Cada año 1.390.000 mujeres y niñas son sometidas a esclavitud sexual en el mundo. La periodista mexicana Lydia Cacho que lleva años denunciando incansablemente este tráfico de seres humanos, ha presentado en España su último libro.
Esta defensora de los derechos humanos se hizo tristemente célebre cuando destapó en su país una red de pederastia que la llevó a ser detenida, encarcelada y torturada. ¿Merece la pena sufrir tanto por su trabajo? Lydia Cacho responde a esta pregunta detallando que el líder de la red está en prisión y que en México han modificado leyes tras el impacto de su situación.
«Las mafias se han globalizado, no solamente estamos hablando de países donde este problema sea más grave como Asia central, Brasil, México, Guatemala… los consumidores están en todo el mundo». Son los llamados turistas sexuales que pagan 2.000 dólares por tener relaciones con una niña virgen, mientras «conservan su respetabilidad en sus países».
La periodista destaca el cinismo de los gobiernos por permitir que exista esclavitud de personas y el cambio de dinero por la vida de mujeres; ha condensado en el libro una amplia investigación desarrollada sobre el funcionamiento de estas mafias y afirma con rotundidad que ningún país está libre de la trata de mujeres.
Cacho está en contra de la legalización de la prostitución, no hay que legalizarla, hay que abolirla. Además los países que la han legalizado están teniendo problemas muy serios porque detrás de esta prostitución legalizada de mujeres adultas, hay una trastienda de prostitución de menores.
Para las mujeres que consiguen escapar de las mafias no hay muchos finales felices ya que aunque consigan escapar, no pueden volver a sus casas, pues sus familiares están amenazados. Los tratantes saben donde viven y además les roban su documentación por lo que se quedan reducidas a ser inmigrantes sin papeles y son deportadas.
El tema de las niñas es todavía más sangrante, son abandonadas, vendidas y explotadas desde muy corta edad.
Redes mafiosas en 175 países
La trata es en el mundo el tercer negocio más lucrativo para el crimen organizado, tras el tráfico de drogas y el de armas, según la ONU.
La periodista señaló que los límites entre la legalidad y la ilegalidad son «opacos», ya que la industria del sexo comercial ha logrado esta opacidad para así «poder ganar dinero todos los políticos y policías corruptos y, por supuesto, los criminales». «La dupla criminales y política crea una esclavitud y la fomenta, estando la irresponsabilidad política vinculada con una cultura de cosificación de las mujeres», aseguró.
En este sentido, añadió que este mundo es «una cadena en el que aparecen los captadores, las agencias de viajes, los hoteles, los agentes de inmigración, los policías corruptos, los políticos, entre ellos diputados, ministros…
En España
Alerta de que se está fomentando una cultura que hipersexualiza a los adolescentes y que esa cultura también se está imponiendo en España
«¿Quién puede creer que una mujer ofrece sus servicios sexuales libremente si hasta las habitaciones de los burdeles tienen rejas para que no pueda escapar?».
«No hay carretera sin puticlub»
Con respecto a España lamentó que se exista «un doble discurso político», pues mientras no se quiere abordar el tema de la prostitución, si debaten sobre el uso del burka o el velo». «No hay una carretera sin puticlub», afirmó, señalando que «éstos pagan impuestos y poseen sus permisos sanitarios y contabilizando 4.000 clubes de alternes, se entiende el dinero que le aportan a las arcas al Estado».
Así, dividió la situación en España en dos puntos, por un lado los ciudadanos que acuden a la prostitución y las mafias que actúan en las zonas turísticas. En este sentido, subrayó como los anuncios personales de los periódicos reflejan el aumento de mujeres asiáticas, un hecho que «es fruto del trabajo de las mafias».
Las ganancias de la prostitución en España son de 18.000 millones anuales.