Un plan para crear ‘áreas seguras’ en Darfur podría simplemente consolidar la limpieza étnica sin ofrecer una protección real a los civiles, señaló hoy Human Rights Watch. La reunión de los miembros del Consejo de Seguridad del martes para discutir la situación en Darfur debe rechazar el plan, que concluyó recientemente con el gobierno sudanés el enviado especial de la ONU al país.
(New York, 1 de septiembre de 2004) — Un plan para crear «áreas seguras» en Darfur podría simplemente consolidar la limpieza étnica sin ofrecer una protección real a los civiles, señaló hoy Human Rights Watch. La reunión de los miembros del Consejo de Seguridad del martes para discutir la situación en Darfur debe rechazar el plan, que concluyó recientemente con el gobierno sudanés el enviado especial de la ONU al país.
El 5 de agosto, el representante especial del Secretario General de la ONU para Sudán, Jan Pronk, y el gobierno sudanés acordaron un Plan de Acción que establecería “áreas seguras” para civiles desplazados y residentes en Darfur. Sin embargo, este plan no parece más que una versión ligeramente revisada de la propuesta del gobierno sudanés de principios de julio de crear 18 “lugares de reasentamiento” para más de 1,2 millones de civiles darfurianos desplazados. De acuerdo con los términos del acuerdo del 5 de agosto, el gobierno sudanés “identificará partes de Darfur a las que pueda dar seguridad en un plazo de 30 días”. El plan también propone que el gobierno sudanés “proporcionará rutas seguras a estas zonas y entre estas zonas” y empleará a las fuerzas de seguridad para salvaguardar las rutas y las áreas.
“En lugar de ofrecer una seguridad real a los civiles, las ‘áreas de seguridad’ propuestas amenazan con consolidar la limpieza étnica que ha tenido lugar en Darfur”, dijo Peter Takirambudde, director ejecutivo de la División de África de Human Rights Watch. “No es realista pensar que las fuerzas sudanesas proporcionarán seguridad a los civiles expulsados de sus casas por algunas de estas mismas fuerzas”.
Human Rights Watch ha descubierto que el gobierno sudanés ha realizado escaso o ningún avance en el desarme de las milicias janjawid que ha respaldado o en el restablecimiento de la seguridad en Darfur, a pesar del plazo del 30 de agosto que el Consejo de Seguridad de la ONU impuso a Jartum hace un mes. Las milicias continúan operando desde bases y campamentos por todo Darfur con total inmunidad, a veces en colaboración con las tropas gubernamentales.
Las fuerzas sudanesas y las milicias janjawid apoyadas por el gobierno siguen atacando a civiles cuando intentan aventurarse fuera de los campos o asentamientos cerca de las ciudades principales. En las últimas semanas, numerosas mujeres y niñas han sido violadas cuando intentaban recoger leña o desplazarse fuera de la periferia de las ciudades. Se ha informado del asesinato de civiles en ataques de las fuerzas gubernamentales y las milicias que no datan más que de finales de agosto.
Una gran proporción de la población civil desplazada ha huido de las áreas rurales de Darfur, donde los janjawid continúan controlando muchas de las pequeñas ciudades y pueblos, ya sea mediante su presencia en estos núcleos de población o en retenes de carretera, o mediante la intimidación y los ataques desde sus bases a las afueras de las ciudades. Algunas de las bases milicianas se han establecido en los mismos pueblos de los que las milicias y las fuerzas gubernamentales expulsaron a sus habitantes originales.
Entre los emplazamientos iniciales propuestos como “áreas seguras” para los civiles desplazados se encuentran las capitales de los tres estados de la región de Darfur. Por ejemplo, El Fashir, la capital de Darfur Septentrional, y los campos de desplazados cercanos de Abu Showk y Zam Zam; Nyala, la capital de Darfur Meridional, y el campamento cercano de Kalma, y Geneina, la capital de Darfur Occidental, son algunas de las ubicaciones preliminares seleccionadas como áreas seguras.
“Estas áreas seguras podrían convertirse en una forma de ‘escudo humano’”, señaló Takirambudde. “Esto permitiría que el gobierno asegurara zonas alrededor de las principales ciudades y confinara a la población civil que considera simpatizante de los rebeldes”.
El gobierno sudanés tiene un historial bien conocido de creación de campamentos de desplazados conocidos como “pueblos de paz” en otras partes del país que han debilitado, en lugar de garantizado, la seguridad de los civiles. En el sur de Sudán y en las montañas Nuba, por ejemplo, estos campamentos se situaban habitualmente a varios kilómetros de las principales ciudades. Especialmente en las montañas Nuba, desarrollaron una reputación de zonas en las que los soldados y los milicianos podían violar a mujeres y niñas con impunidad”.
La inseguridad que predominaba alrededor de los primeros “pueblos de paz” sudaneses limitó considerablemente cualquier movimiento de civiles a las zonas rurales para cultivar sus campos o acceder a los mercados y, de la misma manera, a las ciudades más grandes para obtener atención sanitaria y otros servicios, haciéndolos totalmente dependientes de la ayuda humanitaria. En ciertos casos, los campamentos se convirtieron en lugares de reasentamiento permanente.
“La mayoría de los habitantes de Darfur eran autosuficientes antes de que este conflicto empezara el año pasado”, dijo Takirambudde. “La única manera de que recuperen la autosuficiencia es que puedan regresar con seguridad a sus aldeas y campos. La clave de la seguridad civil es controlar los abusos de las fuerzas gubernamentales y las milicias”.
Human Rights Watch apeló a los miembros del Consejo de Seguridad, los gobiernos donantes internacionales y las agencias de la ONU para que planteen objeciones a las “áreas seguras” propuestas y se aseguren de que la asistencia humanitaria no se utiliza para apoyar el reasentamiento forzado o la consolidación de la “limpieza étnica”. Human Rights Watch también instó al Consejo de Seguridad a que ordene a la Unión Africana, de acuerdo con el Título VII de la Carta de la ONU, que aumente el número de tropas sobre el terreno en Darfur y amplíe su mandato para que incluya la protección de civiles.
“Un aumento de la presencia internacional sobre el terreno en todo Darfur es la única manera de garantizar la protección de los civiles en las áreas rurales”, dijo Takirambudde. “La comunidad internacional tiene también que asegurarse de que más de un millón de civiles en Darfur y el vecino Chad puedan regresar a salvo y voluntariamente a sus casas”.
Las “áreas seguras” propuestas en el Plan de Acción para Darfur ignoran consideraciones fundamentales para la verdadera seguridad de los civiles. Se trata de acuerdo bilateral entre el gobierno sudanés y las Naciones Unidas que no cuenta con el consentimiento de las fuerzas rebeldes. Las ubicaciones propuestas para las áreas, la falta de especificidad con respeto a las modalidades de protección—además del uso de la policía sudanesa, que ya ha demostrado su tendencia a cometer abusos en lugar de prevenirlos—y la duración indefinida conllevan el riesgo de que estas áreas se conviertan en lugares de reasentamiento permanente destinados a controlar a la población civil, en lugar de proporcionar una verdadera seguridad.