La vieja China comunista se disuelve como un azucarillo. Cinco décadas después de que Mao Zedong fundara la República Popular y la propiedad privada fuera nacionalizada, los cerca de 3.000 diputados de la Asamblea Popular Nacional (APN), el Parlamento chino, sancionaron ayer la modificación de la Constitución del país para incluir una cláusula que dice: ´La propiedad privada obtenida legalmente es inviolable´
Por JOSE REINOSO – Pekín
Fuente: EL PAIS 15-03-2004
La vieja China comunista se disuelve como un azucarillo. Cinco décadas después de que Mao Zedong fundara la República Popular y la propiedad privada fuera nacionalizada, los cerca de 3.000 diputados de la Asamblea Popular Nacional (APN), el Parlamento chino, sancionaron ayer la modificación de la Constitución del país para incluir una cláusula que dice: «La propiedad privada obtenida legalmente es inviolable». Además, la Carta Magna recogerá una mención a los derechos humanos y hará referencia al ideario político del anterior presidente, Jiang Zemin.
Aunque China ya posee leyes que protegen los bienes particulares, el cambio introducido ayer supone un paso clave, ya que culmina la decisión adoptada durante el XVI Congreso del Partido Comunista, celebrado en noviembre de 2002, en el cual los dirigentes dieron la bienvenida en sus filas a los empresarios. Responde, además, a los deseos de éstos, que habían presionado para que sus derechos fueran recogidos en la Constitución. La pujante clase empresarial se ha convertido en un elemento crucial de la transformación del país en su tránsito de la economía planificada a la denominada economía de mercado socialista, el capitalismo al estilo chino, defendido por el artífice de la reforma, el ya fallecido Deng Xiaoping.
«La Constitución refleja los logros del pueblo chino y sienta las reglas para nuestra lucha», dijo Wu Bangguo, presidente de la APN, al clausurar la sesión anual del legislativo, en el anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo, en la plaza Tiananmen. Poco antes, habían caído uno tras otro los 2.863 votos a favor. Tan sólo hubo 10 en contra y 17 abstenciones. La APN tiene un papel esencialmente sancionador de las decisiones adoptadas previamente por el Partido Comunista Chino (PCCh). En ella hay poco lugar para las disensiones.
Los otros dos cambios más significativos han sido la inclusión por primera vez de una referencia a los derechos humanos, que, sin embargo, no hace ninguna mención a la libertad política o de expresión. «El Estado respeta y protege los derechos humanos», rezará a partir de ahora la Carta Magna. El movimiento, aunque en buena parte simbólico, es, sin embargo, según analistas y académicos extranjeros, «un avance».
El ideario de Jiang
Además, la enrevesada Teoría de las Tres Representaciones del anterior presidente, Jiang Zemin, se unirá en la Constitución al marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong y la teoría de Deng Xioping. Según el ideario de Jiang, el PCCh representa «a las fuerzas de producción avanzadas, la cultura avanzada y los intereses de la mayoría del pueblo chino». El ex presidente, que continúa siendo el presidente de la Comisión Militar -es decir, el máximo jefe del Ejército- no ha conseguido, sin embargo, que se inscriba su nombre junto a su teoría.
La Constitución recogerá también una modificación que dice que el Gobierno debe compensar a aquellos ciudadanos cuyos bienes sean expropiados en beneficio público. Un reconocimiento implícito de las numerosas ilegalidades que se han producido por todo el país en los últimos años en nombre de la construcción de infraestructuras y complejos residenciales, y que han sido fuente de numerosas protestas. La medida tendrá poco efecto mientras no se produzca una reforma de la justicia y se ataje la corrupción.
Durante los 10 días que ha durado la sesión parlamentaria, un eslogan ha flotado por los pasillos del Palacio del Pueblo y ha llenado los medios de comunicación: «Pon delante a la gente». El primer ministro, Wen Jiabao, ha vuelto a insistir en que el objetivo prioritario del Gobierno es hacer frente a las grandes desigualdades existentes entre la población rural, donde viven dos tercios de los 1.300 millones de habitantes del país, y la urbana. Los dirigentes chinos temen que si la brecha sigue aumentando, dé origen a revueltas sociales.
Adecuarse a los tiempos
Desde que China se dotó, en 1982, de una nueva Constitución, la ha modificado, con ésta, cuatro veces. Steven Hood, catedrático en Ursinus College, en Filadelfia (EE UU), y experto en política china, analiza los cambios de ayer.
– La protección de la propiedad privada: «Representa una señal de asentimiento tanto a las empresas extranjeras como a los ciudadanos chinos. Desde principios de los años ochenta, las compañías foráneas han precisado más protección legal para sus negocios. Si sus socios chinos tienen más derechos de propiedad protegidos por la Constitución, considerarán el clima inversor más seguro y los tribunales más serios en la protección de sus intereses».
– Los derechos humanos: «Pekín continúa aferrándose a un modelo de derechos humanos que no es sostenible. Pero, en el ambiente existente hoy en el mundo, no puede descuidar completamente el tema de los derechos humanos. No habrá inmediatamente intentos de cambiar ninguno de los métodos que emplea el Gobierno para controlar a sus ciudadanos. Pero, ahora, cada vez que China diga que protege los derechos humanos, tendrá que dar explicaciones. Esto sitúa a China en una posición que le obligará a acercarse a los estándares aceptados internacionalmente para los derechos humanos».-
La Teoría de las Tres Representaciones: «Probablemente sea un acuerdo negociado entre Hu Jintao y Jiang Zemin [su antecesor y actual jefe del Ejército]. Jiang necesita un legado, Hu precisa las bendiciones que van emparejadas con la sucesión».
CHINA ALCANZA LOS 174 MILLONES DE PERSONAS DESEMPLEADAS
El ministro chino de Trabajo y Seguridad Social, Zheng Silin, cifró en 24 millones el número de desempleados en las ciudades (4,7%) y en 150 millones en las zonas rurales (18%) cifra que no incluye a los emigrantes rurales (un total de 100 millones).
«La situación laboral es preocupante. La presión del desempleo sobre la economía china se mantendrá durante los próximos 20 o 30 años», afirmó Zheng en una rueda de prensa. La reconversión del sector público ha dejado a otros 2,6 millones de personas sin empleo este años, con lo que asciende a 31 millones el número de trabajadores despedidos por las empresas estatales desde 1998.
Según el ministro, unos 10 millones de trabajadores públicos perderán sus puestos de trabajo entre 2004 y 2006, periodo en el que se prevé el cierre de 2.500 millones estatales y la privatización de la mayoría de las 100.000 públicas existentes.
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