El decimosexto estudio social de la Fundación La Caixa concluye que los parados, los ancianos y la población con menos recursos son los colectivos más vulnerables. El treinta por ciento de la población española acumula diversos factores que le colocan en la situación de riesgo de caer en la exclusión social
Fuente: Expansion
El decimosexto estudio social de la Fundación La Caixa concluye que los parados, los ancianos y la población con menos recursos son los colectivos más vulnerables. El treinta por ciento de la población española acumula diversos factores que le colocan en la situación de riesgo de caer en la exclusión social
Es decir, que podría llegar a carecer de los recursos, las oportunidades y las posibilidades de los que dispone el conjunto de la sociedad. Esta es una de las principales conclusiones que se extrae del decimosexto estudio social de la Fundación La Caixa, que se ha centrado en analizar los fenómenos de la pobreza y la exclusión social en España y Europa.
“Este informe –sostiene su director y catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Subirats– enfrenta el concepto clásico de pobreza con el de la exclusión social”, que incorpora otros factores además de la falta de recursos económicos. La incorporación al mundo laboral, el nivel de formación, la condición sociosanitaria, el lugar de residencia o los vínculos sociales son algunos de ellos.
A pesar de que, en palabras de Subirats, la exclusión social es “difícil de cuantificar” porque no existen fuentes que unan todas las variables de vulnerabilidad, el equipo de investigadores ha tomado como muestra de su estudio los datos para España del Panel de Hogares de la Unión Europea del año 2000. Subirats concluye que de una muestra de 36.000 españoles pertenecientes a más de 15.000 familias, los parados, los ancianos y la población con menos recursos son los más vulnerables.
El estudio alcanza aún un mayor grado de concreción y apunta cuáles son los colectivos más abundantes entre los excluidos. Las mujeres que realizan trabajos no reconocidos por la sociedad –los relacionados con el hogar– ocupan el primer lugar, seguidas de los inmigrantes no comunitarios sin derechos. A pesar de no ser un factor de riesgo tan relevante como el empleo, la edad marca los dos colectivos siguientes: personas mayores con problemas de soledad y jóvenes con trayectorias muy frágiles de inserción laboral y social.
Problema creciente
Subirats cree que, mientras la pobreza caracteriza la etapa del industrialismo, la pérdida de vínculos sociales es un fenómeno propio del siglo XX. A su juicio, los años 80 trajeron consigo un “cambio de época en todo el mundo que aún estamos atravesando”. Sin embargo, en España no fue hasta la década de 1990 cuando se “detectaron errores en las políticas sociales”. Cree que el problema de la exclusión social continuará creciendo en los próximos años, ya que “las soluciones están aún en una fase inicial”.
Este concepto se acuñó originariamente en Francia, pero no se expresó de forma institucional hasta hace cuatro años, cuando la UE decidió impulsar una serie de planes nacionales de inclusión social en el marco de la cumbre europea de Lisboa. Estas iniciativas difieren mucho de un país a otro –como describe Subirats, “no se puede comparar España o Portugal con Suecia”–, pues la UE dio carta blanca a cada estado para desarrollarlas a su medida. Defiende que, además de tratar otros asuntos y de la inserción laboral, estos planes deberían contar con un carácter eminentemente local.