Filipinas: El testimonio de las madres que han abortado, hoy defensoras de la vida

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Las mujeres que han abortado cuidan de los bebés abandonados. Las Filipinas están destinadas a enseñarle muchas cosas al resto del mundo, sobre cómo implementar el Evangelio de la vida. Una de las lecciones que le ofrecen al mundo es cómo sanar múltiples heridas a la misma vez. En Manila, algunas mujeres que se han practicado abortos están cuidando a niños que fueron abandonados. Esta labor combina los dos ministerios y fortalece a ambos.

Por el Padre Matthew Habiger O.S. B., Ph.D

Las Filipinas están destinadas a enseñarle muchas cosas al resto del mundo, sobre cómo implementar el Evangelio de la vida. Una de las lecciones que le ofrecen al mundo es cómo sanar múltiples heridas a la misma vez. En Manila, algunas mujeres que se han practicado abortos están cuidando a niños que fueron abandonados. Esta labor combina los dos ministerios y fortalece a ambos.

Hace años la Hermana Pilar Verzosa y la Sra. Cory Arévalo comenzaron un grupo de apoyo llamado Raquel, para las mujeres que han abortado. Es similar al Proyecto Raquel de EE.UU., y ofrece apoyo y compasión a dichas mujeres, ya arrepentidas. Este grupo ayuda también a las jovencitas y a las mujeres que han sido dañadas no solo por el aborto, sino también por la anticoncepción y la esterilización.

La Sra.Arévalo, coordinadora de este proyecto, reclutó a más de 100 mujeres que rezan por estas jóvenes y mujeres adultas y las aconsejan con regularidad. Patrocinan una «misa por los bebés abortados» tres veces al año – el Día de los Santos inocentes en diciembre, el Día de las madres en mayo, y el Día de todos los santos en noviembre. Otro evento que se realiza anualmente es la procesión a la «tumba de los bebés abortados», localizada en el mayor cementerio católico de Manila. El lugar para dicha tumba fue donado por el Cardenal Sin. Muchos bebitos muertos, cuyos cadáveres fueron abandonados ante las puertas de las iglesias o arrojados a la basura, fueron hallados y llevados a enterrar en ese lugar, por personas provida.

A través de los años, cada vez más «Raqueles» se han unido a muchas personas provida para la misa y la procesión que se realiza. A menudo reciben buena cobertura de los medios de comunicación. Generalmente este evento incluye los testimonios de algunas de las «Raqueles», quienes describen sus experiencias, no solo con respecto al horror del aborto que se practicaron, sino también sobre su reconciliación con Dios y su sanación. Algunas cantan canciones que han compuesto y dedicado a su bebé, el cual está ahora con Dios. Este ministerio está creciendo cada dia más entre los hombres. Los «Rafaeles»; es decir, los hombres que participaron en los abortos; se están uniendo también al grupo.

En 1995, Lito Alienza, cuñado de la Sra. Arévalo, comenzó a trabajar para llenar una necesidad en un campo relacionado con esta labor. Necesitaban un lugar donde poner a los bebés que estaban siendo abandonados en los hospitales o dados en adopción por mujeres que habían sido aconsejadas para que no abortaran. Alienza, quien era vice-alcalde de Manila en aquel entonces y después llegó a ser alcalde, fundó el «Hogar para los ángeles», para cuidar de estos niños.

El hogar es una agencia para el cuidado infantil, acreditada por el gobierno. Generalmente hay allí entre 10 y 15 bebés en espera de ser adoptados. Las personas que cuidan a los bebés son niembros del grupo de apoyo Raquel. La mayoría de ellas son amas de casa que abortaron hace años, quizás 10 o 20 años atrás. Aunque tienen mucho trabajo en sus hogares cuidando a sus propios hijos, estas mujeres encuentran el tiempo para la labor voluntaria en el Hogar para los ángeles.» Trabajan en turnos de ocho horas cada una sin remuneración, tratan a los bebés con ternura, y se sienten muy orgullosas de poder participar en esta misión de dar vida. Este amoroso cuidado ha salvado a bebés de seis meses que fueron abandonados en los hospitales y estaban desnutridos y a punto de morir. Uno de los bebitos que salvaron tenía un tumor en el cerebro y necesitaba una operación. Las «mamás Raquel» llevan a los bebés a los hospitales y permanecen hasta que se han recuperado lo suficiente como para volver al Hogar para los ángeles. Después los bebés son adoptados y enviados a maravillosos hogares.

Una enfermera trabaja a tiempo completo, supervisando el cuidado diario de los bebés. Una trabajadora social prepara los casos y llena los papeles para la adopción. Las donaciones de personas provida ayudan a mantener este hogar.

Nota:
Esta es una traducción editada del artículo publicado en el HLI Reports enero de 1999, titulado «Aborted Moms Care for Abandoned Babies». El Padre Habiger es miembro de la junta directiva de Human Life International.