«Los ciudadanos no se equivocan»

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Carta enviada por uno de nuestros lectores. En ella reflexiona sobre la clase política y la verdadera democracia.Los ciudadanos no se equivocan

Tras las elecciones del 25 de mayo, ésta ha sido una de las frases más repetidas y esgrimidas por todos los partidos políticos. Especialmente, por aquellos que en cada municipio o autonomía se han visto más apoyados en las urnas, frente a los partidos que han cuestionado el entendimiento de los votantes.

Esa afirmación, me parece exagerada; parece obviarse que existen multitud de mecanismos para manipular la opinión pública y movilizarla en uno u otro sentido. Está demostrado históricamente, y tenemos ejemplos muy recientes, que a las masas se las puede conducir, apelando a tópicos, populismos, ideas simplistas que encuentran eco en la psicología colectiva y en intereses comunes muchas veces inconfesables e incívicos. Ahí tenemos el como Hitler llegó al poder en Alemania tras unas elecciones; los casos de Berlusconi, Jesús Gil, Álvaro Baeza…; las soflamas mitineras de la derecha contra “los rojos” , o las equivalentes de la izquierda oficial contra “los fachas”.
Sólo una sociedad formada políticamente, consciente de estos mecanismos de manipulación y con una voluntad activa de gestionar su vida pública, sería capaz de pronunciarse de manera más libre.

Aunque creo que estamos todavía lejos de ello, y los partidos precisamente no son los más interesados en que así sea, aceptémoslo como hipótesis y llevémoslo más lejos. Si al final todos los partidos han reconocido que los ciudadanos cuando se pronuncian no se equivocan y hay que respetar sus deseos y opinión (ya sea en las elecciones, ya contra la guerra en Irak), ¿por qué no son coherentes con esa alabanza a nuestra inteligencia, y nos preguntan más, y más a menudo? Creo que hay dos opciones. Una, que hubiera elecciones mucho más habitualmente, por ejemplo cada año. Así, los partidos no perderían esa tensión por cumplir, esa eficacia para hacer algo de lo que prometieron y que solo demuestran en los meses preelectorales. Si cada año saben que se les puede echar del gobierno seguro que espabilan más. No obstante, creo que acabaríamos un poco hartos de tantas elecciones y tanto marketing. Otra opción, sería que se buscaran nuevos mecanismos por los que se consultara a los ciudadanos, mejor de manera vinculante, a la hora de tomar decisiones, así como mecanismos para que pudiéramos fiscalizar la actuación de los responsables políticos y despedirlos si no cumplen o son manifestamente incompetentes, sin tener que esperar a cada cuatro años. Hoy existen medios técnicos para facilitar muchísimo esta cuestión.

Esto nos acercaría a una auténtica democracia, autogestionaria, a un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Como parece estar lejos de alcanzarse aún, y más bien nos siguen conduciendo por la senda de la partitocracia sin democracia interna, de la dependencia financiera de la banca y la corrupción, de la propaganda sin hechos, del transfuguismo, del absolutismo, del pacto a todo pasto, de la insolidaridad con los empobrecidos de la Tierra… yo voté en blanco en las últimas elecciones. Supongo que los partidos también sostendrán que en mi pronunciamiento democrático yo no me equivoqué; creo que no.

Jorge Lara Izquierdo