CLAVES PARA EL ESTUDIO DEL MOVIMIENTO OBRERO

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(Conferencia en la Casa Cultura y Solidaridad "Guillermo Rovirosa" a cargo de la Doctora en Historia Maria del Mar Araus)
1.- INTRODUCCIÓN

Es difícil tratar la historia del movimiento obrero, de 150 años, en pocas horas. Tendríamos que dedicarle un tiempo de nuestra vida para poder profundizar en la herencia que hemos recibido de esta lucha de liberación.

Trataré de exponer una serie de coordenadas que puedan acercarnos a este testimonio de Solidaridad histórica más grande vivida en los últimos tiempos.

Voy a exponer lo que fueron los orígenes del movimiento obrero porque posteriormente, seguiremos profundizando.

2.- CONTEXTO EN EL QUE SURGE EL MOVIMIENTO OBRERO

Para entender los orígenes del movimiento obrero tenemos que tener en cuenta el contexto en el que surge: el siglo XIX que bien puede decirse que es el siglo de la revolución industrial. Una de las características definitorias del siglo XIX es la aparición de una serie de factores históricos en constante evolución. Este cambio histórico se genera a partir del enfrentamiento que se da entre fuerzas opuestas. Para entenderlo mejor, pondré una serie de ejemplos sin detenerme mucho. Todos los sucesos de carácter político que surgieron en el siglo XIX se enfrentan dos fuerzas opuestas que generan el cambio: conservadurismo, representado por los principios absolutistas frente al liberalismo. En economía y sociedad, se enfrenta la sociedad rural frente a la sociedad industrial. Se va a dar un enfrentamiento entre la sociedad estamental y la sociedad de clases. De este modo se van a enfrentar dos grandes grupos que surgen en esta sociedad de clases: la burguesía capitalista y los obreros, el proletariado.

Todo este proceso en constante evolución fue debido a una serie de transformaciones de base que giraron en torno a la revolución industrial, que no hay que olvidar que fue obra de la burguesía.

Las características más destacadas fueron: la consolidación del sistema de producción fabril, la aparición del maquinismo como modo de producción, utilización del vapor como fuente de energía aplicada a las máquinas de las fábricas y más tarde al ferrocarril y la navegación; el desarrollo de la industria textil, siderometalúrgicas y mineras; ampliación del comercio y escasa implicación de los gobiernos en la actividad económica. Hay un avance técnico importante: aparecen nuevas formas de energía como petróleo y electricidad que pronto se aplicará. Hay un gran desarrollo de la industria química, eléctrica y la mecánica.

Al amparo de la revolución industrial y de las teorías liberales se va a definir un nuevo sistema económico que nació durante el siglo XIX: el capitalismo, cuyas premisas fundamentales serán: la propiedad privada de los medios de producción y la libertad de mercado.

Y es con el capitalismo con quien va a sufrir un fuerte conflicto y encontronazo el movimiento obrero. El otro gran conflicto será la intromisión de las ideologías en el movimiento obrero.

El sistema de producción capitalista es lo que va a desencadenar la miseria obrera. El hombre sufre un proceso de degradación tal, que hasta ese momento no había sido conocido en ninguna etapa anterior de la historia.

Todo lo que supuso la revolución industrial en cuanto a perfeccionamiento técnico y progreso no va a posibilitar disminuir el esfuerzo del hombre atendiendo a sus necesidades y abaratando la vida, sino todo lo contrario, los propietarios vieron un modo de aumentar sus ganancias y acumular cada vez más riquezas, inventando nuevas necesidades superfluas y ficticias.

Surge así un sistema socioeconómico centrado en el «motor» codicia, que va a llevar al obrero a enfrentarse a una situación de auténtica esclavitud.

3.- SITUACIÓN DEL PROLETARIADO

El proletariado va a vivir una situación no sólo de miseria material, sino también, de miseria moral y cultural; desde mi punto de vista mucho más importante que la necesidad material, pues es este tipo de miseria lo que realmente les mantenía en una situación de indignidad como personas.

