El pasado día 28 de enero de 2023 el Movimiento Cultural Cristiano inauguró la Casa de Cultura y Solidaridad Guillem Rovirosa en Tortosa. Se inició el acto con unas palabras de bienvenida y la bendición del Administrador Diocesano D. José Luís Arin, que recordó a los presentes que, «cuando miramos hacia Dios, descubrimos que Él es el fondo de nuestra realidad cristiana»
D. José Luis nos animó a que en esta Casa de Cultura y Solidaridad, la cultura siempre esté impregnada del descubrimiento de la presencia de Dios, presencia no arrinconada ni intermitente, sino constante. Recordó también a Rovirosa, que aunque no canonizado, hemos de seguir rezándole, porque no podemos tener ninguna duda que Rovirosa es santo, los “santos de la puerta de al lado” como dice el papa Francisco. Destacó la cualidad entusiasta de Guillermo Rovirosa; el entusiasmo es primo hermano del amor, y que este entusiasmo sea una expresión de que el Señor nos ayuda en todas nuestras actividades.
Este acto de inauguración se enmarca dentro del Aula Malagón Rovirosa del MCC, y la Casa de Cultura y Solidaridad Guillem Rovirosa del MCC, se pone a disposición de la Diócesis de Tortosa como un lugar al servicio de la promoción de los últimos de la tierra, a través las plataformas permanentes; como lo es la Campaña por la Justicia en las Relaciones Norte-Sur, que denuncia las causas del hambre, el paro, la esclavitud infantil y afirma la defensa de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural.
“las casas de cultura son pequeñas luminarias en el mundo”
Mª del Mar Araus, historiadora y militante del Movimiento Cultural Cristiano, presentó la ponencia “Las casas de Cultura y Solidaridad a lo largo de la historia de los pobres”. La ponente trajo a la memoria que “las casas de cultura son pequeñas luminarias en el mundo”, pequeñas luminarias frente a este sistema que está aprobando leyes para adormecer nuestra conciencia, abocando a la sociedad al individualismo, al tener sobre el ser, al hedonismo, consumismo, etc. para quitarnos la posibilidad de asociarnos y construir vida solidaria que es lo único que puede cambiar el mundo. Hoy todo lo que sea darnos al prójimo y trabajar por el bien común en la sociedad es revolucionario, es ir contracorriente y es un cambio para el mundo.
La Casa de Cultura y Solidaridad de Tortosa tiene por nombre Guillermo Rovirosa.
Mª del Mar Araus subraya respecto de Guillermo R., que después de mucha búsqueda, y por su amor a la verdad, se convierte a Jesús, a su Iglesia y a los pobres, ¡y a nada ni nadie más! Rovirosa era una persona de una gran capacidad intelectual, fue un gran científico que nunca quiso ningún reconocimiento. Su firma fue: Rovirosa entusiasta.
El Movimiento Cultural Cristiano hunde sus raíces en la cultura que puso en marcha el movimiento obrero, donde Rovirosa tiene su segunda conversión, junto a otros conversos del siglo XX que trabajaron junto a él. La casa de cultura de Tortosa, ha de recordarnos que la cultura y la asociación son dos pilares fundamentales para ser libres, para la promoción personal y colectiva; para poder ser libres tenemos que hacer cosas juntos, sobre todo en un mundo que nos quiere cada vez más individualistas. Cultura y Asociación para que en nuestra vida lo que predomine sea el Bien Común.
En la segunda charla, Carlos Llarandi, profesor de química, militante del MCC y de la asociación PBC (profesionales por el Bien Común), y experto en DSI, profundizó acerca de la Nota Doctrinal sobre la Objeción de Conciencia aprobada por la CEE.
Estas son en resumen algunas de sus reflexiones:
– Hemos de ser conscientes de dónde nos encontramos; inmersos en una cultura liberal individualista, y desde esta mentalidad es desde donde todo lo analizamos queramos o no queramos muchas veces. La Nota Doctrinal evita este peligro, y hay que hacerlo explícito para que en la sociedad, las organizaciones del tipo que sean (sociales, educativas, políticas), no caigan en él.
– Desde un escenario no individualista, hay que tener en cuenta que el concepto de verdad está en crisis, y el concepto de libertad también lo está. Hay una conciencia natural, que todo ser humano tiene por el hecho de serlo, y que le hace comprender que está hecho para el bien, para la verdad, la belleza, y que exige el máximo respeto.
– Libertad es sinónimo de responsabilidad, es más libre el que es más responsable. La libertad es una corresponsabilidad, hacia el Bien Común, y ha de liberarse de las coacciones que oprimen a las personas, y asumir la responsabilidad de construir y comprometerse por el Bien Común de la sociedad a la cual debemos nuestra existencia. La Nota Doctrinal nos recuerda que el objetivo de la libertad de conciencia es el Bien Común y que la objeción de conciencia tiene sentido en la medida en que hay promoción de conciencia del Bien Común. De lo contrario, la objeción de conciencia se convierte en un parapeto individualista que sólo sirve para protegerse a uno mismo de las inclemencias de las leyes actuales. La objeción particular no modifica para nada al sistema, podemos objetar individualmente y ser al mismo tiempo indiferentes al hambre, a la miseria y sufrimiento de la mayoría del mundo.
– La libertad humana está herida. La libertad humana parte de que estamos hechos para el bien, para colaborar, esa es nuestra naturaleza, que es buena; pero está herida. Para un cristiano esa herida se llama pecado. Esta limitación es importante reconocerla, y saberse necesitado del perdón, la gracia y la reconciliación; de lo contrario, estamos viviendo una libertad falsa. La gracia, el perdón y la reconciliación, hacen que la libertad sea positiva, porque confiamos en que vamos a seguir trabajando por hacer el Bien.
Ofrecemos a la Diócesis de Tortosa el Grupo de Lectura colectiva basada en la Nota Doctrinal sobre la Objeción de conciencia, así como el Taller de lectura social para niños y jóvenes.