Birmania no reconoce a los rohinyás como una comunidad de ese país y los considera bangladeshíes, mientras que Bangladesh los ha tratado siempre como extranjeros
En los últimos días han llegado 10.000 menores a Birmania.
Bangladesh ha identificado 18.624 niños refugiados rohinyás huérfanos, el triple de lo previsto inicialmente, y ha empezado a construir un campamento independiente para ellos, explicó a Efe la supervisora del listado y miembro de los servicios sociales del país, Seyda Ferdous Akter.
“Hasta este viernes hemos encontrado 18.624 niños rohinyás que han perdido a ambos progenitores, solo a la madre o el padre o que no saben dónde están”, dijo.
Como cualquier otro refugiado, estos niños también han sido expuestos a niveles elevados de violencia como abusos sexuales, explotación infantil y matrimonios infantiles, y el riesgo de que caigan víctimas de traficantes es elevado
Akter también aseguró que aquellos que hayan perdido a ambos padres serán realojados en un campamento separado de 200 acres (0.8 kilómetros cuadrados) en Cox’s Bazar cuya planificación ya ha comenzado, sin dar a conocer la fecha de finalización.
Las autoridades del país asiático comenzaron a identificar a los menores huérfanos el pasado 20 de septiembre, y el ministro de asuntos sociales bangladeshí, Nuruzzamn Ahmed, estimó que 6.000 niños se encontraban en esta situación durante una rueda de prensa el 26 de septiembre.
Ahmed aseguró a Efe que acomodar a estos huérfanos “no será un problema para Bangladesh” y se comprometió a proveerles con “refugio, comida y una educación en el futuro si fuese necesario”.
Sin embargo, Akter reconoció que encargarse “de tantos huérfanos rohinyás será difícil” para el país a menos que los servicios sociales dispongan de “más efectivos y presupuesto”.
Muchos de estos niños están traumatizados por los asesinatos y las terribles situaciones que han presenciado en su huida de la violencia en Birmania (Myanmar) desde el pasado 25 de agosto, aseguró a Efe un portavoz de Unicef en Bangladesh, Sakil Faizullah.
“Como cualquier otro refugiado, estos niños también han sido expuestos a niveles elevados de violencia como abusos sexuales, explotación infantil y matrimonios infantiles, y el riesgo de que caigan víctimas de traficantes es elevado”, dijo Faizullah.
Estos huérfanos “son vulnerables y han sido privados de sus padres, su fuente principal de seguridad emocional y física”, y además “sufren un estrés agudo que a la larga puede convertirse en un trastorno de estrés postraumático”, explicó a Efe un profesor de psicología clínica en la universidad de Dacca, Mahmudur Rahman.
La ONU elevó ayer a 589.000 el número de rohinyás que han llegado a Bangladesh, y Unicef estima que un 60 % de estos refugiados son menores.
La crisis de los rohinyás comenzó el pasado 25 de agosto, tras un ataque de un grupo insurgente de esta comunidad musulmana contra instalaciones policiales y militares en el estado occidental birmano de Rakhine, una acción que fue respondida por el Ejército con una campaña que aún continúa.
Birmania no reconoce a los rohinyás como una comunidad de ese país y los considera bangladeshíes, mientras que Bangladesh, donde ya antes de esta crisis vivían unos 300.000 miembros de esta minoría, los ha tratado siempre como extranjeros