Los principales problemas que sufre el proletariado a modo de síntesis son:
• Régimen de trabajo duro, carente de seguros, con fuertes multas para los obreros que no cumplían su trabajo y muy deshumanizado.
• Etapas constantes de paro, que para ellos suponía la muerte por hambre.
• Largas jornadas de trabajo: 70 á 80 horas semanales. Entre 14 y 16 horas diarias.
• Alojamientos inhumanos: en sótanos y desvanes del centro de la ciudad, y después en suburbios miserables.
• Escasa alimentación, carente de lo básico para mantener la salud.
• No existían condiciones sanitarias ni higiénicas, tanto en las fábricas como en las minas y en la viviendas suburbiales (falta de agua, ventilación, contaminación…)

El historiador del movimiento obrero E. Dolleans testimonia muy bien la situación:
«… Ningún siglo fue más sombrío ni más cruel para los trabajadores que el siglo XIX» . Un médico de Dante, A. Guépin, que visitaba a los obreros en sus domicilios expresa la condición de los obreros de los obreros de la siguiente manera: «Nadie, a menos que haya sofocado todo sentimiento de Justicia, puede dejar de afligirse… Se debería ver algunas compensaciones a sus miserias: el descanso, un servicio, una sonrisa, goces materiales o de amor propio; algo, al fin… Y sin embargo, al obrero de que hablamos no le es dado nada de todo esto a cambio de su trabajo: «Vivir para él es no morir»… Si queréis saber como se aloja… entrad en una de esas cloacas abiertas sobre la calle y situadas por debajo del nivel… Hay una habitación sombría helada, olor fétido, un jergón, una manta formada por harapos… Los niños causan dolor al mirarlos, pálidos, con los ojos enrojecidos y legañosos. Después de veinte años, o se es vigoroso o se ha muerto. Entre las enfermedades de los tejedores, que componen en gran parte esta última clase, las más comunes son los catarros y la tisis pulmonares, los reumatismos crónicos, las neurálgias, la angina, la oftalmia, la diarrea…»

Un punto y aparte merece que resaltemos la situación de explotación y miseria a la que estaban sometidos las mujeres y los niños en el trabajo. Los patronos necesitaban mano de obra barata y dócil para enriquecerse más que hombres y mujeres.

Ander Egg en su Historia del Trabajo Social, presenta un buen resumen de la situación de los niños. Empezaban a trabajar en las minas a los cuatro años, siendo la edad habitual de los ocho a los nueve años. A ellos les correspondía de ordinario vigilar los extremos de las galerías, de suerte que debían estar en la mina al empezar el trabajo y no podían salir de ella hasta el descanso de la noche. A partir de los seis años se complicaba el trabajo obligándoles a empujar o arrastrar vagonetas cargadas. En algunas minas se sacaba el carbón cargado a sus espaldas, las galerías subterráneas eran tan bajas que aún los niños más pequeños no podían andar por ellas sino arrastrándose sobre manos y rodillas. Los niños durante todo el tiempo permanecen en oscuras rendijas totalmente desnudos, sin aire y encendidos por el calor.

Encontramos casos de esclavitud infantil no muy diferente del que existe hoy en no pocos países empobrecidos. Los niños eran llevados por sus padres a verdaderos mercados de esclavos y vendidos a los representantes de las fábricas, que necesitaban mano de obra barata. En Londres, los lunes por la mañana, en mercado público se ofrecían niños para ser alquilados a las manufacturas sederas. Los hospicios y las parroquias alquilaban niños para cubrir sus gastos de sostenimiento. Muchos niños morían a causa del abandono de sus padres que trabajaban fuera del hogar, otros a causa de los malos tratos o consecuencia de los narcóticos que utilizaban para acallarlos.

Dolléans relata la presencia de estos niños en las fábricas: «entran en la fábrica a las 5 ó 6 de la mañana y no la abandonan hasta las 7 ú 8 de la noche, encerrados durante 14 horas en los talleres, en medio de una atmósfera sofocante. Además para los niños las horas de reposo no son regulares: 3 ó 4 días por semana significa solamente un cambio de tarea: en lugar de vigilar una máquina en marcha, el niño debe limpiar una máquina detenida o recoger desechos de algodón, obligado mientras trabaja a comer un bocado en medio del polvo. Sentarse en contrario al reglamento»

Fernando Garrido, historiador y testigo de la época relata la macabra ocurrencia de los fabricantes para mantener a los niños despiertos, exhaustos por el cansancio y el dolor: Debilitadas sus piernas, no podían sostenerlos absolutamente: pero el genio de los fabricantes inventó un aparato, especie de andamiada, para sostenerlos de pie.

