Declaraciones de Felipe González Márquez en México: (Siete asedios al mundo actual. Nexos, México, marzo 1998, pag 41). El mundo es un casino financiero internacional. Todo parecido con el socialismo es pura ficción. Trabajo sobre capital afirma un ilustre personaje. Felipe González niega la posibilidad.
«Dentro del fenómeno de la globalización, lo que llama la atención no es el crecimiento del comercio mundial. En términos globales el comercio mundial crece una media del 4% anual. Esto no es nuevo, ya se producía antes de la primera Guerra mundial. Lo nuevo es el crecimiento de los movimientos de capital, es decir, de dinero que busca dinero. De dinero que busca dinero, y sobre todo dinero caliente, circulan entre y 1.4 billones (millones de millones) de dólares cada día por los mercado cambio.
Un país como España tiene 60.000 millones de dólares de reserva de divisas para defender su moneda frente a algún movimiento especulativo. Si la cola de ese potente huracán que circula cada día, veinticuatro horas al día, pasara por mi país, sólo rozarlo significaría la liquidación de nuestras reservas de divisas en media hora de entretenimiento. ¡Tanta reserva de divisas para defender la estabilidad cambiaría y la potencia de nuestra moneda, símbolo de nuestra soberanía!
No hay fórmulas para contener, ni hay fronteras para limitar la libertad de movimientos de capitales. La libertad de movimientos de capital es una auténtica revolución de la nueva situación internacional, lo que verdaderamente está mundializando la economía a nivel planetario. Tenemos que acostumbrarnos los políticos a gobernar «capital humano», porque el «capital» lo gobiernan otros.
Ahora bien, el 90% de los capitales que circulan -el 90% de esos 1.3 o 1.4 billones de dólares diarios- son transacciones que se realizan en menos de una semana y que no se corresponden con transacciones de mercancías ni de servicios, ni mucho menos de inversiones productivas. Es dinero que busca dinero o beneficio en los mercados de cambio, situación completamente nueva. Se puede intentar frenar ese dinero, yo lo hice durante veinte días en el año 1992, y a los veinte días, después de algunos ataques a la peseta, renunciamos al intento. El gobernador del Banco de España me dijo: «Mejor quitamos estas medidas de control porque no sirven para nada. Nos están quitando credibilidad y nos va a producir efectos muy negativos en los flujos de inversión que necesitamos».