La dignidad sagrada de toda vida humana

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El pasado 8 de agosto, el Movimiento Cultural Cristiano, Camino Juvenil Solidario y el Partido SAIN, han salido nuevamente a la calle en una Jornada de acción que llevaba por lema: TODA VIDA HUMANA ES SAGRADA: NI HAMBRE, NI ABORTO, NI GUERRA. Lo han hecho en el marco de la celebración de los cursos del XXIII Aula Malagón Rovirosa.

El acto, que ha sumado en esta ocasión no sólo a numerosos asistentes sino a algunas organizaciones eclesiales de Madrid, comenzó a las 10 de la mañana con un despliegue de puestos de información y difusión de materiales formativos por las principales calles y plazas de la ciudad. A las 20h de la tarde, empezó una Marcha Silenciosa que recorrió la Gran Vía hasta la Puerta del Sol. Los mensajes emitidos tanto por la megafonía de la organización como por las pancartas no dejaban lugar a dudas.

Las explicaciones que los responsables de la marcha le daban a esta revista tampoco revestían ninguna ambigüedad: “Esta marcha se realiza dentro del conjunto de actos de la Campaña permanente que venimos desarrollando Por la Justicia en las Relaciones Norte- Sur. La Justicia es indivisible. La vida humana no puede ser integralmente defendida en su concepción, en el vientre de la madre, y dejar de ser defendida frente a las principales causas de su asesinato por hambre, explotación y todo tipo de violencia ya sea terrorista o de guerra”. Para cerrar la marcha un contundente “¡No matarás!, firmado, Dios” resultaba de lo más oportuno y coherente.

El Acto finalizó con un clamoroso alegato a viva voz a favor de toda vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte natural. También con una denuncia de la hipocresía de las “ayudas y los numerosos asistencialismos” que proclaman sin pudor alguno, que los empobrecidos sólo saldrán de su situación con la “ayuda” de los ricos. Y con el compromiso de los convocantes a defender con la acción política, por todos los medios morales que permita la no-violencia, a los más débiles de la Tierra. Y a defenderlos a costa de asumir que necesariamente ello pasa por restituir y renunciar a los privilegios de nuestra situación de satisfechos.

Es esta defensa integral de toda vida humana, es este no trazar ninguna línea entre el combate al aborto y el combate a la miseria y a la violencia del hambre y de la guerra, lo que llamó más la atención de los allí impelidos por las palabras que cerraban el mitin. No cabe duda que la causa merece de todas nuestra voluntades. Y tampoco de que nuestros gobiernos deberían tomar buena nota. No eran palabras lo que estaban en juego, era la sagrada dignidad de todas y cada una da las vidas humanas. También la tuya.