El Instituto de Política Familiar adelanta estos datos, que suponen 1 aborto cada 6 minutos y 230 cada día, mientras denuncia que el Ministerio de Sanidad los oculta
El Instituto de Política Familiar (IPF) acaba de revelar que, en 2004, se produjeron en España 84.000 abortos provocados, cifra que representa un aumento de 4.212 interrupciones en relación con el año 2003, en que se contabilizaron oficialmente 79.788. Estos datos representan que hubo cada día 230 asesinatos de niños antes de nacer y 1 cada 6 minutos. El Ministerio de Sanidad anuncia que hará pública la cifra oficial «en breve», pero no se libra de las críticas del IPF, que acusa al Gobierno de ocultar la información. «Es lamentable, inaudito e inaceptable que, ante un problema tan grave como la explosión de defunciones por abortos, la Administración retenga los datos», dijo el presidente del instituto, Eduardo Hertfelder.
Desde que entró en vigor la actual ley despenalizadora del aborto en 1985, los casos de esta práctica no han dejado de aumentar año tras año. Entre 1993 y 2004, la cifra casi se ha duplicado al pasar de 45.504 a los citados 84.000. Además, según el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un 25 por ciento de las personas que acudieron a una clínica para abortar en 2003 ya lo habían hecho una o dos veces con anterioridad. Según los datos de 2003, únicos oficiales disponibles, Madrid es la comunidad autónoma con más abortos, concretamente 15.434, seguida de Cataluña (15.373), Andalucía (14.280) y la Comunidad Valenciana (7.870). Teniendo en cuenta que Cataluña y Andalucía tienen más habitantes que Madrid, es la región de la capital de España la zona donde se concentra la cifra más alta de interrupciones. Falta saber, eso sí, si en 2004 se confirmará esta proporción o cambiará.
Esta denuncia sobre el gran aumento de abortos en España llega justo cuando se celebraba, el Día Mundial del Discapacitado. No deja de ser sorprendente que se destine una jornada a sensibilizar sobre esta realidad, iniciativa solidaria y sensibilizadora evidentemente muy positiva, cuando la ley que despenaliza el aborto contempla, como uno de sus tres supuestos, la malformación del feto. Entonces surge una pregunta: ¿Tiene sentido celebrar un día mundial del discapacitado mientras se justifica su eliminación antes de nacer sólo por el hecho de no ser física o psíquicamente ‘normal’?
Coincidiendo con la jornada internacional, se ha celebrado en Madrid el VI Encuentro Nacional de Familias Afectadas por el Síndrome de Down. La mayoría de las personas con esta alteración genética pueden desarrollar una vida normal, según aseguran los expertos, y el 80 por ciento completan la enseñanza primaria. Un 2 por ciento incluso acceden a la vida laboral en situación plena de integración. Ciertamente, el aumento de abortos en España va a suponer una reducción significativa de personas con síndrome de Down, ya que la incidencia cromosómica puede detectarse en el embarazo y, con la ley en la mano, una mujer puede decidir deshacerse del hijo que lleva en su vientre por tener la patología.
Según la Federación Española de Síndrome de Down, la población española con síndrome de Down se ha reducido en un 13 por ciento durante los últimos 10 años, en los que se ha pasado de 13 a 11 casos por cada 10.000 habitantes. Y actualmente, aproximadamente un tercio de los embarazos de fetos con anomalías cromosómicas no llegan al final. Sin duda, el colectivo de afectados por esta anomalía es la víctima de una auténtica ‘limpieza étnica’.