Estos desórdenes materiales provocaban un alto porcentaje de muertes y se provocaba fuertes alteraciones morales, siendo los principales problemas:
.- analfabetismo
.- alcoholismo
.- prostitución
.- hijos ilegítimos y abandonados
.- criminalidad

Un viejo anarquista llega a exclamar: Todo es para los privilegiados, los brazos del padre y el sexo de la hija».

Esta situación provocaba una degradación de la persona cada vez mayor. La más triste consecuencia de la miseria es, con frecuencia, el embrutecimiento de los pobres.

4.- RESPUESTA DE LOS OBREROS ANTE ESTA SITUACIÓN DE INJUSTICIA.

Ante esta situación, ¿Cuál es la respuesta y actitud que se da para reaccionar contra esta injusticia.

La toma de conciencia del proletariado como clase explotada fue lenta, no de la noche a la mañana. Las primeras manifestaciones del proletariado serán violentas con la destrucción de máquinas o próximas a las revueltas populares.

Una vez que toman conciencia de pertenecer a una clase, la de los oprimidos, adoptarán posturas políticas de carácter revolucionario.

Pero antes de que se dieran esta última actitud hubo también otras dos respuestas:

4.1.- Respuesta Benéfico-asistencial

Esta es la respuesta que se percibe más inmediatamente. Y que partiendo de una realidad tan degradante es lógica que se dé, sobre todo, por parte de la burguesía.

Esta actitud se caracteriza por la atención a los hechos. Está muy condicionada por la urgencia y su acción deja casi intacta la realidad e incluso en muchas ocasiones llega a fortalecerla, aunque ésta sea degradante y suponga en no pocas ocasiones sacrificios para quien la lleva a cabo.

Tras la revolución industrial los burgueses necesitaban justificar una ideología que permite la escandalosa acumulación de riqueza en manos de la clase que tiene los medios de producción y una vida miserable para la clase desposeída, considerando esta pobreza no como causas estructurales, ni producidas por el sistema, sino fruto de los necesarios reajustes del sistema.

Este tipo de ideología tenía el propósito de aliviar los males, pero no planteaba ningún ordenamiento del sistema capitalista que provocaba la injusticia. La ayuda estaba fundamentalmente motivada por razones transcendentes, pero el modo de realizarla era totalmente individualista, es decir, preocupación por las personas sin plantearse problema alguno en relación a la sociedad global. «Sea bueno y trabajador». Así se resolvían los problemas sociales.
La beneficencia se organizará de la siguiente manera:
a.- Beneficencia privada: Realizada a través de congregaciones, fundaciones, sociedades y establecimientos particulares, con limosna, regalos y legados. A través de esto se establecen hospitales, hospicios, dispensarios, asilos, refugios. Sostienen, sobre todo, a los pobres de la aristocracia.
b.- Beneficencia pública: Practicada por el Estado. Se practica a través de hospitales, refugios, hospicios, expósitos, casas, los Workhouse… Son verdaderos lugares de tormento para los desgraciados hambrientos que , en muchas ocasiones rehusaban del socorro . Muchos padres preferían que sus hijos trabajasen y murieran a consecuencia de las enfermedades o accidentes de trabajo, que meterles en esos llamados albergues de pobres.
c.- Cajas de Ahorro: Fueron instituciones creadas para la clase trabajadora, pero no por la clase trabajadora. El objetivo era obtener ayuda y que no dependiese de otras instituciones.
Son establecimiento de préstamos que facilitan a los necesitados recursos. Aunque su ayuda es relativa, pues quien no tiene nada de valor para entregar, no recibe el préstamo. Por tanto, los grandes beneficiarios serán la clase media baja. Se prestaba con un interés de un 6%. No fue precisamente un fin humanitario lo que llevó a establecer las cajas de ahorro, su objeto fue apartar a los trabajadores de sus asociaciones de socorro mutuo y otras en las que colocaban sus economías
Muchas de estas Cajas de Ahorro fueron regidas por los alcaldes de los municipios y servían más a los intereses del estado que al de las clases trabajadoras.
Este tipo de beneficencia puso de manifiesto su ineficacia para resolver los problemas los problemas de la injusticia, pues a más beneficencia más pobreza y necesidad.

