Demandan justicia, el cese de la violencia y de la impunidad en Venezuela

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La Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona denuncia una vez más en San Félix, Venezuela, la violencia que provoca las muertes de sus hijos, hermanos…

Frases como “ya no estoy aquí por la muerte de mi único hijo, sino para pedir que ya no haya más muertes”; se dejaron escuchar el pasado 28 de diciembre en la redoma El Dorado en la siembra de cruces, un evento que cada año organiza la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona, en San Felix (Ciudad Guayana-Venezuela).

Ante la mirada de cientos de conductores, madres, hermanos, tíos y demás familiares de asesinados clavaron 500 cruces blancas sobre el suelo de la redoma El Dorado en la avenida Libertador, en San Félix. Cada una de las cruces simboliza los actos de violencia que se han vivido en 2012 y en años anteriores.

Pedir justicia y el cese de la violencia y de la impunidad fue el clamor de cada una de las personas que se acercaron a participar con las representantes de la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona.

La presidenta de la fundación, Aida N., comentó que no hay peor dolor que el de una madre al ver morir a su hijo. Lo sufrió la Virgen María al ver morir a Jesús; se vio en Belén cuando Herodes mandó a matar a los bebés y hoy lo viven miles de madres en Venezuela.

Por ello, escenificaron monumentos vivientes: con escenificaciones mostraban el dolor de María con su hijo en brazos y, por añadidura, a las madres venezolanas a las que les ha tocado recoger a sus hijos muertos del suelo.

De igual manera mostraron un símbolo de la estatua de la justicia con una balanza desequilibrada en acotación “a la justicia que no existe en Venezuela. El Estado venezolano tiene las manos manchadas de sangre por permitir que la violencia acabe con la vida de nuestros hijos. Las cifras de nuestro país superan la lista de muertes en un país en guerra. Pareciera que el poder político permite y ordena los asesinatos. No puede existir paz sin que se haga justicia”, dijo.

A Aida le mataron al mayor de sus dos hijos el 29 de marzo de 2010. Un disparó provocó la muerte de José Gregorio Díaz, de 23 años.

Al igual que Aida, estaban otras mujeres. Por ejemplo, el homicidio de Rubén Medina, de 26 años, cambió la vida de su familia, según lo dice su hermana Juana. “Desde que se fue de nuestro lado, nada ha vuelto a ser igual”.

Mientras, madres como Marianela Nadales, quien no pertenece a la fundación, se acercaron a acompañar a las mujeres que viven lo mismo que ellas: su hija Delvalle Caramo fue asesinada a los 21 años en su residencia en Brisas del Paraíso, en San Félix.

Por la necesidad de ser escuchadas por segundo año consecutivo, en el Día de los Inocentes, mujeres, hombres y niños se reunieron para hacer llegar su mensaje. Exigieron que las autoridades y a la población atiendan el problema de la violencia y se dejen de cometer homicidios.

En Ciudad Guayana se ha producido más de 576 homicidios en 2012.

* Extracto