Polanco, quien desde el franquismo trenza sus negocios bajo cuerda del Gobierno, de cualquiera, hace nupcias con Felipe para dar un pelotazo mediático al servicio del PSOE, hasta producir una cierta melancolía el que algunos crean que el editor y su consejero delegado, criado a los pechos de la dictadura, son de izquierdas. Pero ni siquiera llegan a ser progres salvo de otra cosa que no sea su dinero.
Por Martín Prieto
El Mundo
jueves, 9 de diciembre 2004
Tengo en alta consideración al Grupo Prisa y me duele verlo caer del error a la información torticera, de ésta al compadreo político y de aquél a la infamia, a la mentira y a la calumnia, encantados de conocerse, sin ánimo de enmienda, tal como la secta que ya es.
El multimedia tiene un antes y un después: primero El País, referente durante la Transición democrática y que todo aquél considerado progresista llevaba bajo el brazo como una seña de identidad; después, y con el fracaso en los lomos de Radio El País y el efímero semanario El Globo, la compra de las acciones del Estado en la Cadena Ser concedida graciosamente por Felipe González.
Polanco, quien desde el franquismo trenza sus negocios bajo cuerda del Gobierno, de cualquiera, hace nupcias con Felipe para dar un pelotazo mediático al servicio del PSOE, hasta producir una cierta melancolía el que algunos crean que el editor y su consejero delegado, criado a los pechos de la dictadura, son de izquierdas. Pero ni siquiera llegan a ser progres salvo de otra cosa que no sea su dinero.
La Ser fue una radio seria hasta Eugenio Galdón y hoy ha devenido en Radio Macuto o en Radio España Independiente, que cada día anunciaba la huelga general revolucionaria. Una mendacidad y una lástima para los que propagan la existencia de cadáveres terroristas suicidas sin saber de lo que hablan ni rectificar ante sus oyentes.
En los tiempos núbiles de El País era obligado cantar la gallina (aclarar las cosas) y si llegabas a equivocarte se te caía el último pelo. Hoy en esa empresa no se respeta ni su Libro de Estilo, que reza que los rumores no son noticia y nunca deben recogerse. La máxima de contrastar las noticias con al menos tres fuentes se aplica comprobando los hechos con una prima, el portero y un transeúnte.
Todo se da a la filtración desde un gabinete de Prensa de un ministro socialista.
El error conceptual, fruto de un suculento negociado, se acelera, día tras medio, en una precipitación de iniquidades que dan risa del Grupo Prisa. Ayer fueron los seguros de vida del ex ministro Trillo (extensibles a González y a ZP) y hoy los obispos editando una página web con las ministras desnudas y en poses sicalípticas. Se nota el nerviosismo ante una Cope que se acerca a la Ser con Federico Jiménez Losantos royéndole los calcañares a Iñaki Gabilondo. Lo grave es la certeza de «cría fama y échate a dormir». El grupo hoy vive de su alianza interesada con el PSOE y de su virginidad iniciática. Así hay ciudadanos que no hacen variables mediáticas y sólo leen El País, escuchan la Ser y ven Canal Plus, y si lo hacen todo a la vez viven en un limbo informativamente engañoso. El grupo con los años va de torpe a francamente malo, enseñando la patita de lobo enharinada por debajo de la puerta de nuestra Caperucita, porque es insostenible para un medio de esa magnitud no ya dar por ganador a Kerry sino propalar continuamente noticias falsas. Que el editor y su consejero delegado se lo mediten porque la mentira tiene las patas muy cortas, no se puede vivir eternamente de las rentas y no se debe jugar a una sola carta. De nada.