Editorial
Este debería ser el grito de una sociedad que ama al débil y que se plantea erradicar el sufrimiento y la atrocidad que padecen 400 millones de niños esclavos.
Pero, ¿qué hacen los Organismos Internacionales, las Agencias, los Partidos Políticos, los Sindicatos, las ONG… para erradicar este drama, para que se respeten los derechos de estos niños y para que el estudio y el juego sean sus únicas formas de trabajar?. La fecha que la famosa Agenda 2030 ha fijado para total erradicación del “trabajo infantil” es la de 2025. Pura mentira.
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En 1959, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño. Posteriormente, en 1989, se adoptó la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, donde se reflejaron, además, las responsabilidades de los gobiernos y se creó un Comité de los Derechos del Niño compuesto por 18 expertos para monitorear el avance en este tema. Pero lo que parecía un nuevo paso, solo servía para hacer recomendaciones no vinculantes. Uno de los artículos de la Convención de los Derechos del Niño dice: «Los Estados reconocen al niño el derecho a estar protegido contra todo trabajo susceptible de comprometer su educación, su desarrollo psíquico, mental, espiritual, moral o social.»
A pesar de todos estos avances sobre el papel, las cifras y la crueldad contra los niños siguen aumentando, encontrándonos con niños y niñas introducidos en la explotación sexual, en las grandes plantaciones, en las fábricas, en el trabajo doméstico, en las minas, en las calles, en los basureros, en actividades delictivas, reclutados en los conflictos armados como soldados o en las bandas criminales o el terrorismo, en el tráfico de niños para adopción o el tráfico de órganos, etc., etc., etc. Y todo ello con la complicidad, por acción u omisión, de los Organismos Internacionales, de las Agencias con sus Agendas y sus protocolos inútiles e ineficaces.
Uno de los mecanismos de la citada complicidad es el lenguaje. Un lenguaje eufemístico y cínico que llama a los niños atrapados en este engranaje de explotación NIÑOS TRABAJADORES. Una forma, como diría Hannah Arendt, de banalizar el mal.
En efecto, la OIT en el año 1999, en su 87ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, adoptó el Convenio que pretendía eliminar lo que llamaron “Las peores formas de trabajo infantil”. Más tarde, la OIT adoptó el objetivo 8.7 de los ODS, dentro de la AGENDA 2030, con el compromiso de “eliminar el trabajo infantil en todas sus formas para 2025”. ¿A qué llaman ellos las “Peores Formas de Trabajo Infantil”? La OIT, en su página oficial, las define de la siguiente forma: 1. Todas las formas de esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, tales como la venta y el tráfico de niños, el trabajo forzoso u obligatorio, la servidumbre por deudas y la condición de siervo. 2. La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o las actuaciones pornográficas. 3. La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes. 4. Todo trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, pueda suponer una amenaza para la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.
Estamos de acuerdo, pero nos podemos preguntar: ¿Por qué a los niños y niñas incluidos en el primer apartado no se les llama entonces NIÑOS ESCLAVOS, si están dentro de las “formas de esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud”? ¿Por qué los “trabajos” incluidos en los apartados dos, tres y cuatro no son considerados también “formas de esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud”? ¿De qué otra forma se puede denominar si no, la prostitución, el reclutamiento forzoso, la introducción en bandas delictivas, el llamado “servicio doméstico infantil”… ¿Qué se pretende con este lenguaje?, ¿Mitigar su impacto en la sociedad?, ¿Mantener un lenguaje edulcorado que no cuestione nuestras formas de vida consumistas, hedonistas o indiferentes?… ¿No se tratará, más bien, de no atentar contra un GRAN NEGOCIO?
Porque esta situación de explotación es una auténtica GUERRA contra la infancia, y todas las guerras existen porque son negocio, UN GRAN NEGOCIO, y los muertos en esta guerra son los NIÑOS ESCLAVOS.
¿Por qué si no la ocultación de las cifras? En 1999 la OIT indicaba que había de 50 a 60 millones de “niños trabajadores”. Actualmente, después de 25 años, afirma que hay 160 millones. Pero estudios recientes de la Universidad de Zúrich indican que esta cifra puede acercarse a los 400 millones como el MCC viene denunciando desde hace años. ¿Dónde quedó el objetivo de la erradicación de su mal llamado “trabajo infantil” para 2025?
Nosotros denunciamos que existen 400 MILLONES DE NIÑOS ESCLAVOS. Y así lo venimos afirmando desde un 16 de abril de 1995, fecha en que un niño esclavo, llamado Iqbal Mashib, fue asesinado por denunciar este drama. Después de 30 años de su asesinato, pretendemos que su muerte no sea en balde y seguir gritando y exigiendo en las calles que esta sociedad no permita que haya NI UN SOLO NIÑO ESCLAVO.