El Cáucaso Sur y Asia Central son regiones de creciente importancia estratégica para la Unión Europea. Con presencia de la UE, EEUU y Rusia, todos pretenden controlar las situaciones conflictivas que en ella se producen, en algunas de las cuales están involucrados importantes actores internacionales del G-20.
Las tensiones entre Ucrania y Osetia del Sur, vuelven a estar sobre la mesa; recordar guerra en 2008.
El pueblo es el que más sufre
A tenor del acuerdo entre el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy, y su colega ruso Dmitri Medvédev, representantes de Georgia, Rusia, Osetia del Sur, Abjazia, Unión Europea, EE UU, la OSCE y la ONU vienen reuniéndose en Ginebra desde octubre de 2008 “sin más progreso que el mecanismo de prevención de conflictos”, afirma Murat Dzhióev, jefe de la delegación de Osetia del Sur para la regulación posconflicto. Una vez al mes, osetios y georgianos debaten incidencias en una tienda de campaña desplegada por la Unión Europea cerca de las lindes de Osetia del Sur.
Para abastecerse de alimentos o visitar a médicos los osetios cruzan los montes del Cáucaso hacia Rusia. Tbilisi está más cerca, pero desplazarse a Georgia se ha complicado. Autorizados a ir están los habitantes georgianos de Leningor, un distrito que Osetia conquistó en la guerra de 2008. Pero, a partir del 18 de septiembre y para evitar el contrabando, estos georgianos que “usan los servicios de una y otra parte”, según el ministro de Exteriores osetio, David Sanakóev, deberán “cruzar la frontera a pie” y no en vehículos, como hasta ahora. Pese a la nueva carretera asfaltada de Tsjinval a Leningor, la vida allí es dura: el agua es deficitaria y el abastecimiento de gas, precario.
La economía está estancada. En Osetia del Sur viven algo más de 50.000 personas, y unas 20.000 emigraron en las últimas dos décadas, según su presidente. Los pueblos georgianos al norte de Tsjinval fueron destruidos por los osetios en la guerra. Sus habitantes, acusados de propiciar la incursión de Saakashvili, huyeron a Georgia.
Intereses económicos, energía y no dependencia de Rusia
Los países del Cáucaso Sur (Armenia, Azerbaiyán y Georgia) y los de Asia Central (Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) representan para Europa un desafío de seguridad así como un potencial mercado para la siempre expansiva economía europea.
Los tres países caucásicos han visto realzado su papel internacional por razones que los convierten en más atractivos todavía para la política exterior de la UE. En primer lugar, el territorio es paso de transporte internacional de energía. Al oleoducto Baku-Tblisi-Ceyhan, ya operativo, se suman los proyectos en ejecución del gasoducto Erzurum-Tblisi-Baku y el ferrocarril Erzurum-Akhalkalali-Tblisi-Baku. Como primer consumidor de petróleo y gas procedentes del Mar Caspio, dado el incremento de los precios del petróleo y del gas y la impredecible pero nada halagüeña política energética de Rusia, un interés geoestratégico de primer orden para la UE es la diversificación de los canales de tránsito desde el Caspio y Asia Central hacia Europa. Si los problemas con el suministro de gas a Europa por Gazprom se multiplican, Turkmenistán y Uzbekistán serán importantes para las necesidades energéticas futuras de la UE, aunque a estos países les interese más el mercado chino.
Fuentes: El País, Real Instituto Elcano