Contra los cristianos

1982

Nada tienen que ver los cristianos en el asunto de la «guerra de las viñetas». Sin embargo, en países como Nigeria o Paquistán ellos han sido los primeros en sufrir las consecuencias de la ira islamista. Templos arrasados, fieles agredidos o imágenes vejadas son el resultado de las represalias por las representaciones de Mahoma en varios diarios europeos.

Contra los cristianos


Nada tienen que ver los cristianos en el asunto de la «guerra de las viñetas». Sin embargo, en países como Nigeria o Paquistán ellos han sido los primeros en sufrir las consecuencias de la ira islamista. Templos arrasados, fieles agredidos o imágenes vejadas son el resultado de las represalias por las representaciones de Mahoma en varios diarios europeos. Unos incidentes que no pasarían de ser un hecho aislado de no ser porque el acoso y la persecución a los seguidores de Jesús se da cada vez con más frecuencia en un creciente número de países musulmanes. Y no se trata sólo de naciones como Irán o Arabia Saudí, donde desde hace años profesar otro credo que no sea el islam -en su interpretación más extremista, la de la corriente wahabí- está penado con la cárcel, la tortura o incluso la muerte. El auge de la «sharia», la ley musulmana basada en una visión radical del Corán, ya ha arribado a otras regiones de Asia, África y Oriente Medio, y gana adeptos en naciones tradicionalmente moderadas. Según los analistas, la cuestión de las caricaturas de Mahoma es sólo la punta del iceberg: católicos, ortodoxos y protestantes son cercados en Indonesia, Malasia, Pakistán, Kenia, Egipto, Sudán, Uganda, Palestina, Siria, Afganistán, Senegal o Guinea. Entre otros. Y la razón es la misma: ser fieles a su fe en Cristo.



Una cuestión «alarmante». Los informes internacionales que alertan sobre la falta de libertad de culto en estos países se multiplican. Uno de los últimos ha sido el elaborado por el Centro de Libertad Religiosa en el Mundo, con sede en Washington. En sus páginas se define como «alarmante» la expansión de la «sharia», por las consecuencias que su aplicación puede llegar a tener (y de hecho tiene ya) para la población cristiana local. Según detalla el presidente del Consejo Directivo del prestigioso centro, Paul Marshall, esta ley islámica está basada en «la interpretación literal y extremista del islam, y pretende imponer una única versión de los textos coránicos, los dichos del profeta Mahoma y la vida de sus primeros seguidores». Y exige una observancia escrupulosa del Corán en todos los ámbitos de la vida: la doctrina religiosa, las cuestiones juridico-sociales y el sistema político. De ahí que aquellos que no comulgen con esta visión sean perseguidos y acosados. Algo que hace de los cristianos, y especialmente los misioneros repartidos por el mundo con el fin de evangelizar, un blanco perfecto.


 Este informe señala en el mapa los países donde la «sharia» ya está asentada, con grave peligro para los cristianos. El epicentro se encuentra en Arabia Saudí, Irán y Siria. Desde allí, la interpretación wahabita del Coran extiende sus brazos a diestra y siniestra: Irak, Afganistán y Pakistán en Medio Oriente; Indonesia y Malasia en el sudeste asiático; Sudán, Argelia, Nigeria, Niger, Uganda, Senegal, Eritrea, Guinea y «el cuerno de África» (Somalia, Etiopía y Kenia») en el continente negro.



Otros puntos rojos del mapa donde, según el informe del Centro de Libertad Religiosa en el Mundo, comienza a echar raíces el islamismo son las ex-repúblicas soviéticas de Turkmenistán y Uzbekistán, y Bangladesh -país al que está llegando por la influencia directa de los imanes indonesios y malasios-. La sorpresa llega al comprobar que cuatro naciones con notables contactos occidentales y tradicionalmente moderadas están siendo conquistadas por los líderes musulmanes afines al extremismo: Palestina, Egipto, Turquía y Marruecos. Hoy, su población cristiana local (para los turistas no hay aparente persecución) observa preocupada cómo su libertad se ve cada día más restringida.


La Razón