Nos han contado los medios que el portavoz de la Conferencia Episcopal había anunciado un cambio en la doctrina de la Iglesia sobre el uso del preservativo, cuando de lo que hablaba era de una artículo científico que demuestra que son la abstinencia, la fidelidad y, en tercer lugar, el preservativo, los medios más eficaces para prevenir el contagio del SIDA…
Nos han contado los medios que el portavoz de la Conferencia Episcopal había anunciado un cambio en la doctrina de la Iglesia sobre el uso del preservativo, cuando de lo que hablaba era de una artículo científico que demuestra que son la abstinencia, la fidelidad y, en tercer lugar, el preservativo, los medios más eficaces para prevenir el contagio del SIDA. El desmentido de la Conferencia y del propio portavoz han demostrado que todo era una burda manipulación. Pero lo que debemos destacar son los dos titulares de primera página que se han perdido nuestros informadores.
El primero es el acuerdo entre el Gobierno de Zapatero y la Iglesia para trabajar juntos en la prevención del SIDA, que era el tema de aquella reunión.
El segundo es el cambio de postura del Gobierno Español, al admitir el diálogo sobre la abstinencia y la fidelidad para la prevención, según le venían recordando los informes científicos y la Iglesia. Un cambio que ojalá venga de reconocer su fracaso tras décadas diciendo a la juventud simplezas como «póntelo, pónselo» (PSOE) o «es divertido pero no es un juego» (PP). Una estrategia que no ha logrado más que mantener a España en los primeros puestos de contagio de SIDA de la UE y que siga creciendo el número de embarazos de adolescentes.
Pero ninguna de las dos cosas ha sido titular. Se ve que interesa políticamente un escenario de enfrentamiento entre Iglesia y Gobierno, tanto a los medios que quieren aparentar progresismo, como a los que juegan a identificar la Iglesia con la derecha.
Y se ve que tampoco quieren que se hable de una formación integral de la sexualidad que huya de tópicos y simplezas como las que hemos citado. Y mucho menos denunciar el materialismo y la superficialidad de la forma de vivir la sexualidad que se impone en nuestra sociedad, que –además de los contagios y embarazos- está llenando las colas de los juzgados de familia y de las consultas de los psicólogos. Tocar esto pondría en juego, entre otras cosas, la cultura del placer a toda costa; e importantes negocios como la venta de preservativos, así como la pornografía y la prostitución con las que los grupos de comunicación llenan sus arcas.
José Ramón Peláez Sanz
VALLADOLID