Comunicado con motivo del Día del Migrante y Refugiado “De la esclavitud a la libertad, un éxodo que pide liberación”

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COMUNICADO DEL DIA DEL MIGRANTE Y EL REFUGIADO 2024 (29 de septiembre)

MOVIMIENTO CULTURAL CRISTIANO

De la esclavitud a la libertad

Un éxodo que pide liberación

Según la estimación más reciente, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3,6% de la población mundial.  La mayoría está constituida por los sectores más jóvenes de las naciones más empobrecidas. Incluso por menores de edad.

El mensaje “Dios camina con su pueblo” del Papa Francisco, en esta Jornada del Migrante y Refugiado 2024, pone el foco en el Éxodo bíblico: Un largo viaje de la esclavitud a la libertad que prefigura el de la Iglesia hacia el encuentro con el Dios-Solidaridad.

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Este éxodo hoy tiene rostros de personas, de familias, de pueblos…empobrecidos por el robo y atrapados en la violencia y la guerra.

Este éxodo se produce en el marco de una agresión creciente al mundo del trabajo. El 60% de la población activa mundial vive en la economía informal, al margen de las prestaciones sociales básicas y con rentas de hambre. Los que no tienen ya nada que perder se lanzan en búsqueda de mejores condiciones de vida, tal y como han hecho todos los pueblos en su misma situación.

Este éxodo se produce también en el marco de un mundo incendiado por las guerras y la violencia criminal. Siguen abiertos en el planeta más de 60 conflictos armados muy relacionados todos ellos con el nuevo reparto del poder de las grandes potencias estatales o empresariales, con la desapropiación de recursos estratégicos que requiere la transición económica capitalista digital y con los enormes negocios que giran en torno a un nuevo ciclo armamentístico.

Este éxodo se produce en el marco de una agresión sin precedentes a nuestra Casa común, la Tierra. La principal agresión ecológica es la agresión a los pobres de la Tierra.

Este éxodo se produce, en definitiva, en el marco de una globalización de la injusticia y de la indiferencia.

Se realiza además por rutas cada vez más peligrosas de las que se aprovecha la economía criminal que produce la propia injusticia. Tenemos el triste ejemplo actual de la ruta canaria, que se está convirtiendo en un auténtico reguero de muertos: un muerto cada 45 minutos, 32 al día según los registros oficiales. Muchos de ellos, niños y mujeres, embarazadas incluidas, viajan en los mismos cayucos que ya no sirven para ganarse la vida dignamente con la pesca (como en el caso de Senegal).

Y todo, envuelto en un discurso “humanitario” que poco o nada tiene que ver con una auténtica política de cooperación solidaria

En Europa, la cuestión migratoria se ha convertido en uno de los temas políticos de mayor trascendencia. Por un lado, no podemos prescindir de los inmigrantes para sostener trabajos que nadie está dispuesto a hacer ya en nuestros países, con evidente saldo económico favorable para nosotros.  Por otro lado, se insta a realizar con ellos un proceso de selección y control regulatorio con criterios economicistas y políticos interesados. Y para ello, no se duda en externalizar y militarizar nuestras fronteras, pagando y ofreciendo concesiones a países terceros para que sean freno, muros, vallas o fosas de los migrantes que no son demandados por el sistema. Este es el triste papel que ha realizado nuestro gobierno en los países africanos que ha visitado recientemente. Y todo, envuelto en un discurso “humanitario” que poco o nada tiene que ver con una auténtica política de cooperación solidaria, de acogida y promoción de los migrantes.

Resulta igualmente preocupante el discurso de muchos políticos que fomentan el odio al migrante entre los que más sufren las políticas de neocapitalismo global y salvaje. A muchos descartados, desempleados y precarizados se les ha hecho creer que la culpa de su situación son otros descartados, desempleados y precarizados como ellos. Enfrentar pobres con pobres siempre ha dado mucho rédito político.

Los migrantes no son el problema. Ellos son un desafío esperanzador que nos ponen de frente las consecuencias de un mundo construido a base de levantar muros de injusticia que sin ellos no veríamos. Ellos son la avanzadilla de un mundo llamado a cooperar, llamado al mestizaje, llamado al encuentro y al diálogo, llamado a la fraternidad. Ellos son, en fin, un éxodo que pide la liberación, el derribo de las cadenas de nuestro egoísmo e indiferencia.

Estamos llamados a fortalecer los cimientos de este nuevo mundo, a realizar signos que siembran la esperanza, sin prescindir de la denuncia radical de las causas de esta situación.

Desde el Movimiento Cultural Cristiano te invitamos a colaborar en nuestra Campaña por la Justicia en las Relaciones Norte-Sur, donde denunciamos una economía que mata, una política que somete a los pueblos empobrecidos, multiplicando el robo y el expolio.

Súmate a esta corriente de solidaridad, fomentando una cultura que promocione a los más pobres y olvidados.

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