La tecnología desarrollada en España desarrolla modelos que podrán también ir armados, se prueban en los cielos de la península y se investigan en Torrejón (INTA).
No hace falta ir hasta una base secreta en un remoto desierto en EE.UU. para encontrar la última tecnología en aviones no tripulados.
A unos 20 minutos del centro de Madrid, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que vendría a ser la NASA española, lleva dos décadas impulsando un amplio programa de investigación y desarrollo de las tecnologías de este tipo de aparatos.
Alba, Diana, Siva o Milano son algunos de los nombres de los drones made in Spain que ya surcan los cielos sin más piloto a bordo que los datos que reciben a través de su sofisticado sistema de comunicaciones.
Sus principales tareas son la vigilancia y observación, aunque ya se ultiman modelos que podrán ir armados.
En un hangar, dentro de las instalaciones del INTA junto a la base aérea de Torrejón de Ardoz, varios operarios se afanan en la puesta a punto de un SIVA, acrónimo de Sistema Integrado de Vigilancia Aérea, uno de los aparatos españoles con más años de desarrollo a sus espaldas.
Jaime Cabezas, director de programas de vuelo no tripulado, explica que la primera versión de este UAV voló a principios del año 2.000, aunque el proyecto arrancó en los 90.
El UAV español está fabricado en fibra de carbono de alta resistencia. Tiene una longitud de 4 metros, una autonomía de 7 horas y un alcance máximo de 150 kilómetros. Su techo de vuelo es de 4.000 metros y puede alcanzar aproximadamente los 200 kilómetros por hora. Incorpora potentes cámaras de visión e infrarrojos y se le puede dotar de diferentes sensores según las misiones. Puede despegar en pista o mediante una lanzadera neumática, y también puede aterrizar con paracaídas.
De momento se usan para maniobras de entrenamiento. En el monte Teleno o en Ferral de Bernesga (León), en San Gregorio (Zaragoza), o en la escuela de pilotos de Matacán (Salamanca).
Fuente: Público
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