(…) Los linchamientos habían sido efectuados en los asaltos a varias iglesias y comercios regentados por los cristianos. Los coptos no son una minoría pequeña, aún componen el 10 % de la población egipcia.
EL FORO 26/6/08
Hace unos pocos días nos llegaba la noticia del asesinato de cinco cristianos coptos en Egipto. Los linchamientos habían sido efectuados en los asaltos a varias iglesias y comercios regentados por los cristianos. Los coptos no son una minoría pequeña, aún componen el 10 % de la población egipcia. Son los verdaderos autóctonos, copto es un término deformado de egipcio en árabe.
La personalidad copta surgió en el 451, cuando el concilio de Calcedonia condenó la herejía monofisita. Los egipcios, sirios y armenios se declararon promonofisitas (defensores de una única naturaleza divina de Jesús) más por defensa de su identidad frente a la hegemonía griega del Imperio bizantino. Cuando el Islam se adueño de aquellas tierras, los coptos sufrieron el cierre de sus monasterios y seminarios, el fuerte peso fiscal aplicado a los no musulmanes y momentos de martirio. Los restos de una cristiandad destrozada se refugiaron en las márgenes de los desiertos, fuera de las ciudades. De ese modo, los coptos pudieron sobrevivir, pero en la marginación y en la miseria. No sería hasta finales del siglo XIX, con la llegada de misioneros católicos, cuando pudieron levantar escuelas y seminarios con los que recomponer su identidad cultural.
En la actualidad los coptos monofisitas del Patriarcado de Alejandría (Egipto) son 7 millones, a los que hay que sumar la pequeña colectividad coptacatólica, unas 200.000 personas, surgida a finales del siglo XVIII. Ambas se rigen por un patriarca elegido entre los obispos de su comunidad litúrgica. Los coptos son el puente endeble con los cristianos sudaneses, eritreos y etíopes.
Pero Egipto representa para el mundo islámico el origen de su intelectualidad religiosa, y también de los hermanos musulmanes. La asociación madre del fundamentalismo islámico que reivindica la instauración de un Estado coránico. El Estado laico egipcio lucha contra la creciente oleada de islamistas radicales, que favorecen la violencia anticristiana, y la deposición de los «malos musulmanes» del gobierno.