Bernard Guetta, editorialista del semanario «L’Express» y de «Radio France-Nanterre» constata: «Veo que en el Preámbulo se menciona la Ilustración y falta el Cristianismo .Y como ateo impenitente declaro que no estoy de acuerdo: es un insulto a la inteligencia. No citar la herencia cristiana de Europa significa negar una evidencia histórica»(ZENIT) A través de determinados exponentes –incluso declaradamente ateos–, una Francia «laicista» está haciendo oír su voz contra la omisión del cristianismo en el borrador del preámbulo de la futura Constitución europea.
Fue el pasado 28 de mayo cuando se presentó el texto de dicho borrador, que se inspira «en las herencias culturales, religiosas y humanistas de Europa» que, según explica, fueron «alimentadas inicialmente por las civilizaciones griega y romana», «y más tarde por las corrientes filosóficas de la Ilustración» (Cf. página web de la Convención Europea).
Bernard Guetta, editorialista del semanario «L’Express» y de «Radio France-Nanterre» y comentarista político, siguió los trabajos de la Convención europea: «Cuando comenzó el debate sobre las raíces cristianas de Europa, dije inmediatamente que la Carta constitucional de la UE debería contener también una referencia a la herencia laicista de la Ilustración».
«Veo que en el Preámbulo se menciona la Ilustración y falta el Cristianismo –constató–. Y como ateo impenitente declaro que no estoy de acuerdo: es un insulto a la inteligencia. No citar la herencia cristiana de Europa significa negar una evidencia histórica».
Como explicó Jean De Belot, director del diario «Le Figaro», Francia «está gobernada por el dogma del laicismo, contemplado como garantía de paz civil».
«Siempre lo han levantado como un muro contra los católicos –añadió–. Sólo que ahora se percatan de que el laicismo está amenazado no por la Iglesia, sino por el Islam. Es verdaderamente impactante».
«No debemos seguir oponiendo abusivamente el laicismo al Cristianismo –escribió el académico de Francia Jean-Marie Rouart–. La separación entre poderes temporales y religión no anula la historia, el peso de la tradición, la sensibilidad».
«En su patrimonio genético, Francia tiene huellas religiosas que nos han impregnado mucho más de cuanto imaginamos», concluyó
