Banca y multinacionales se frotan las manos si Trump anula la ley Dodd-Frank

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En su afán por “hacer de nuevo grande a América”, el presidente estadounidense Donald Trump ha dado un paso más en eliminar todo aquello que cueste dinero a las empresas de su país, incluso si, según las organizaciones de derechos humanos, es a costa de vidas humanas en un lugar lejano: la República Democrática del Congo

Se acabará así con la norma legal que obligaba a las compañías de su país a controlar el origen de materias primas como el oro, los diamantes, el estaño, el tungsteno, el cobalto y el tantalio, este último extraído del coltán, materiales de alto valor añadido pues se utilizan en la industria aeroespacial y militar, la electrónica, la informática, la telefonía móvil y la alta joyería.

Desregulación de lo poco regulado

Tras la crisis financiera estadounidense del 2007-2009, se perdieron 8 millones de millones de dólares en la bolsa y se restructuró el sector financiero. Las multas que vienen siendo aplicadas relacionadas a esa etapa suman más de 350,000 millones de dólares y están asignadas a los bancos mayores de Estados Unidos y del mundo. A consecuencia de esto se produjo una reforma a iniciativa del G20 en Londres en marzo del 2009. Dentro de Estados Unidos se generó como consecuencia una ley regulatoria a medias, a instancias de los senadores Christopher Dodd y Barney Frank. La Wall Street Reform and Consumer Protection Act.

Apenas a días de asumir la presidencia, Trump ha emitido una orden ejecutiva para derogarla. La consecuencia ha sido un auge el precio de las acciones.

La ley Dodd-Frank creó dos organismos que regulan actualmente al sector financiero, el Financial Stability Oversight Council (FSOC) – consejo de vigilancia de estabilidad financiera – y el Consumer Financial Protection Bureau (CFPB) – la Oficina de protecciones financiera del consumidor-. Aunado a estos dos organismos, se creó la regla Volcker, nombrada en honor al ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker que les prohíbe a los bancos realizar con recursos del banco: 1. especulación de corto plazo por medio de derivados y 2. el comercio propietario. Se define comercio propietario al que efectúan las instituciones financieras por cuenta propia. Estas prácticas no benefician a los clientes y aumentan los riesgos del banco en su conjunto.

Suculentos beneficios

Los inversores del sector bancario y minero estadounidense se frotan las manos ante las consecuencias relacionadas con esta orden ejecutiva firmada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Una decisión parca en detalles, pero que aumenta aún más si cabe el “atractivo” de este sector que desde el pasado 8 de noviembre acumula una rentabilidad del 23,3%, según la evolución del KBW Nasdaq Bank Index, donde se aglutinan las principales entidades bancarias del país. «Deshacer parte de la legislación vigente debería impulsar los beneficios de la banca y dudamos que este factor esté completamente incluido en las estimaciones de beneficio o las cotizaciones de las entidades», señala Kelly Bogdanov, analista de RBC Wealth Management.

Precisamente, sus compañeros en RBC Capital Markets estiman que los seis principales bancos de EEUU cuentan con un exceso de capital de aproximadamente 101.570 millones de dólares, lo que hace pensar que si el contexto legislativo se relajase, muchas de estas entidades darían rienda suelta a un incremento de dividendos y recompras de acciones para compensar a sus accionistas. Según el Wall Street Journal, los analistas de Morgan Stanley consideran que los 18 bancos más importantes del país exceden sus requisitos de capital por un valor total de 120.000 millones de dólares.

Redacción: Solidaridadnet