¿Ataques a botes de inmigrantes en Lesbos y Samos?

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¿Destruyen deliberadamente agentes de la guardia costera griega en alta mar botes de refugiados y migrantes, ante las islas griegas de Lesbos y Samos, forzándolos a regresar a Turquía?

«Mamá, mamá, nos estamos muriendo», grita un niño en pánico mientras unos hombres enmascarados intentan destruir la embarcación a mar abierto. Esto se puede ver en un video que publicó el servicio de emergencia para refugiados AlarmPhone el 4 de junio en Twitter. El lugar donde sucedieron los hechos es un estrecho entre Turquía y Grecia que, según Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, es en la actualidad la ruta más usada por los refugiados.

«¡Los ataques son totalmente ilegales!»

AlarmPhone disponde de una línea telefónica para personas en situación de emergencia marítima y se encarga de derivar las llamadas a las correspondientes guardias costeras, intentando minimizar así la presión sobre las autoridades locales y, al mismo tiempo, lograr que los refugiados sean rescatados cuanto antes.

Lorenz tuvo que trabajar el 4 de junio. Las personas que estaban en el bote estaban muy trastornadas, recuerda el voluntario suizo. Los hombres enmascarados destruyeron el motor de la pequeña embarcación, por lo que la gente fue incapaz de avanzar hacia la costa. Fue abandonada a su suerte.

Según las coordenadas, todo sucedió en aguas griegas, dijo el voluntario. «Los ataques son, según todos los estándares legales, totalmente ilegales y muestran con claridad la increíble violencia con la que se trata a los refugiados en estos momentos en la frontera griega», añadió.

Los trabajadores de AlarmPhone dicen que cada vez se producen más delitos de este tipo. En la mañana del 5 de junio, de nuevo un bote se hallaba a la deriva. A bordo se encontraba Afghan Farhad, de 16 años (el nombre cambiado por la redacción). Nos dijo que perdió a su madre y a su hermana cuando huyó a Turquía. Ahora está tratando de ir solo a Europa. Para poder pagar los costes del viaje a los traficantes de personas, tuvo que trabajar cuatro meses en una fábrica turca.

Una zódiac, contó el joven, procedente de Grecia se acercó a su bote y lo interceptó: «Fueron cinco enmascarados. Uno lo manejaba, dos nos golpeaban con unas barras, otro acuchillaba nuestro bote y destrozó el motor. El quinto solo miraba». No se atrevió a filmar lo sucedido, pero después sí que documentó con su celular la situación.

«Los hombres enmascarados son agentes griegos» 

Deutsche Welle analizó las imágenes y evaluó su autenticidad. En ellas se puede ver un agujero en el bote, un motor destruido y gente desesperada tirándose al mar para empujar el bote hacia la isla griega de Lesbos. También se puede ver a una mujer levantando el puño y gritando: «Han enviado a sus amigos para destruir nuestro bote, ahora nos están observando».

Y efectivamente, el video muestra con claridad una zódiac de la guardia costera griega y otro pequeño bote. Farhad nos pintó un boceto. Está seguro de que los hombres enmascarados pertenecían a las fuerzas griegas, después de todo, habían venido del gran barco de la guardia costera y se habían estado comunicando con él todo el tiempo.

Farhad envió a DW estas imágenes con aclaraciones. A la izquierda, según Farhad, la zodiac que atacó el bote donde iba el joven y, a la derecha, la embarcación de la guardia costera griega.

Sin embargo es difícil demostrarlo. No hay casi ni imágenes, los enmascarados no llevaban uniformes, su bote no tenía ningún tipo de identificación. Por este motivo es tan importante la existencia del video del 4 de junio.

Tras un exhaustivo análisis , las plataformas de investigación Bellingcat y Lighthouse Report pudieron identificar un bote de la guardia costera griega ΛΣ080, que en ese día se comprobó que estaba en alta mar.

Sin embargo, Grecia sigue negando el uso de métodos ilegales contra los refugiados que intentan llegar a sus costas en bote. La guardia costera del país explicó a DW que éste está expuesto a «flujos migratorios» masivos y organizados. Pero, asegura, protege la frontera marítima de acuerdo al derecho nacional e internacional. Las declaraciones que indiquen lo contrario se basaron, en muchos casos, en «fuentes poco fiables» y «no confirmadas».

Muy general fue también la respuesta por parte de Frontex sobre lo sucedido el 4 de junio. Esta agencia colabora muy estrechamente con las autoridades costeras griegas en el Mar Egeo. La sede de Frontex en Varsovia dijo a DW: «Frontex está totalmente comprometida a mantener los más altos estándares de control fronterizo en nuestras operaciones y hacer retroceder a los refugiados («pushbacks», nota del editor) es ilegal, según el derecho internacional».

Sin embargo, la documentación, videos y los testimonios que DW ha recopilado durante semanas sugieren que los asaltos y el rechazo a los botes ya no son casos aislados, sino que están aumentando. Se trata de una brutal herramienta disuasoria que viola las leyes nacionales e internacionales.

ACNUR exige que se realice una investigación al respecto 

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) también mostró su preocupación, porque se han documentado varias docenas de casos desde el pasado marzo, confirmó el portavoz de dicha agencia, Boris Cheshirkov, desde la sede en Grecia. Por este motivo ha pedido al gobierno griego que investigue los incidentes. «Grecia tiene derecho a proteger sus fronteras y gestionar la migración irregular», dijo en un comunicado. Pero, el país tiene «al mismo tiempo que respetar los derechos humanos internacionales y las leyes de protección de refugiados».

El bote en el que se encontraba Farhad el 5 de junio siguió flotando en el agua horas después de la llamada de emergencia, pero perdía cada vez más aire. En vez de ayudar, las patrulleras griegas se acercaron para empujar la embarcación con ayuda de las olas hacia el territorio turco, afirmó Farhad. En algún momento, los refugiados dejaron de remar, porque ya no tenían más fuerzas…

Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas.

Información de DW

Autor: Birgitta Schülke-Gill, Julia Bayer