El Estado empleaba grandes sumas de dinero. Se remediaban, si acaso, los desórdenes más visibles, pero los abismos de la miseria continuaban. Esta ineficacia se expresa de la siguiente manera por testimonios obreros de la época:
«… pero este inhumano sistema no hace más que dulcificar los extremos dolores de las heridas, sin curarlas. Preferible sería suprimir la desgarradora miseria de la humanidad, estableciendo un orden y unas relaciones que hicieran imposible la extrema necesidad, pues con ella desaparecerían los vicios y crímenes que son su natural consecuencia» «Allí donde los sacrificios han sido mayores y se han aplicado recursos más abundantes para establecer la beneficencia, no se ha conseguido otra cosa que remediar los desórdenes más visibles, pero continuando abiertos los insondables abismos de la miseria»

4.2.- Respuesta Reformista

Es una actitud que no procede del movimiento obrero, sino de personas y empresarios con buena voluntad, o movimientos sociales y políticos. A pesar de no proceder del movimiento obrero influyeron en la orientación de una parte de este movimiento, tratando de reconducirlo y adaptarlo al sistema, para así reducir su fuerza revolucionaria.

El posibilismo de la respuesta reformista, el talante frecuentemente paternalista, la falta de confianza plena en la potencialidad emancipadora de los obreros y su alejamiento progresivo de ellos, limitará su acción.

Las tres posturas que mejor encarnan la actitud reformista son:
.- El cooperativismo de Owen
.- La socialdemocracia alemana
.- Catolicismo Social

a.- Cooperativismo de Owen: Owen es el típico «patrón» humano y bondadoso, pero al fin y al cabo patrón.
Su esfuerzo se dirige a establecer una legislación protectora del trabajo, por el principio del trabajo como fuente y medida del valor, intenta demostrar que toda reducción del trabajo es seguida de un aumento de la producción individual, de ahí que dirige su esfuerzo en establecer una ley legisladora del trabajo . En su propia fábrica lleva a cabo sus ideas reformistas: construye viviendas para los trabajadores, comedores, escuelas, prohibe el trabajo hasta los diez años, limita la jornada de trabajo.
En definitiva es el empresario bueno, sensible que busca experiencias eficaces para la producción y mejorar el nivel de vida para los trabajadores. Pero en sus planteamientos no reconoce el protagonismo de los obreros en su lucha para llegar a la emancipación.

b.- Socialismo Reformista: En el último cuarto de siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial se van a dar una serie de cambios en la vida social que provocan ciertas corrientes doctrinales de reformismo y revisionismo y significan un cambio de actitud en la lucha.
Estas corrientes están representadas por el posibilismo, la socialdemocracia… con una tendencia política claramente pragmática, que consistía en hacer presiones sobre el gobierno para que adoptaran reformas convenientes al bienestar de los trabajadores: subidas de salarios, leyes protectoras, reducciones jornadas laboral. Se admite la evolución frente a la revolución y el juego político electoral.
Desde muy pronto, los socialdemócratas dejan claro el abandono del carácter revolucionario con su renuncia a la acción directa… a favor de una acomodación directa paulatina, inevitable y evolutiva al sistema parlamentario burgués, que como contrapartida concede a la clase obrera sustanciales mejoras de sus condiciones de vida. El proletariado tiene que acceder a la conquista del poder político tras un largo y paciente proceso de organización política, hasta conseguir puestos representativos en ayuntamientos y estamentos legislativos».
La izquierda de la socialdemocracia se pronuncia abiertamente diciendo: Hay que abandonar la oposición sistemática al régimen. Los hombres conscientes comprenden que un orden de cosas vinculadas por mil lazos del pasado no puede cambiar de golpe, y toda evolución se produce poco a poco»
La consecuencia de todo ello es que se desarrolla en el seno del partido un grupo de técnicos, una oligarquía de burócratas permanentes para los cuales los problemas culturales pasan a ser secundarios y ponen en primer plano las mejoras materiales.
No entenderá ya la acción política como conquista o destrucción del poder de la burguesía. Se establece una «inevitable» solidaridad con la burguesía nacional, marcando la política burguesa.

c.- Catolicismo social: Defiende un sistema de reparto igualitario, asociaciones entre patronos y obreros que les asegure a éstos su participación en los beneficios.
La socialización de la industria y el comercio.
Creación de cooperativas de producción, en la que los obreros tendrán parte en la propiedad, administración y en los beneficios.
Necesidad de una Legislación internacional del trabajo, que defienda la protección de menores y la limitación de la jornada de trabajo.

