Ecuador: Los niños no son víctimas colaterales, son víctimas directas de la violencia.

544

Los niños y niñas de menos de cinco años son la segunda población de menores de edad que más ha muerto en Ecuador de manera violenta durante 2023. En Guayaquil, estas muertes sucedieron, en su mayoría, en la vía pública. Mirar con atención estas cifras nos hace pensar en la forma en la que el Estado y los medios muestran estos datos, pero también las condiciones en las que viven, cercados por las balas y sin espacios para jugar.

Seis días antes de la Navidad de 2023, a las 9:20 de la noche, dos hombres asesinaron a cuatro menores de edad mientras veían la televisión en su casa, acostados en la cama con sus padres, en el Guasmo Sur de Guayaquil. Jordana tenía siete años, Bryanna, cinco; Adiel tres y Aitana solo cinco meses. La madre de los niños estaba embarazada e intentó cubrirlos con su cuerpo, pero no fue suficiente. Los niños murieron de inmediato y ella, casi ocho horas más tarde…

El miedo se escucha de cerca. Ecuador es hoy el país más violento de América Latina y el undécimo del mundo, junto a Siria, Irak y Afganistán. Una de las razones por las que se ubica en este ranking es el incremento de muertes violentas como resultado de la expansión del crimen organizado. Durante 2023, se registraron más de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Temer la muerte de un niño … no es una exageración, mucho menos cuando se es testigo del cruce de balas. Durante el mismo 2023 murieron 788 niños, niñas y adolescentes de entre 0 y 18 años por homicidios y asesinatos, según datos del Ministerio del Interior. Esta cifra representa un aumento del 640% en comparación a los 104 homicidios de menores de edad que se registraron en 2019. …

Una de las causas del incremento de muertes violentas en este sector de la población, menciona Unicef, es el reclutamiento forzado de niños y adolescentes por bandas de delincuencia organizada. Eso tendría relación con el hecho de que la mayoría de estas muertes (59%), corresponden a adolescentes entre 13 y 18 años.Sin embargo, hay otra población profundamente afectada, los niños en su primera infancia: el 37% de muertes violentas en Ecuador ocurre entre niños de 0 a 5 años. Niños y niñas que aún no están en una etapa escolar y cuyo cuidado está, en gran medida, a cargo de su familia; que en muchos casos son madres y que lidian con el cuidado solas, pues en Ecuador 3 de cada 10 mujeres son madres solteras, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)…

Las cifras muy pocas veces se hacen eco de las muertes de niños y niñas en la ciudad, lo cual invisibiliza aún más la violencia que reciben… Los datos son esenciales para dimensionar esta problemática, asegura Sybel Martínez, abogada y directora de la Fundación Grupo Rescate Escolar. … Martínez insiste en que “lo que no se mide no se mejora y muchas veces es muy cómodo no tener que medirlo para no tener que mejorarlo.” Lo dice, pensando en que hay una ausencia de levantamiento de datos desde el Estado sobre las infancias. “Es importantísimo tener datos actualizados de la realidad o de las vulneraciones que viven los niños, niñas y adolescentes, y una vez que los tengamos poder trabajar desde la integralidad en varios programas y proyectos”, defiende Martínez.

…Las pocas veces que se ha recogido esto en los medios de comunicación, la idea que se repite es que estas son “muertes colaterales” por la situación que vive el país ante el crimen organizado y por lo cual 22 bandas, identificadas actualmente como objetivos militares, se encontrarían en una lucha de territorio que se ejecuta principalmente en barrios. Allí, donde se cruzan las balas, los niños mueren de forma violenta.

Sin embargo, estas muertes son más que, ¿un daño colateral?

Marilyn Urresto, socióloga e investigadora, considera que llamar “víctimas colaterales” a esas muertes es responsabilizar únicamente a las bandas y eximir de su responsabilidad al Estado.

La respuesta de los barrios

“¡Aquí han muerto muchos!”, dice Nancy Ramírez, quien lidera desde 1994 la Asociación 24 de mayo, en la Cooperativa Pablo Neruda, en el Guasmo Sur de Guayaquil. Según el portal estadístico de Segura EP, el sur, donde vive Nancy, es la segunda zona, después de Pascuales, que registró más muertes violentas en la ciudad durante 2023…Con organización, la situación del barrio ha mejorado… Nancy ya no solo tiene que mediar con entes gubernamentales para que la atiendan. Ahora debe hacerlo también con integrantes de las bandas.

…No hay alternativa, dice Marilyn Urresto, quien considera que el narcotráfico está tan insertado en los barrios, en las comunidades, que se vuelven parte de la convivencia. “La gente sabe qué banda está en su barrio, cuáles son sus símbolos, las estrategias de vinculación”.

… A través de los distintos estados de excepción a los niños se los ha condenado también a recibir clases virtuales y, espacios de socialización como las guarderías, cierran, así como los parques y las posibilidades de salir a jugar a la calle… No tienen espacios de congregación porque la forma más segura de protegerse es quedarse en casa y allí también hay problemas, la situación económica no da. La crisis de la violencia te encierra porque no tienes opciones. Si les preguntas a los chicos qué opciones tienen te dirán que salir de aquí, del barrio, y sentir que hay otros espacios para el disfrute”.

