La Generalitat catalana no quiere que los medios de comunicación desarrollen con libertad su trabajo en lo que a la cobertura del hundimiento del túnel de metro en el Carmel se refiere. Los motivos esgrimidos son, oficialmente, la seguridad y la intimidad de los afectados. Las consecuencias, una restricción importante y creciente de la labor informativa que intenta recoger la realidad del drama que vive todo un barrio desde todos los ángulos posibles….
El Carmel de Barcelona como ejemplo: liquidando la libertad
ForumLibertas
10-02-2005
El barrio del Carmel alcanzó fama con la excelente novela de Juan Marsé, Las últimas tardes con Teresa, donde relataba lo tortuoso de sus empinadas calles resultado de una construcción anárquica fruto de la necesidad, cuando Barcelona era, junto con Madrid, uno de los grandes focos de atracción de inmigrantes de otros lugares de España. El Carmel es el resultado de un gran esfuerzo humano, el de sus habitantes, que en muchos casos han levantado su propia casa con el trabajo de sus manos. A pesar de que en Barcelona gobierna la post-izquierda desde hace casi un cuarto de siglo, nada del Carmel ha cambiado substancialmente. Se han hecho mejoras, pero 25 años de Gobierno ininterrumpido daría para mucho más.
La fragilidad de buena parte de sus edificios permanece intocable. A ello se une una geología complicada, tanto que el primer padre de la cartografía geológica de Barcelona explicaba, en el Aula Magna de la Universidad, que el metro nunca debería haber pasado por debajo de este inestable promontorio y que, si se opta por lo contrario, se deberían haber adoptado precauciones singulares, empezando por catas del terreno cada diez metros, algo que evidentemente está muy lejos de lo que se ha hecho.
Ahora, en su comparecencia parlamentaria, el consejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat, Joaquim Nadal, que fue alcalde de Girona y ahora se ha convertido en hombre fuerte del socialismo catalán, ha declarado dos cosas difíciles de conciliar y que sólo una prensa amable y una oposición sin mordiente se muestran incapaces de utilizar en la búsqueda de las causas y de la necesaria justicia. Nadal, por una parte, afirmó que el desastre se pudo evitar si se hubieran extraído las medidas de contención en el túnel, pero por otra parte dijo y repitió hasta la saciedad que no era posible establecer las razones de la catástrofe. ¿En qué quedamos? ¿No es una razón, la razón, el no haber adoptado las precauciones necesarias dada la anunciada geología del terreno?
Existen fundadas dudas de que el proyecto de túnel de maniobras causante del hundimiento tuviera un proyecto en regla. En cualquier caso, nunca ha sido presentado a información pública. También desmintió cualquier posibilidad de dimisión por su parte y se abstuvo de presentar ningún cese. Hay motivos sobrados para que se produzcan ceses o dimisiones. Existen razones obvias para que Nadal asuma su responsabilidad política. Y en este contexto, aparecen los datos preocupantes: la mordaza informativa impuesta por el Gobierno autonómico a los medios de comunicación, en un gesto sin precedentes, y el escándalo profesional de que el propio Colegio de Periodistas de Cataluña, presidido por Joan Brunet, haya emitido un comunicado que avala la censura gubernamental. Y esto es todavía más grave por cuanto Brunet tiene toda su vida profesional vinculada a representar los intereses de las administraciones socialistas.
La incompatibilidad, al menos moral, es manifiesta. Y es que el problema de Cataluña hoy es que difícilmente puede moverse nadie que dependa en alguna medida de los presupuestos públicos sin temor al castigo: periodistas, empresarios, medios de comunicación, asociaciones. Todo el mundo, antes de hablar o hacer, debe recapacitar sobre el hecho de que el Gobierno central, el autonómico, la Diputación o el Ayuntamiento de Barcelona, tienen el mismo color político y un abrumador peso económico, directo a través de las contrataciones y también indirecto, tan importante o más que el anterior.
Cataluña va viviendo un problema creciente de falta de libertad práctica. Y ése es un tema que debe preocupar obviamente a los catalanes, pero no sólo a ellos. Lo que está sucediendo en el Carmel es un ejemplo de los resultados de una sociedad manipulada y dirigida.
El Govern quiere `cerrar` el Carmel a la prensa
El Mundo
09/02/05
La Generalitat catalana no quiere que los medios de comunicación desarrollen con libertad su trabajo en lo que a la cobertura del hundimiento del túnel de metro en el Carmel se refiere. Los motivos esgrimidos son, oficialmente, la seguridad y la intimidad de los afectados. Las consecuencias, una restricción importante y creciente de la labor informativa que intenta recoger la realidad del drama que vive todo un barrio desde todos los ángulos posibles.
Así se desprende de un borrador de protocolo elaborado por el Govern. Un texto que pretende regular el trabajo que han de desarrollar los profesionales de la información en las diferentes situaciones que se pueden producir durante la cobertura diaria de las noticias que se producen en el Carmel.
Así, el borrador prevé que cuando se reúna a vecinos y Administración no estén presentes los medios de comunicación. Al principio de las reuniones, se permitirán «dos minutos» para tomar fotografías y registrar imágenes y «sonido ambiente». Después, los periodistas serán «invitados», dice textualmente el borrador, a abandonar la sala donde se celebre el encuentro.
Ayer mismo se puso en marcha otra de las medidas que afectan a la cobertura informativa: el que se refiere a la filmación o toma de fotografías en el lugar que rodea la zona cero del hundimiento del túnel a través de un pool. Es decir, que cada día sea un medio de comunicación el que acceda al lugar donde se produzca la noticia y que luego facilite el material resultante de su trabajo a todos los medios que lo deseen.