El derecho a la vida es lo primero

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La vida humana es sagrada e inviolable desde su concepción hasta su término natural.

El Papa Juan Pablo II, en el mensaje con ocasión de la jornada Mundial de la Paz de 1999, dedicaba los tres primeros números a la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, como fundamento de los derechos humanos.

Entre todos ellos «el primero es el fundamental derecho a la vida». Si se destruye violentamente la vida del ser humano, desaparecen los restantes derechos, que presuponen que el ser humano vive.

«La vida humana es sagrada e inviolable desde su concepción hasta su término natural. «No matar» es el mandamiento divino que señala el límite extremo, que nunca es lícito traspasar. «La eliminación directa y voluntaria de una ser humano inocente es inmoral».

En este documento el Papa nos propone un horizonte positivo de este derecho fundamental: «El derecho a la vida es inviolable. Esto implica una opción positiva, una opción para la vida.

El desarrollo de una cultura orientada en este sentido se extiende a todas las circunstancias de la existencia y asegura la promoción de la dignidad humana en cualquier situación». He aquí algunas aplicaciones de importancia:

  1. «Una auténtica cultura de la vida, al mismo tiempo que garantiza el derecho a venir al mundo a quien aún no ha nacido, protege también, a los recién nacidos, particularmente a las niñas, del crimen del infanticidio».
  2. “Asegura igualmente a los minusválidos el desarrollo de sus posibilidades y la debida atención a los enfermos y ancianos».
  3. Motivo de profunda inquietud son los recientes descubrimientos en la ingeniería genética: «Para que la investigación científica en dicho ámbito esté al servicio de la persona, es preciso que esté acompañada en cada fase por una reflexión ética que inspire adecuadas normas jurídicas para salvaguardar la integridad de la vida humana. Jamás la vida puede ser degradada a objeto».
  4. El rechazo de toda violencia: «Optar por la vida comporta el rechazo de toda forma de violencia. La de la pobreza y del hambre, que aflige a tantos seres.

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