Durante muchos años, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, Argentina fue ‘el granero del mundo’
Fuente: Antena Misionera
Las exportaciones de trigo y carne argentina ayudaron a muchos países, entre ellos España, a sobrevivir a una época de penuria.
Aunque últimamente las exportaciones han aumentado y a pesar de que la población argentina es relativamente poca en relación con su riqueza, desde hace unos 25 años ha ido aumentando de forma escalofriante la muerte de niños a causa de la desnutrición, o para ser más claros, a causa del hambre.
Mientras la presidenta de la nación, se echa encima más de cincuenta mil dólares en joyas para salir a hablar discursos aburridos, altisonantes y gesticulantes, los niños se mueren de hambre y desnutrición.
Si el Estado tuviera una política de Estado, valga la redundancia, pero necesaria y adecuada; remarcar, estos niños no sólo estarían vivos sino que estarían bien alimentados, jocosos, jugando y haciendo las cosas normales que hacen todos los bebés de esa etapa de la vida.
Estarían haciendo sus morisquetas y dando alegría a sus padres, igual que todos los niños y niñas de esa edad.
Pero no, esto no es así, porque el capitalismo no es ni humano, ni salvaje, es simplemente capitalismo, una formación político, social, económica y cultural basada en la ganancia máxima y en la sobre-explotación de la mano de obra laboral, sea aborigen, blanca o negra, alta o flaca, fea o linda…
«Son cientos de familias las que trabajan de forma precaria y son explotadas por finqueros, empresarios inescrupulosos y mal paridos, que no dudan en enriquecerse a costa de explotar ante la mirada de inacción de funcionarios que a la vista no funcionan, que no controlan amparando la explotación de familias y el trabajo en negro», sentencian desde la Agencia Copenoa.
Según las cifras que proporciona el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo), el 33,4 por ciento del total de la población salteña es pobre, está bajo la línea de pobreza, y el 9,9 por ciento está bajo la línea de indigencia. Los datos son de 2008, entre enero y junio.
Las consultoras afirman o indican que la economía informal o no registrada existe y tiene mucha fuerza en esa provincia del norte argentino. Esencialmente está entre: trabajadores rurales y empleadas domésticas son los dos sectores con mayores niveles de informalidad: entre el 50 por ciento y, en algunos casos, hasta el 75 por ciento.
La situación es clara: trabajo en negro, esclavizado, economía denominada informal, pobreza, indigencia, niveles de explotación sobrehumanos…
No podemos decir que los niños son los únicos privilegiados… como reza la propaganda oficial, muy al contrario son condenados a «la muerte blanca».