DIGNIDAD para las víctimas

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«Mi más sincero desprecio al lehendakari por su cobardía», El alegato es devastador. El dolor y la emoción no impidieron a Ana Iríbar decir, alto y claro, lo que siente 13 años después del asesinato de su marido, el líder del PP guipuzcoano Gregorio Ordóñez.
El alegato es devastador. El dolor y la emoción no impidieron a Ana Iríbar decir ayer, alto y claro, lo que siente 13 años después del asesinato de su marido, el líder del PP guipuzcoano Gregorio Ordóñez. Mostró su «desprecio» al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y acusó al PNV y al Gobierno vasco de «falta de sensibilidad y de credibilidad».

Apenas cuatro días después de que este último se opusiera a apoyar una moción de censura contra la alcaldesa de Mondragón (ANV) por no condenar el asesinato del ex concejal socialista Isaías Carrasco, la viuda de Ordóñez acusó a Ibarretxe y al PNV de «cobardía e hipocresía política».


Dijo que ni Ibarretxe ni el PNV acaban de despegarse de quienes «encubren, alientan y participan de los objetivos políticos de ETA y, por consiguiente, del tiro en la nuca», y los acusó de «falta de sensibilidad y de compromiso auténtico con las víctimas».


La viuda de Ordóñez fue la protagonista del homenaje que el Parlamento vasco tributó al político popular asesinado por ETA en San Sebastián el 23 de enero de 1995.


Ana Iribar tuvo que interrumpir su intervención al poco de iniciarla. Tras recuperar el aliento gracias a los aplausos de los asistentes agradeció que la invitaran al acto, a pesar de los 13 años que han pasado desde el asesinato del político. Gregorio Ordóñez fue asesinado por ETA el 23 de enero de 1995 mientras comía en un restaurante con sus compañeros de partido, entre ellos la actual presidenta del PP vasco, María San Gil.


TRECE AÑOS DESPUES


Han tenido que pasar más de 13 años para que la Cámara coloque una placa en su honor en la entrada de su sede, junto a la del portavoz del PSE Fernando Buesa, también asesinado por los terroristas. En ella se define a Ordóñez como «luchador por la libertad».


Al acto no acudieron ni el lehendakari, ni los representantes del Gobierno vasco (excepto el consejero de Justicia, Joseba Azkarraga), ni los diputados generales, ni los alcaldes de las capitales vascas. Otra ausencia destacada fue la del secretario de los socialistas vascos, Patxi López, que a esa misma hora era proclamado candidato a lehendakari en una reunión de su partido en Bilbao.


La viuda de Ordóñez cerró el acto con una breve intervención, que comenzó con la voz quebrada por la emoción. Pero sólo fueron unos segundos. Iríbar se repuso rápidamente, y con firmeza provocó la incomodidad de muchos asistentes.


«Lamentamos que este acto se celebre 13 años después del atentado terrorista de ETA, lo que evidencia la falta de sensibilidad, de sinceridad, de credibilidad y, lo que es más importante, de un compromiso auténtico para estar del lado de las víctimas y sus derechos, por parte del Gobierno vasco y del PNV», comenzó.


«Esta placa sólo tendría sentido hoy si, detrás del gesto, el PNV hubiera accedido a desalojar a ANV del Ayuntamiento de Mondragón», añadió Iríbar, y aprovechó para enviar un abrazo a la familia de Isaías Carrasco, el ex concejal socialista asesinado por ETA allí hace un mes. Mientras unos aplaudían las palabras, otros se mantenían impasibles. La viuda de Ordóñez añadió que el homenaje «sólo tendrá sentido cuando el PNV asuma como primer compromiso derrotar a ETA en todos sus frentes».


«Por eso, esta placa sólo tendrá sentido cuando el PNV rompa con quienes encubren, alientan y participan, bajo las siglas que sean, de los objetivos políticos de ETA y, por consiguiente, del tiro en la nuca. No son organizaciones políticas, son aparatos terroristas. No son pasado, son presente», agregó Iríbar, provocando que aumentara la incomodidad de algunos, que ya no disimularon sus gestos de disgusto.


No acabaron ahí los reproches, porque Iríbar añadió que el homenaje sólo tendrá sentido cuando no haya calles con el nombre de etarras y no se permitan homenajes a terroristas. Mientras no se cumplan esos principios, la placa será únicamente «un pedazo de bronce sin valor alguno, el símbolo de una herida abierta que no deja de sangrar».


La viuda de Ordóñez dejó para el final su mensaje a Ibarretxe, para el que empleó como intermediaria a la presidenta del Parlamento vasco, Izaskun Bilbao: «Desde aquí, presidenta, quiero que traslade al lehendakari vasco mi más sincero desprecio por su deslealtad, por su hipocresía y por la cobardía con la que actúa, en contra de la memoria misma de Gregorio Ordóñez, en contra de sus principios democráticos, que son los míos y los de miles de ciudadanos, de las razones mismas por las que fuera asesinado».


Izaskun Bilbao había abierto el acto recordando que «las ideas que quisieron eliminar con su muerte no han desaparecido». Reconoció el «valor y dignidad» de la familia Ordóñez «y de todos los que no sucumbieron al miedo». Subrayó el «esfuerzo que María San Gil y compañeros y amigos que fueron testigos directos de aquel crimen hacen cada día para seguir en la brecha».


Periodista Digital 06.04.08 | 09:53.