Con los JUGUETES te la JUEGAS

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La marca de juguetes Chicco realiza la concesión de la producción de sus juguetes a las industrias chinas. En 1993 ardió otra fábrica que provocó la muerte de 84 personas.La empresa estadounidense McDonald´s utiliza en China el trabajo de menores de 14 años. Por medio de una compañía china, City Toys McDonald´s fabrica muñecos de peluche, por los que paga a los niños unas 27 ptas. Por hora. Los menores, unos 400, el 20% de la plantilla, duermen en una nave en camas sin colchón y carecen de dinero para adquirir el permiso de residencia.



12/12/2003

JUGUETES Y CULTURA

Los juguetes son reflejo de la cultura. Pero además son instrumentos generadores de cultura. Pensemos en aquellas muñecas de nuestras abuelas y comparémoslas con las actuales. Cada vez más las muñecas requieren un montón de complementos para su cuidado, que reflejan como los adultos utilizamos cada vez más trastos para atender a los niños. Pero a la vez que sirven de reflejo, contribuyen a crear en los niños (más bien habría que decir las niñas) la conciencia de que para tener un hijo son imprescindibles un montón de cacharros.

Si nos centramos en la muñeca por excelencia, la Barbie, observamos por ejemplo el modelo de belleza, rayano en la anorexia, imposible de sostener en una mujer de carne y hueso. ¿Qué tiene esto que ver con que ya hay padres que regalan a sus hijas el cumplir los 18 años operaciones de cirugía estética?. Más allá del modelo de belleza, la Barbie transmite un modelo de persona. Generalmente una mujer rica, de clase alta, normalmente desocupada… No es casualidad que su imagen haya colaborado en campañas de beneficencia en el más puro estilo paternalista: mujer rica que ayuda a los pobres, ya que esto forma parte también del modelo de persona que quiere transmitir.

El monopoly, ese juego en el que los jugadores compiten como compradores de una gran ciudad, ¿no impone unos determinados valores y formas de actuar, una mentalidad capitalista, en definitiva?

Este es un pequeño ejemplo de cómo los juguetes tienen esa capacidad de modelar valores, creencias, etc… en los niños. Si observamos la publicidad y las diferencias en los anuncios de juguetes para niños y para niñas, vemos que los valores que transmiten son completamente diferentes. En el caso de los chicos lo que prima es la violencia, la agresividad, la competitividad, el triunfo. Se utilizan frases como: «¡ tienes el poder!», «¡tú puedes con ellos!». Las imágenes son con mucho movimiento, colores brillantes, ruidos estridentes… Los niños deben competir todo lo que puedan. Cualquier asomo de colaboración, compañerismo, etc en los juegos será desterrado por ser cosa de niñas. En el caso de las chicas lo que se presenta son colores pasteles, músicas tranquilas, imágenes estáticas. Los valores a imponer son pasividad, papeles tradicionales, coqueteo, adolescentización prematura, importancia del físico… Cuántos padres o profesores comentan cómo se adelanta la adolescencia. En muchas ocasiones no sólo se adelanta sino que se moldea ya con este tipo de juguetes qué tipo de adolescente se tiene que ser: continuamente preocupado por ligar, por gustar a otros, por ser el líder…

¡Ojo!, estos valores se dan espontáneamente en el juego libre de los niños, pero la diferencia es que la TV solidifica esa realidad, dándole su bendición. Y sabemos que la bendición de la TV es de las más poderosas en la mente de un niño. Hacen gracia esas campañas que ahora salen contra el juguete bélico, y esas madres que salen diciendo que a sus hijos no les regalan juguetes bélicos. Me contaba una maestra de infantil que, un día, en una reunión con los padres de sus alumnos, le comentó una madre que su hijo le había contado que les daba pistolas y espadas para jugar en clase y que le parecía muy mal porque ella estaba en contra de los juguetes bélicos. La maestra le contestó que no les dejaba pistolas, pero que cada vez que repartía plastilina para hacer juego libre, su hijo siempre hacía pistolas y espadas para jugar a la serie de TV de moda. Estar contra el juguete bélicoy dejar a los hijos que vean la TV que quieran es un sinsentido que nos lleva alos padres a hace el ridículo.

