roma, por este motivo, conversamos con el representante pontificio ante estas entidades, Monseñor Fernando Chica Arellano, quien destaca a Radio Vaticano la repercusión en estos foros internacionales de este documento pontificio.
“Esta Encíclica ha tenido una repercusión en los foros internacionales en donde yo me muevo realmente luminosa y enorme. Yo diría que por muchos ha sido considerado más que un documento de denuncia un documento profético, es decir, un documento valiente que ha sabido decir quizá lo que muchos piensan pero no se atreven a expresar”.
“Laudato si ha puesto de relieve muchos temas que nos afectan a todos y que entre todos debemos solucionar, es un documento que en estos foros es de consenso porque en él convergen todas las miradas, no importa la lengua, la raza, ni la condición, ni la cultura. Laudato si ha logrado obtener esa sinergia que ayuda a erradicar el hambre y sus causas”.
“Es documento que ha abierto horizontes de diálogo, tal y como el Papa ha dicho en el número tres de ese texto. El Papa ha invitado a un auténtico diálogo entre todos para que realmente esta casa común que a todos nos acoge sea cuidada por todos. En este sentido, Laudato si es un documento que ayuda verdaderamente a tomar consciencia de que este mundo nuestro no puede ser más devorado, ni expoliado, sino que entre todos debemos tener una cultura del cuidado, para que así esta casa común pueda pasar a las generaciones futuras, no como un conjunto de basuras, sino como el jardín que Dios quiso hacer de esta tierra cuando la creó”.
Además, monseñor Fernando Chica Arellano ha destacado de esta Encíclica tres palabras: todos, urgente y esperanza. “Cuando uno recorre las páginas de Laudato si vence el pesimismo porque el Papa logra con ese lenguaje suyo, bello, directo y audaz, sembrar en todos una esperanza: Juntos verdaderamente es posible hacer de esta casa común que a todos nos acoge realmente el espacio de convivencia y de fraternidad que es necesario para que también las nuevas generaciones reciban este planeta nuestro como un hábitat acogedor”.