Tras dos años de trabajo, la acusación se ha dirigido con nombres y apellidos nada menos que a 4.400 doctores de todo el país y 273 dirigentes y empleados en Italia del grupo Glaxo Smith Kline (GSK), uno de los líderes mundiales del sector.La Fiscalía de Verona acusó a GSK de haber desembolsado un millón de euros anuales para que los médicos prescribieran determinados fármacos y se atuvieran al catálogo de la compañía.
La Fiscalía italiana de Verona hizo pública ayer una enorme investigación que ha sacado a la luz un secreto a voces: médicos que reciben regalos y sumas de dinero de una gran multinacional farmacéutica a cambio de recetar sus productos. Tras dos años de trabajo, la acusación se ha dirigido con nombres y apellidos nada menos que a 4.400 doctores de todo el país y 273 dirigentes y empleados en Italia del grupo Glaxo Smith Kline (GSK), uno de los líderes mundiales del sector. La firma, cuya sede italiana se encuentra en Verona, ha colaborado desde hace año y medio en las pesquisas y sus actuales dirigentes «están limpios», ha precisado la Policía Tributaria.
Las prácticas bajo sospecha se remontan al periodo 1999-2002 y las acusaciones van del soborno y la corrupción a la asociación delictiva en el caso de algunos dirigentes de GSK en Italia.
CIEN MILLONES DE EUROS PARA PROMOCIÓN
La investigación surgió en la región del Veneto (cuya capital es Venecia) cuando la Policía fiscal descubrió que en la contabilidad de GSK figuraba una exagerada cantidad de dinero destinada a promoción, unos 100 millones de euros durante el periodo 2001-2002.
La Fiscalía de Verona acusó a GSK de haber desembolsado un millón de euros anuales para que los médicos prescribieran determinados fármacos y se atuvieran al catálogo de la compañía.
Según explicó la Policía italiana en su momento, todo el sistema de comisiones y regalos estaba controlado por un sistema informático, conocido con la clave de «Giove», en el que se registraba el «rendimiento» de cada galeno y se establecía la importancia del premio.
Los posibles métodos de captación utilizados por esta compañía incluían viajes a lugares paradisíacos, ordenadores personales, relojes de oro y dinero en metálico. En algunas conversaciones telefónicas interceptadas por las autoridades en el año 2003 parece que algunos vendedores de Glaxo se jactaban del aumento de las ventas logrado gracias a los sobornos.
Las autoridades italianas explicaron que en Italia había existido una cierta tolerancia frente a la concesión de regalos por parte de los fabricantes farmacéuticos aunque sean «un delito».
Según los fiscales, la firma cuidaba a los facultativos en todos los niveles, desde la medicina general (2.579 profesionales denunciados) con obsequio de ordenadores, reproductores de DVD, vídeos o cámaras de fotos, hasta los especialistas (1.738 acusados), que recibían regalos más preciados. Por ejemplo, viajes, financiación de congresos y alta tecnología. También hay un grupo de 60 investigados adscritos a servicios de oncología que participaron en el llamado programa Hycantim , un producto para el tratamiento de tumores.
La acusación mantiene que recibían incentivos por cada paciente a quien prescribían este fármaco.
«Para esta gente, cada enfermo valía 4.000 euros», explicó Mainolfi en referencia a los ejecutivos de la compañía y el precio del producto. «Daba igual si el medicamento era bueno o no, lo importante era tener el mayor número de pacientes».
Como siempre ocurre en Italia, donde los fiscales anuncian a bombo y platillo brillantes operaciones que a veces se quedan en nada, es prudente esperar a ver cómo termina el sumario.
Ésa ha sido la opinión de las organizaciones profesionales médicas, que no dejan de subrayar cómo la noticia ha saltado cuando el sector está en pie de guerra por las reformas sanitarias y a dos semanas de las elecciones europeas.
GKS afirmó ayer en una nota de prensa que ha actuado con «corrección» y, tras recordar que ha colaborado con la Justicia, excluyó «un fenómeno generalizado de corrupción».
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