Para Nancy solo hay una forma de resolver el conflicto de violencia que viven de cerca y es trabajar con la comunidad, con las familias: “Si nosotros no capacitamos, no educamos a las familias y no hacemos integración, no habrá nada. Si nosotros erradicamos la violencia, vamos a tener otro país, pero si no lo hacemos, vamos a seguir en el mismo vacío y vamos a caer más profundo y ¿qué necesita esta comunidad?, lo principal es trabajar con las familias”, dice Nancy

…Para Mónica, el mayor miedo de vivir aquí es que haya una bala perdida, como aquellas por las que 149 niños y niñas de 0 a cinco años han muerto en Guayaquil, según los datos del Ministerio del Interior. …Si escuchan una balacera se van juntos al último cuarto de la casa hasta que pase. Y, aunque no es algo de todos los días, Mónica siente que por ahora está bien. Pero si tuvieran la opción de irse a otro lugar, lo haría, para que sus hijos crezcan de otra manera, donde puedan caminar y jugar tranquilos.

…En las zonas donde se incrementa la violencia todos los servicios se van, dice Suelin Noriega, Especialista en proyectos sociales, educativos y culturales. Para Noriega, como defensora de los derechos humanos, es aquí donde todos los servicios deben estar. “Es fácil señalar con etiquetas a las infancias perdidas, pero no nos damos cuenta que hemos ubicado a estas en ese lugar. Es un abandono sistemático que hace que los niños sean víctimas directas”.

…Para Sybel Martínez “cuando hablamos de niños, niñas y adolescentes hablamos de una trilogía”. Se habla del Estado, la sociedad y de la familia. “Ninguno de los tres estamentos ha cumplido su deber de cuidado y protección. Creo que el cuidado interpela más que la protección. Cuando se habla de niños hay que hablar de integralidad. No es posible romantizar el crimen, está bien poner mano dura, pero el Estado no se agota por controlar el crimen organizado porque en medio de esto, los derechos de los niños se ven complicados y se convierten en infancias en riesgo”.

Hay que preguntarse, dice Martínez, si la familia es un lugar de protección para esos niños y hay que trabajar con la familia en crianza positiva, en temas de salud mental y garantizar protección en las escuelas y en los espacios en que transitan. “Pero nada de esto funciona si en esa familia, en ese niño hay limitaciones, hay pobreza, hay hambre, hay necesidades”.

La narrativa del daño colateral no tiene responsables

En 2019, …se puso en el debate público una frase que ahora se repite demasiado: daño colateral. “Lamentamos todos los daños colaterales. La Policía Nacional es una institución que protege derechos, no ataca, tiene que defender las libertades del resto también”, dijo Carrillo (ministro del interior en ese momento y encargado de la seguridad del país).

Hoy, esa justificación que dejó muertos a manos del Estado, se cuela en los medios para hablar de las muertes de las infancias. Muertes que, aunque indignan, son —a criterio de Sybel Martínez— “de un solo hervor”. “Porque reaccionamos ante la muerte de los niños del Guasmo y luego ya nos olvidamos”.

En 2023, la Policía Nacional había identificado a 11 bandas consideradas narco criminales… Hoy esas bandas se han duplicado, según lo reportado en el Decreto 111 que declara el conflicto interno armado. Las muertes en contra de niños y niñas que viven en los barrios de Guayaquil, donde se expanden estas bandas criminales, han sido predecibles, dice Marilyn Urresto. “Tenemos un permanente estado de excepción desde 2020. Esto ha permitido la incorporación de cuerpos militares y de control en territorios, pero no hay un daño colateral cuando hay un conocimiento de que esto puede pasar en una guerra y más aún cuando el gobierno no tiene el contingente para precautelar la vida de la gente que, al vivir en barrios tomados por la delincuencia, corre peligro todo el tiempo”.

Vivir en estos barrios es una sentencia de muerte, agrega Urresto. “O te mata la banda porque tu hijo no se involucró o te mata la Policía”.

En medio está la destrucción potente del tejido social como consecuencia del miedo. Ahora no hay códigos que impidan la muerte de las infancias a manos del crimen organizado, dice Suelin Noriega, quien considera que “todo esto está atravesado por la pobreza en estos sectores, comenzando por la falta de acceso al espacio público, y por no crear entornos protectores que permitan que los niños y niñas tengan más opciones”.

En el libro “Daño colateral”, el filósofo polaco Zygmunt Bauman sostiene que este término acuñado por la fuerza militar es una de las explicaciones más drásticas de la desigualdad social. Para Bauman, la idea de calificar de “colaterales los efectos destructivos de una intervención militar supone una desigualdad existente de derechos y oportunidades, ya que acepta una distribución desigual de los costos que implica emprenderla”.

…“Ante un estado ausente lo único que te queda es la comunidad. El estado debe facilitar el entorno de protección desde las dinámicas comunitarias”, dice Noriega. La solución no debe ser securitista nada más, dice Sybel Martínez. Los niños necesitan respuestas integrales “porque tienen derechos, no derechitos”. Y cita a la escritora española Gloria Fuertes: “la patria no es una bandera ni una pistola, es un niño que nos mira”.

Extracto del artículo “LOS NIÑOS NO SON VÍCTIMAS COLATERALES, SON VÍCTIMAS DIRECTAS DE LA VIOLENCIA EN ECUADOR“.

Publicado originalmente en INDÓMITA MEDIA.