La primera escena describe esta preciosa mezcla de ficción y documental, sobre la vida de Maximiliano Kolbe. En ella el niño, Maximiliano, pasea con su madre, y le dice :
“Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mi.
Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar.
Entonces se me apareció la Virgen,
teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja.
Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas.
La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir.
Contesté que aceptaba las dos.Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció”
https://youtu.be/w99HoD0BYT0
Esta primera escena marca la proyección y nos sitúa ante la vida de, vida de lucha, de búsqueda de la verdad, de martirio…de M. Kolbe.
En esta producción se resalta también sus inquietudes científicas con una gran profundidad, ¡incluso en el diseño de una nave espacial!, fruto de su inquieta búsqueda de la verdad. Y aspectos familiares y culturales como la influencia del patriotismo polaco, consecuencia de ser un pueblo invadido y sometido en todos sus flancos.
Pero lo que resulta más central, es su amor a la Iglesia y su respuesta ante la agresión cultural de ese tiempo (masonería..): su respuesta fue la creación de un periódico (y una organización) con medios pobres, sin dependencias, realizado con el trabajo de los hermanos y la providencia divina…
En 1927 fundó en Polonia a 40 km de Varsovia, la Ciudad de la Inmaculada (Niepokalanów), un lugar que alojaba una organización comunitaria que tuvo muchos seguidores y vocaciones. Maximiliano puso todo en la organización de la misma, estaba pensada hasta el último centímetro, y tuvo gran expansión como podemos observar en una descripción de la época.
Esta labor la llevó también a Japón, donde fundó también un convento, y editó hasta 8 revistas, alguna de ellas que llega hasta nuestros días. Su labor cultural era inmesa. Incluso durante la guerra.
Esto le creó enemigos, sobretodo en la ocupación nazi. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis invadieron Polonia y bombardearon la Ciudad de la Inmaculada, llevándose prisionero al padre Maximiliano y a todos sus colaboradores. Él había fundado una radio y estaba dirigiendo la revista El Caballero de la Inmaculada. Todo se lo destruyó la guerra. Fue llevado al campo de exterminio de Auschwitz, donde se le adjudicó el número 16.670.
Aparecen recuerdos y testimonios entrañables, sobrevivientes de presos del campo de exterminio que conocieron a Kolbe.
Impresiona sobremanera, el testimonio del prisionero número 918 de Auschwitz, KAZIMIERZ PIECHOWSKI, en el que dice sobre el santo polaco: “Me puso la mano en el hombro, y me dijo: Esperanza, solo hay esperanza“
Maximiliano dió la vida por un prisionero, un padre de familia. Se había producido una fuga en el campo de concentración, y los nazis castigaban con la muerte de presos. Un paso adelante en la fila, hacia el martirio y la entrega total de su vida. Maximiliano logró salvar la vida del preso. Algo inusual porque la lógica era que murieran los dos de forma inmediata.
Recluído en una celda sin comida (con otros prisioneros), como después de tres semanas aún sobrevivían, Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Ofició, mientras pudo, todos los días la misa, distribuyendo la comunión a otros prisioneros…
Esperamos que amigos y familias difruten de la proyección, y afirmen con toda la Iglesia, la alegría por el testimonio de M. Kolbe.
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