30 años de lucha por la justicia

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El hambre tiene remedio combatiendo sus causas políticas. El hambre tiene remedio SOLO desde la Solidaridad

A lo largo de 30 años, el Movimiento Cultural Cristiano desde el comienzo, y las organizaciones Camino Juvenil Solidario y el Partido Solidaridad y Autogestión Internacionalista después, han estado presentes en las calles de más de 30 ciudades de España e Iberoamérica con su Campaña permanente por la Justicia en las relaciones Norte-Sur. La Marcha por la Justicia Norte-Sur realizada en las vísperas de Navidad ha sido sin duda el referente de la fidelidad a un mensaje que sigue siendo hoy, como ayer, de máxima actualidad: El hambre tiene remedio combatiendo sus causas políticas. El hambre tiene remedio SOLO desde la Solidaridad.

Desde el inicio de esta Campaña denunciamos que el privilegio del Norte enriquecido era fruto estructural de una economía de Robo. La expresión «robo a los empobrecidos», sentó y sigue sentando muy mal. Pero nos quedamos cortos, era incluso más adecuada la palabra «expolio» tal y como la define el diccionario: robo con injusticia y violencia. Ya entonces hablábamos de «imperialismo», no del yankee o del soviético, sino en los mismos términos en que lo hizo el Papa Juan Pablo II en la premeditadamente silenciada encíclica Sollicitudo Rei Socialis: sistema global y transnacional de organización de todos los ámbitos de la sociedad que tiene como motor el «lucro y el afán de poder».

Es posible que el gran silencio que todos los grandes «altavoces» de nuestra sociedad han arrojado sobre esta Campaña tenga mucho que ver con no concertar con el asistencialismo promovido por el propio sistema imperialista para tapar sus vergüenzas. Al principio, la conciencia social que se tenía del tema Norte- Sur era prácticamente nula. Después, y tras el movimiento 0,7% (de Ayuda al Desarrollo), empiezan a aparecer una pléyade de «ONGs para el Desarrollo» que nacen al rebufo de ese incremento de «Ayudas» (subvenciones) que los gobiernos del Norte, tímida y estratégicamente, utilizaban en el Sur como mecanismo de penetración comercial y propaganda. Su táctica siempre estuvo para nosotros muy clara: De un lado, encubrir las causas políticas, mitificando «causas» a todas luces mentirosas: la superpoblación, el clima y las catástrofes naturales, la complejidad técnica de los problemas, la corrupción de los gobiernos del Sur… Y de otro, encuadrar a las «personas de buena voluntad», a la «disidencia», en acciones de cuidados paliativos que servían más para acabar con la «mala conciencia» propia que para acabar con el problema. De hecho, el siglo XX ha sido el siglo de más «ayudas» y, a la vez, el siglo en que más ha crecido la miseria y la desigualdad. Hoy día ya hay voces públicas notorias que dejan claro que si no hemos acabado con el Hambre es por falta de voluntad política; es porque el hambre, el paro y la esclavitud infantil no han dejado de ser negocio.

Solidaridad y Negocio son incompatibles. Sólo conviven la una con el otro corrompiéndose la solidaridad. El aparato «asistencialista», con los Objetivos del Milenio a la cabeza, insiste en los avances de este «egoísmo solidario». Resolver el hambre de los empobrecidos siempre puede atrasarse un decenio o quinquenio más. Pero NO se puede apagar un fuego echando gasolina. Y por eso volvemos a estar otro año más en las calles de España, y también de Iberoamérica, para recordar a la sociedad que tenemos la responsabilidad de ejercer una presión moral creciente capaz de poner a los empobrecidos de toda la Tierra (de toda), en el centro de la vida política. Y que sólo una sociedad organizada sobre el principio de la Solidaridad, que es capaz de compartir hasta lo necesario para vivir, es auténtica respuesta al problema. El hambre, el paro, la esclavitud infantil SI TIENEN REMEDIO… si la sociedad se organiza de abajo hacia arriba desde esta solidaridad que «no negocia» con la sangre de los empobrecidos