La delincuencia y el narcotráfico produce unas pérdidas equivalentes a tres veces la riqueza de México o España.
Durante 50 años, Meyer Lansky fue el hombre que gestionó las finanzas del crimen organizado en Estados Unidos. Inspiración del personaje de Hyman Roth en la segunda parte de El Padrino, Lansky era indiscutiblemente un genio para los negocios, tanto los suyos como los ajenos. Un agente del FBI afirmó, no sin admiración: “Si hubiera sido honesto, podría haber sido el consejero delegado de General Motors”.
La historia de Lansky permite aventurar dos conclusiones. Primero, que el delito es un negocio global que mueve miles de millones de euros; segundo, que el crimen es un perjuicio para el resto de la economía: sea por negocios que se dejan de hacer, sea por los gastos que obliga a realizar o, como en el caso del mafioso estadounidense, por talento que podría haber tenido un mejor uso.
Pero ¿cuánto le cuesta al planeta el crimen? Es un problema tan multifacético y con tantos factores ocultos que hasta los mayores expertos tienen sus dudas. “Si uno empieza a sumar, resulta en un porcentaje importante del PIB, y es imposible cuantificarlo todo”, explica por teléfono Alys Willman, especialista del equipo de prevención de la violencia y cohesión social del Banco Mundial. “El efecto del crimen en la economía solo ha empezado a considerarse desde hace poco. Hace 15 años nadie pensaba en calcular lo que costaba la violencia. Pero está creciendo una conciencia de que esto es un asunto importante para el desarrollo”.
América Latina, el continente más violento, es el objetivo de muchos estudios
El que más se aventura es el Instituto para la Economía y la Paz (IEP, en sus siglas en inglés), una organización no gubernamental fundada por un empresario de la informática, el australiano Steve Killelea. En su último informe, el IEP estima que en 2014 el planeta perdió 3,3 billones de dólares (un 4,2% del PIB global) en combatir la inseguridad interna: dos billones en pérdidas por los efectos del crimen y otros 1,3 billones en gastos de seguridad no militar.
Ante la dificultad de generalizar los datos, la mayoría de los estudios sobre el tema son regionales o sectoriales. Un análisis de 2010 del think tank Center for American Progress calculaba que solo en Estados Unidos, los costes directos de cuatro delitos (asesinato, violación, agresión y robo) sumaban 42.000 millones de dólares (34.000 millones de euros), 137 dólares por cada estadounidense. En Tailandia, una investigación estimaba que cada caso de violencia suponía alrededor de 65 euros en costes directos para el sistema de salud pública —lo que se acumula hasta sumar el equivalente al 4% del presupuesto sanitario del país asiático— y cerca de 700 euros en productividad perdida.
De los 10 países con mayor tasa de homicidios del mundo, según el Banco Mundial, ocho están en el continente americano. En todos ellos los índices de muerte violenta son homologables a los de países en conflicto civil. “En ella [América Latina y el Caribe] vive menos del 9% de la población mundial, pero se registran el 33% de los homicidios en todo el mundo”, explica un informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el pasado octubre.
“Y, lo que es más preocupante (…), es la única región donde la violencia sigue siendo alta y ha seguido aumentando desde 2005”, continúa el informe. “De hecho, en la mayoría de los países [de la región], los niveles de violencia son tan altos que el aumento de la violencia se compara con el de una epidemia según los estándares internacionales”. No es de extrañar que los esfuerzos para desentrañar las consecuencias económicas del crimen se centren en América Latina. El propio IEP ha realizado varios informes referidos exclusivamente a México. “Nosotros estimamos que en 2014 la violencia le costó a México tres billones de pesos [165.000 millones de euros]”, explica Killelea. “Un 77% de esa cifra deriva del homicidio y el crimen violento y organizado”.
Cuanto más específicos son los estudios, más claros pueden apreciarse los efectos del crimen. En 2010, la Asociación Mexicana de Promotores Inmobiliarios (AMPI) afirmó que solo ese año la violencia había evitado inversiones por valor de 240.000 millones de pesos (14.650 millones de euros), el equivalente a un 30% del mercado inmobiliario y un 1,6% del PIB. La propia AMPI señala que durante los años más duros de la violencia en el norte del país, las rentas inmobiliarias habían caído un 30%.
Autor: Thiago Ferrer Moroni (* Extracto)
Fuente: El País