Las respuestas anteriores tienen en común que ambas prescinden del protagonismo de los directamente afectados.
4.3.- Respuesta militante

Esta agresión humana que estaba viviendo la Historia , sólo podía ser respondida desde el protagonismo de los directamente afectados. La necesidad, la conciencia lleva al movimiento obrero a dar respuesta a la injusticia que viven. Lo transcendente que nos aporta este movimiento es sobre todo la respuesta, que como veremos es una respuesta asociada para dar permanencia y consistencia a la lucha.

Debemos partir que en el proceso de formación del movimiento obrero se van a dardos momentos fundamentales:

.- Los orígenes, en donde no penetra ideología . Parte de su propia realidad y su ser está constituido por unos valores humanos procedentes de la cultura cristiana, que están muy arraigados en los obreros.
.- Penetración de las ideologías: fundamentalmente la corriente marxista y la corriente anarquista. La primera con un análisis dialéctico-conflictivo de la historia y muy preocupado por la agudización de las contradicciones del capitalismo; y la segunda con un carácter claramente sindical.

5.- VALORES TRANSMITIDOS POR EL MOVIMIENTO OBRERO EN SU RESPUESTA MILITANTE

5.1.- Asociación o Muerte

Para los pobres, la asociación es el gran medio de liberación y transformación social. Esto nosotros lo podemos rechazar desde nuestro individualismo y lo desprestigiamos; pero al movimiento obrero no le fue fácil conseguir el Derecho de Asociación. Por este Derecho muchos van a dar la vida y fue la primera gran lucha del proletariado, antes que conseguir mejoras económicas.

Cuando en 1855, el capitán General de Barcelona prohibe las sociedades obreras, el incipiente movimiento obrero español reacciona con la primera huelga general de España cuyo lema será Asociación o muerte . Expresaban así lo más importante en la Historia del movimiento obrero: ASOCIACIÓN.

Muy pronto los pobres comprenderán que su gran enemigo no estaba tanto en los que los explotaban, cuando en ellos mismos, en la tentación siempre presente y acechante del individualismo. Si llegan a protagonizar su vida de forma individual, seguirían siendo presa fácil para los patronos. El protagonismo del pueblo se realizará en la unión a través de sus propias asociaciones.

La solución de los problemas más graves que mantenían en la miseria a la clase trabajadora, se buscará en el protagonismo del pueblo a través de sus propias asociaciones. Lo que les unirá y lanzará por ese camino será el despertar a una conciencia común desde los comunes sufrimientos en los que todos vivían unidos. Leroux, redactor de un manifiesto sobre la educación publicado en la Sociedad de Derechos del Hombre, lo expresaba así en 1833: Los sufrimientos de todos, más todavía que los sufrimientos individuales de cada uno, nos habían agrupado . El periódico L´Artisan, uno de los primeros periódicos obreros, afirmaba como uno de los principales objetivos, la defensa del principio de asociación como medio para remediar la miseria de la clase trabajadora