Algunos datos que reflejan la importancia de la TV los podemos observar estos días:
Desde mediados de diciembre hasta el día de Reyes, las televisiones pueden emitir más de 30.000 anuncios de juguetes.
La marca Famosa pasa de 400 anuncios en TV durante 5 meses a 4750 sólo en diciembre.

El 80% de las compras de juguetes se hacen en estas fechas.
Los juguetes más anunciados son los más vendidos.
Cada año además se da la circunstancia de los juguetes más vendidos tienen que ver con series o programas de TV, dibujos animados, películas de moda… Y además son las que dictan a qué juegan los niños en los patios de los colegios.
Al final la publicidad la termina pagando el consumidor, pues los juguetes anunciados en TV, como pasa con la mayoría de los artículos que se anuncian, son más caros que otros parecidos.

Los que han estudiado el tema de la TV y en concreto la infantil, afirman que los programas son «pretextos» para intercalar publicidad y está hecha, como consecuencia, a gusto y medida de los publicitarios, que son los que pagan..,. y los que mandan. Naturalmente los programas que sirven de marco no pueden presentar contenidos que contradigan o se opongan a la falsa realidad que impone la publicidad.
Avanzando un poco más allá de la TV hay otro aspecto que comienza a cobrar importancia entre los padres que se preocupan por la educación de sus hijos y es la cantidad de juguetes que debe recibir un niño en estas fechas. Cada vez más padres, así como revistas especializadas en temas educativos, son conscientes de la importancia de que los niños no reciban demasiados juguetes. La primera ilusión (esa que es más de los padres que de los propios niños) se transforma en hastío. Cada vez necesitan más: el último complemento, la última novedad, porque eso ya es viejo… y al final acaban arrinconando en su cuarto la mayoría de esos juguetes para quedarse jugando con un palo que encontraron en la calle.

Esto nos lleva a otro aspecto que tiene que ver con el juguete y es el grado de imaginación que permite desarrollar en el niño. Expertos hablan de que un juguete debe dejar un 70% para la imaginación del niño. Nosotros no queremos referirnos tanto a cifras como a la idea de que el mejor juguete no es el que más cosas hace, sino el que deja hacer más cosas a los niños. Es posible acercar a los niños a los avances técnicos sin necesidad de cortar su creatividad. Aquellos juguetes que dejan libre la imaginación del niño para que pueda estimular su creatividad suponen una ayuda inestimable en la formación de personas que en el futuro serán capaces de aplicar soluciones originales a los problemas que a todos nos plantea en la vida. Mientras que los juguetes que «lo hacen todo por el niño» entra dentro de una corriente educativa sobreproteccionista que forma niños incapaces de sobreponerse a los problemas. Cuando a este segundo niño se le rompe el juguete «ya no hace nada» y se lleva el berrinche padre, es cuando lo coge el otro niño para jugar, convertirlo con su imaginación en otro juguete o a veces, destriparlo.

Aquí entra de lleno la capacidad de los niños de crear sus propios juguetes a partir de una determinada edad. Un libro interesante para aprender es «Construcción de juguetes con materiales de desecho», Ed. Popular de Charo Piñango y Sol Martín.

JUGUETES Y ESCLAVITUD INFANTIL

La industria del juguete no escapa a la lógica del sistema capitalista (pese a las campañas de publicidad): mínimo riesgo = máximo beneficio.
El 80% de la producción mundial del juguete se concentra en tres países: China, Indonesia y Tailandia. La producción de juguetes se basa en elaboraciones simples y repetitivas. Por esto es uno de los sectores que, especialmente en Tailandia, más recurre al trabajo infantil. Horas y horas empastando el plástico, virtiéndolo frío en los moldes para componer trenes, muñequitas, soldaditos, cacharritos de todas las medidas: un verdadero tormento.

