Africanos que piden asilo, acaban secuestrados, según la Iglesia en Tierra Santa.
Un nuevo llamamiento de la Asamblea de los Ordinarios Locales Católicos de Tierra Santa ha tenido por objeto llamar la atención sobre la situación de las víctimas de tráfico humano en el Sinaí.
El documento fue divulgado en el sitio de la Asociación de Saint James del Vicariato del Patriarcado Latino de Jerusalén, dedicada al desarrollo de las comunidades católicas de lengua hebrea en Israel.
Los líderes de la Iglesia Católica en Tierra Santa muestran una profunda preocupación por el destino de los africanos que piden asilo y están siendo secuestrados cuando pasan por el Sinaí.
"En los últimos días, se han producido cambios dramáticos en el Sinaí. Debido al envío de tropas egipcias al Sinaí, tras la reciente oleada de violencia en la frontera Israel-Egipto, se abre una ventana de oportunidad", afirma el documento.
Hasta el momento, a pesar de la "creciente presión internacional, las autoridades egipcias explicaron varias veces que bajo las restricciones del acuerdo de Camp David de 1978 y la desmilitarización de la zona, Egipto es incapaz de emprender las acciones necesarias".
El llamamiento dirigido al gobierno egipcio espera que el reciente despliegue de fuerzas permita "a las autoridades cerrar estos campos y certificar que termine el tráfico de seres humanos".
El documento recuerda que en este preciso momento "aún existen centenares de víctimas (predominantemente de Eritrea y Sudán) que están siendo mantenidos en tales campos en el Sinaí. En este preciso momento, están siendo torturados (suspendidos por los miembros, quemados con hierros candentes, electrocutados en partes de su cuerpo y sistemáticamente violados).
Todo ello fue valientemente documentado por activistas de derechos humanos. En este preciso momento, los familiares de las víctimas pagan dinero de extorsión para liberar a sus seres queridos".
Varios líderes católicos firman el documento, incluyendo a monseñor Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, presidente de la Asamblea de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa; monseñor Michel Sabbah, patriarca latino emérito de Jerusalén, presidente de la Comisión Justicia y Paz, y monseñor Antonio Franco, que se ha desempeñado hasta el pasado julio como delegado apostólico en Jerusalén y en Palestina y nuncio apostólico para Israel y Chipre.