En la misma línea, el obrero zapatero Efrahem, ante la queja de los obreros de distintos gremios por la insuficiencia de los salarios para satisfacer sus necesidades y el sufrimiento que ello producía, propone la asociación como único medio para mejorar y cambiar. En un folleto que se titula De la asociación de obreros de todos los cuerpos del estado escribe: «Nosotros, los que sufrimos, no contamos más que con nosotros mismos; sentimos el mal, busquemos un remedio inmediato y eficaz; apliquémoslo. Yo creo que lo encontramos en la asociación… Comprenderéis todos perfectamente que la asociación tiene la doble ventaja de agrupar todas las fuerzas y de dar a ese todo una dirección. Si quedamos aislados, dispersos, somos débiles… Es preciso un lazo que nos una; es preciso una asociación… Pero no habréis alcanzado el objetivo que os proponéis si no procuráis formar una asociación de todos los gremios… Los derechos, los intereses obreros, cualquiera sea el gremio a que pertenezca, son siempre los mismos; al defender los derechos y los intereses de un gremio, se protegen los derechos y los intereses de todos los demás. «¿Cuál es el espíritu que debe guiar la asociación?. Para este gran zapatero, cuyo nombre evoca una de las personalidades más puras de la clase obrero, no será otro que la amistad y la fraternidad:»… Pongámonos en relación de amistad unos con otros, sin distinción de oficios, establezcamos relaciones de fraternidad por medio de diputaciones que vivan en buena armonía y que sean el símbolo de la amistad que debe unirnos.

Para Fernando Garrido «querer mejorar y reformar la sociedad aplicando el principio de asociación, es la base de todo socialismo. La asociación libremente aplicada a todos los fines de la humana actividad, opuesta como principio económico y social al aislamiento individual, es el carácter distintivo y único que distingue a las doctrinas socialistas En todas las épocas en que la libertad ha brillado, siquiera fugazmente, las clases trabajadoras han recurrido a la asociación para mejorar su suerte y asegurar su independencia.»

Asociación y cultura eran las armas de los entusiastas obreros españole que empezaban a ver como las mejores e imprescindibles para luchar por su emancipación: ¿La miseria y la ignorancia son las principales plagas que sufre el pueblo?. Pues guerra a ambas. Contra la ignorancia, escuelas, periódicos y libros; contra la miseria, asociación.

La asociación que es tenida por los pobres como su gran medio de liberación, no será fácil conseguir el derecho a ésta. La lucha por el derecho de asociación forma parte de la eterna lucha de ricos contra pobres. La férrea resistencia con la que chocarán queda expresada de forma clara en estas palabras de un fiscal inglés ante un juzgado que juzga a cinco impresores por organizar una huelga «Nada puede ser más fatal para la humanidad, nada puede ser más injuriosos, que los hombres se asocien privadamente para injuriar al gran cuerpo de la humanidad; por eso ha sido considerado por la ley como un crimen realmente grave». A lo largo del siglo XVIII se dictan en Inglaterra más de 40 leyes prohibiendo las asociaciones obreras»

5.2.- PROTAGONISMO-AUTOGESTIÓN

Distanciándose tanto del liberalismo (individualismo) como del marxismo (Dictadura del Proletariado), en los orígenes del movimiento obrero siempre se exigirá y reclamará siempre el protagonismo de su lucha y la autogestión como forma de organización y como una forma de cultura también.

La mentalidad autogestionaria da un escaso valor a la revolución burguesa (por tanto se separa del liberalismo) , y también a las realizaciones comunistas. A este respecto Angel Pestaña afirma Democracia burguesa, no; porque ella no ha sabido resolver los problemas sociales (…) pero dictadura del proletariado tampoco (…) porque no es odio quien debe guiar nuestro pensamiento, sino la fraternidad El internacionalista español, Farga Pellicer, señala: La Federación económica-política-social ha de venir a mutilar el Estado injusto, despótico, continua zozobra de los pueblos, y a establecer entre los hombres, sin distinción de creencias, color ni nacionalidad, el humano y fecundo reinado de la verdad, Justicia y Moral»

A nada debe subordinarse la persona, lo más importante es su protagonismo. Este es el gran principio del movimiento obrero. Es plenamente consciente que la solución a su situación de opresión, no está en la beneficiencia, ni le puede venir dada desde arriba o desde fuera de sí mismo, sino que reside en su propio protagonismo.

