Con motivo del Día Mundial de África, el Movimiento Cultural Cristiano en Almería, ha celebrado, el pasado día 26 de mayo de 2013, un encuentro con diversas comunidades de inmigrantes africanos, originarias de Senegal, Guinea-Bissau, Gambia… al que se unieron también amigos iberoamericanos.
Con gran alegría, cerca de ochenta personas, compartimos este día teniendo como eje profundizar en la historia de la Iglesia. En este sentido, la jornada comenzó dialogando con un matrimonio militante cristiano, en torno a los orígenes del cristianismo y recordando que la historia del continente africano y la historia de la Iglesia se encuentran íntimamente unidas. De hecho, algunas de las primeras comunidades cristianas se asentaron en el norte de África; incluso, la familia de Nazaret, que fue perseguida, pasó por tierras africanas en su exilio.
En este interesante diálogo tuvo una gran acogida la proyección de un audiovisual sobre los orígenes del cristianismo, de las ediciones “Voz de los Sin Voz”.
A lo largo del día, se vio la importancia de la aportación de África al conjunto de la Iglesia universal y especialmente la vida de testigos de la Iglesia, luchadores por la justicia y la solidaridad, como la de Margarita Barankitse en Burundi, que es un referente fundamental entre los testimonios de solidaridad.
Asimismo, se puso de manifiesto la necesidad de la formación y promoción humana y cristiana encarnada desde la lucha por la paz y la solidaridad, de los empobrecidos.
Para celebrar el día de África, los asistentes a la jornada pudimos compartir una comida típica de distintas variedades de arroz y zumo de arándanos, que prepararon los amigos africanos. Y como no podía ser de otra forma, no faltaron los djembé que dieron paso a un espacio de música y danzas.
La jornada finalizó con una Eucaristía celebrada en la parroquia de San Sebastián, en Almería, presidida por su párroco D. Manuel C. que destacó cómo la solidaridad y la acogida al inmigrante forma parte de la historia y tradición de la Iglesia.
La liturgia estuvo acompañada por los hermosos cantos del coro africano. Un momento muy emotivo fue la procesión del ofertorio, en la que varias muchachas vestidas con su traje regional, danzaron hasta el altar con varias cestas de frutas, junto al Pan y al Vino, como signo del trabajo que queremos ofrecer al Señor.