Los niños son vigilados por jefes muy severos y no pueden ni hablar ni moverse. Sólo a mediodía tienen permiso para comer un plato de arroz. Una niña de trece años que trabaja doce horas al día durante seis días a la semana recibe unas 3.300 ptas. al mes. (Otros dicen que 75 euros). Cálculos de hace unos años afirmaban que cada niño norteamericano recibía en navidades juguetes por valor de 22.330 ptas. La niña tailandesa necesita 7 meses de trabajo para ganar esa cantidad.
En otras fábricas las trabajadoras afirman que la dirección les impone condiciones muy duras. Incluso para ir al servicio tienen que pedir permiso y son cronometradas por supervisores agresivos. Por norma el permiso se concede una vez al día. Con frecuencia las trabajadoras están obligadas a hacer trabajo extraordinarios hasta media noche e incluso hasta la mañana siguiente. La dirección no solicita permiso a las trabajadoras, simplemente ordena a los guardias cerrar las puertas de salida y abrirlas cuando se termina la producción.

En los establecimientos de juguetes el peligro de incendio es muy alto. En Tailandia hubo un incendio en una fábrica de juguetes propiedad de la empresa Kader Industrial Limited, fabricante para la Bart Simpson, que causó 200 muertos. Las puertas estaban cerradas para terminar la producción.

Entre los distintos modos de transferir la producción al exterior sin emplear capitales, el más utilizado es el de la concesión. En otras palabras, en lugar de abrir una fábrica nueva en el país exterior, la multinacional pasa la orden a una firma autónoma ya existente que se compromete a suministrar la producción a cambio de un precio convenido. En ciertos casos son entregadas a régimen de concesión las fases intermedias del ciclo productivo. En los países del Norte se realiza el diseño, en los del Sur las fases de elaboración que requieren trabajos manuales más repetitivos y los últimos toques y el etiquetado se realiza de nuevo en el país del Norte.
La marca de juguetes Chicco realiza la concesión de la producción de sus juguetes a las industrias chinas. En 1993 ardió otra fábrica que provocó la muerte de 84 personas.
La empresa estadounidense McDonald´s utiliza en China el trabajo de menores de 14 años. Por medio de una compañía china, City Toys McDonald´s fabrica muñecos de peluche, por los que paga a los niños unas 27 ptas. Por hora. Los menores, unos 400, el 20% de la plantilla, duermen en una nave en camas sin colchón y carecen de dinero para adquirir el permiso de residencia.

La multinacional Mattel, fabricante de Barbie entre otras, fabrica sus muñecas en dos plantas de China, donde trabajan 8.000 operarias en jornadas de 10 o más horas, durante 6 o 7 días a la semana, normalmente sin contratos laborales y sin derechos.
No tenéis más que hacer una pequeña prueba, que es mirar en lo juguetes de las tiendas o en los que regalen a vuestros hijos el lugar de fabricación. Comprar estos juguetes supone alimentar un sistema que condena a la esclavitud a niños y niñas en países empobrecidos.

Incluimos aquí algunas preguntas para hacernos antes de comprar un determinado juguete y tener una idea acerca de si es una buena compra.

¿Es adecuado a la edad del niño?. ¿Va a crecer con el niño durante un cierto tiempo?

¿El niño utilizará su imaginación cuando juegue con él?. ¿Puede utilizar el juguete creativamente?.

¿Pueden jugar varios niños a la vez?. ¿Ayudará al niño a aprender sobre otras personas o la naturaleza?. ¿Le ayudará a tener confianza en otras personas y a buscar soluciones donde todos ganen en caso de conflictos?

¿El interés del niño por el juguete se debe a la influencia de la publicidad?

¿Está fabricado por personas que han trabajado en condiciones dignas, o está fabricado en países que respetan los derechos humanos?