Son muy numerosos los testimonios que van en esta línea. Un albañil llamado Poncy, autor de un bello poema titulado Unión y la Fraternidad Universal proclama: : Somos nosotros los proletarios, los que tenemos que rasgar el velo que cubre nuestra miseria» . Flora Tristán que da una serie de ideas para dirigir el movimiento obrero y que siempre se sintió hermana de los trabajadores, le tuvo que responder un herrero llamado Aquille François: acepto sus ideas, las he analizado, y veo que el plan es vasto y poderosos, pero para llegar a él, diré siempre que eso no se hará más que progresivamente y a través de los obreros mismos

En 1938, se creó en Inglaterra la célebre Carta del Pueblo, que será el programa inspirador del movimiento cartista durante mucho tiempo. Es una clara expresión de la necesidad que tienen las clases trabajadoras de organizarse autónomamente, una vez adquirida conciencia de su fuerza. La Asociación de Trabajadores, autora de la carta se planteará organizar y dar vida a una asociación compuesta exclusivamente por hombres pertenecientes a la clase obrera, convencidos de que ésta debe aprender a guiarse por sí misma, prescindiendo de los grandes líderes y conductores populares. La conciencia será la condición indispensable para su formación y acción. En 1861 un obrero parisiense escribe al periódico L´Opinion: Cuando la iniciativa viene de lo alto, de la autoridad superior o de los patrones, no inspira a los obreros más que una mediana confianza. Se sienten o se creen dirigidos, conducidos, absorbidos (…)

El broncista cincelador, Tolain, formula la posición necesaria e inalterable del movimiento obrero: La libertad y la autonomía obreras son la condición necesarias de su existencia, de sus progresoso de sus éxitos. . Siempre que el movimiento obrero permaneció fiel a esa línea directriz, se desarrolló, al contrario, siempre que solicitado por los partidos políticos o por los encantadores de muchedumbres, se desvió de ella, retrocedió.

No hay que olvidar que el Congreso de la AIT celebrado en Ginebra en 1866 dice Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos. Que los esfuerzos de los trabajadores para conquistar su emancipación no ha de tender a constituir nuevos privilegios

Con este mismo espíritu el militante francés Luis Chalain declara: Hemos proclamado bastante que no queremos más salvadores… La experiencia enseñó a las clases obreras que no deben contar más que consigo mismas

A través de estos testimonios se evidencia el espíritu autogestionario, contrario a la perspectiva de Marx y Lenin que concedían mucha confianza al trabajo de los líderes y dirigentes, a los profesionales de la revolución.

Es importantísimo que hoy volvamos a rescatar este principio que tan necesario fue para el movimiento obrero, y que fue clave para plantearse toda su lucha de liberación. Actualmente, la sociedad postindustrial está demandando modelos nuevos de organización social. Las viejas estructuras burocráticas, centralizadas ya no sirven. La mayor complejidad de las relaciones humanas, la necesidad de una mayor flexibilidad operativa, interdependencia de los distintos niveles funcionales y geográficos, el pluralismo y la diversidad de pensamiento y estructuras exigen un cambio en los modelos organizativos.

La combinación entre libertad del individuo y solidaridad es el reto histórico filosófico del futuro en una época de transición de la civilización industrial, hija de la Ilustración a una época postindustrial, tecnológica que ofrece unas posibilidades de autonomía tremendas pero a la vez graves riesgos de totalitarismo.

Es verdad que la Autogestión no se una novedad del siglo XIX, es el proceso de liberación y de solidaridad , vinculada a los mismos orígenes del hombre, con sus luces y sus sombras. La Autogestión en el plano histórico es de hecho una actitud cultural permanente, no una idea vaga o teórica, tiene profundas raíces en la Historia de liberación de los hombres y los pueblos sometidos a la pobreza, a la marginación y a los excluidos del poder establecido. Es en definitiva una marcha hacia la libertad.

Invito a que las próximas jornadas se dediquen al estudio de la Autogestión, con el fin de ir diseñando y anticipando la sociedad autogestionaria, y esto sólo es posible desde grupos de personas que comiencen analizar la realidad (especialmente el drama de los empobrecidos, privados de protagonismo y promoción) desde sus causas, para poder actúar en consecuencia sobre esa realidad, desde los aspectos más personales a toda estructura política.

5.3.- CREACIÓN DE LA CULTURA OBRERA

Este es uno de los aspectos más importantes de la historia del movimiento obrero. Desgraciadamente no hay tiempo para tratarlo en profundidad. Es realmente cierta la afirmación que hace Carlos Díaz: la historia del movimiento obrero es en su hondón la historia de una emancipación cultural.