Capitalismo contra la persona y contra la familia

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Chesterton dijo que el capitalismo es una conspiración de cobardes y desde luego los hechos demuestran esta contundente afirmación. El capitalismo es un sistema perverso que convierte a la persona en un instrumento de producción y consumo explotable, intercambiable y desechable.

Casi dos millones de familias tienen todos sus miembros en paro, casi un tercio de ellas no recibe ningún ingreso y un 60% de paro juvenil. Hoy el pueblo está siendo sometido a un castigo sin precedentes; hay una auténtica revolución política y económica a favor del capitalismo sin oposición real. Y ello porque durante años las formas de vida consumistas, individualistas e insolidarias minaron las bases de una cultura de la solidaridad y ahora el pueblo está desvertebrado, diezmado, a merced de la explotación del capital y de las consignas demagógicas de una "izquierda" política y sindical, falsa y corrompida. Mientras se sanean con dinero público las estructuras económicas causantes de esta crisis, las familias son condenadas al paro y a la precariedad como ovejas que son llevadas al matadero.

Sin embargo la endeble base familiar que todavía queda en España es capaz de desarrollar una solidaridad intergeneracional que permite sobrellevar muchas situaciones límite. Padres que acogen a hijos emancipados que regresan a casa; abuelos que comparten la pensión o la casa, etc. Esto pone de manifiesto que unas formas de vida solidarias pueden constituir focos de resistencia a la avalancha neocapitalista y ser fuentes de esperanza que reconquisten terreno al neocapitalismo salvaje. Por ello es prioritario una estrategia de solidaridad basada en defensa del matrimonio y la familia que genere la asociación solidaria de familias capaz de poner los cimientos para una respuesta política y económica.

Por otro lado, no se puede aceptar la mentira hipócrita que vende la derecha "cristiana" de que la crisis actual es una crisis de valores. La corrupción, la explotación, la desigualdad son inherentes al propio sistema capitalista. No es concebible un sistema capitalista honesto, que fomente la justicia y la igualdad. Capitalismo y Moral son una contradicción in termini. Si se defiende la moral hay que acabar con un sistema capitalista que produce hambrientos en serie, parados en serie, esclavos en serie.