‘El desarrollo turístico en países del Sur provoca menos desarrollo humano’

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Charlamos con Rodrigo Fernández Miranda coautor de Políticas públicas, beneficios privados sobre las dinámicas, impactos y motivaciones que provoca el aumento de destinos turísticos en territorios del Sur.

Fuente: Diagonal 13 /07/ 2010.  

DIAGONAL: ¿Por qué el crecimiento del turismo de masas llegó a finales del siglo XX a los mercados llamados “emergentes”?

RODRIGO FDEZ. MIRANDA: Es un caso más de deslocalización productiva en la globalización económica; en esta ocasión se debe a que en el Norte esta industria no puede crecer más por la saturación del propio territorio. Es otro ejemplo de cómo el crecimiento económico no puede ser infinito cuando se basa en recursos que se agotan.

Además, gracias a la connivencia entre poderes públicos y privados, con las pautas marcadas por los organismos internacionales se han liberalizado internacionalmente los mercados y se ha presionado para la entrada de inversión extranjera directa en el Sur económico.

Por ejemplo, el Estado español apoya desde 1991 la expansión internacional de sus capitales privados a través de un sinfín de mecanismos públicos creados para ello, algunos de los cuales son específicos para el sector del turismo.

Por otro lado, la extensión del modelo de consumo low cost ha facilitado el acceso a la clase media consumidora del Norte al turismo internacional de masas, a través del cual puede llegar a lugares cada vez más remotos a un precio que permite acceder a un consumo de experiencias exóticas una semana al año.

D.: ¿Qué presiones internacionales existen sobre los países del Sur?

R.F.M.: Además de las presiones de organismos internacionales para la implementación de políticas neoliberales y los instrumentos estatales para la internacionalización empresarial, entre las políticas públicas españolas me parecen destacables algunos mecanismos amables, como los Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD), créditos que se otorgan como ayuda al desarrollo (AOD) con unos intereses inferiores a los del mercado.

Esto tiene trampa, ya que se contabiliza como AOD, mientras se establece un mecanismo de dependencia y generación de deuda externa. Son instrumentos neoliberales y neocoloniales, así como los seguros a la exportación CESCE. Asimismo, en las relaciones bilaterales y las reuniones de alto nivel Norte-Sur participa el empresariado, además de presidentes, ministros, etc.

D.: ¿Existe competencia entre los propios países del Sur?

R.F.M.: Existe competencia entre muchos países empobrecidos por la inversión extranjera directa, lo que supone una dinámica perversa en la que cada país oferta las mejores condiciones para el capital extranjero: exenciones fiscales, descenso de las condiciones laborales, eliminación de las regulaciones ambientales, permisos para repatriar la totalidad de los beneficios, cesión de terrenos y recursos públicos, entre otros. Eufemísticamente se denominan “estímulos a la inversión”.

D.: ¿Cuáles son los precios que deben pagar estas poblaciones?

R.F.M.: La huella turística tiene cuatro categorías de impactos: económicos, socioculturales, ambientales y los de pequeña escala. A nivel ambiental están la sobreexplotación y destrucción de recursos naturales, los impactos de las nuevas infraestructuras (carreteras, aeropuertos, puertos…), incremento de emisiones de CO2. A nivel económico destacan los gastos públicos para favorecer las inversiones extranjeras y el abandono de actividades económicas tradicionales de la zona: de los campos agrícolas se pasa a los de golf.

Uno de los falsos mitos sobre el turismo es la creación de puestos de trabajo ya que éstos, además de estacionales, son precarios y de mala calidad. Por ejemplo, con el boom turístico en Marruecos en muchos casos ni siquiera se garantizan los mínimos de la Organización Internacional de Trabajo. En el apartado económico no debemos olvidar que la sobreexplotación de recursos produce un encarecimiento de recursos básicos para la población autóctona, como el agua y la tierra.

Entre los impactos socioculturales, el turismo de masas en el Sur también supone una forma encubierta de exportar el estilo de vida consumista occidental a sociedades con otra escala de valores. Una amenaza a la identidad, a los estilos de vida tradicionales, ejemplo de neocolonialismo. Otro impacto es el desplazamiento forzoso de parte de la población a los suburbios de las ciudades. También se produce una cosificación cultural, ya que muchas costumbres comienzan a formar parte del decorado de la oferta turística, una mercancía. Por poner un ejemplo, parte de la experiencia turística en Kenia o Tanzania implica poder ver los bailes de los maasai.

Lo más difícil de medir son los impactos a pequeña escala, cómo se trastoca la vida de las miles de familias y las comunidades locales.

“ESTA INDUSTRIA SE HA VENDIDO COMO LIMPIA”

D.: A pesar de todo, la imagen de la industria hotelera es muy buena…

R.F.M.: Obviamente, la industria más importante a nivel global tanto por porcentaje del PIB como por cantidad de puestos de trabajo tiene que tener muy buena prensa. Su discurso se centra en torno al desarrollo social y económico de los países anfitriones de las avalanchas de turistas; como una oportunidad de desarrollo para las economías locales. Pero a día de hoy los datos tumban este argumento: en Marruecos y muchos otros países del Sur que se han abierto al turismo internacional, a mayor desarrollo turístico, menor desarrollo humano.

Esta industria se ha vendido como limpia, sin impactos ambientales, pero detrás están industrias como la inmobiliaria o la del transporte internacional, las que más impacto ambiental tienen.

Muestra de su buena imagen es que es uno de los sectores globales que proporcionalmente menos inversión dedica a políticas de responsabilidad social corporativa.

Por otro lado, para fomentar el turismo, los Estados deben mejorar la imagen de sus países. Por ejemplo, Marruecos pretende organizar unos Juegos Olímpicos, una vía para, entre otras cosas, construir una imagen de país seguro, occidentalizado, homologado internacionalmente.