El hambre aumenta por cuarto año consecutivo y azota ya a más de 250 millones de personas
Las causas del hambre: políticas y económicas, no han sido atacadas de raíz, provocando más hambre y dependencias a los empobrecidos.
Según el informe, más del 40% de la población expuesta a crisis, emergencia o catástrofe alimentaria reside en sólo cinco países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, partes de Nigeria (21 estados y el territorio de la Capital Federal) y Yemen.
Por otra parte, la población de siete países se enfrentó a la inanición y la indigencia, o a niveles catastróficos de hambre aguda en algún momento de 2022. Más de la mitad de ellos se encontraban en Somalia (57%), mientras que estas circunstancias extremas también se dieron en Afganistán, Burkina Faso, Haití (por primera vez en la historia del país), Nigeria, Sudán del Sur y Yemen.
Además, en 30 de los 42 principales contextos de crisis alimentarias analizados en el informe, más de 35 millones de niños menores de cinco años sufren emaciación o malnutrición aguda, de los cuales 9,2 millones padecen emaciación grave, la forma de desnutrición que más vidas pone en peligro y que más contribuye al aumento de la mortalidad infantil.
IBEROAMÉRICA
El nuevo informe de Naciones Unidas referido al año 2022 asegura que el 22,5% de las personas en América Latina y el Caribe no cuenta con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable. En el Caribe, un 52% de la población ha sido afectada por esta situación; en Centroamérica este número alcanza el 27,8% y en América del Sur el 18,4%.
La publicación informa que 131,3 millones de personas en la región no pudieron costear una dieta saludable en 2020 (eufemismo usado por han pasado hambre). Esto representa un aumento de 8 millones con respecto al 2019, y se debe al mayor costo diario promedio de este tipo de dieta en América Latina y el Caribe comparado con el resto de las regiones del mundo, llegando en el Caribe a un valor de 4,23 dólares, seguido de América del Sur y Mesoamérica con 3,61 y 3,47 dólares, respectivamente.
La falta de acceso económico o asequibilidad de una dieta saludable observada en toda la región también está asociada a diferentes indicadores socioeconómicos y nutricionales. El informe presenta una clara relación con variables como el nivel de ingresos de un país, la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad.
El reporte reveló también que el aumento de precios internacionales de alimentos experimentado desde 2020, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania, y el alza en la inflación alimentaria que se encuentra por sobre la general, han incrementado las dificultades para que las personas puedan acceder a los alimentos.
El informe además incluye recomendaciones y un análisis de políticas para mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos, principalmente, a fin de apoyar a las personas más vulnerables y a los hogares de bajos ingresos que gastan una mayor proporción de su presupuesto en alimentos.
“La inseguridad alimentaria seguirá aumentando por la crisis de los precios de los alimentos y de los combustibles causada por el conflicto en Ucrania y las secuelas de la COVID-19”, dijo Lola Castro, Directora regional del WFP. “Debemos actuar ya, pero ¿cómo podemos hacerlo? Apoyando a los gobiernos a expandir las redes de protección social porque la pandemia volvió a demostrar que la protección social es útil para mejorar la asequibilidad a una dieta saludable evitando que crisis como esta golpeen aún más a las poblaciones afectadas”.
El número de personas con hambre en la región sigue en aumento
Entre 2019 y 2021, la cifra de hambre en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando un total 56,5 millones de personas con hambre en 2021, situación que también fue afectada por el impacto de la pandemia de la COVID-19. Un incremento liderado por América del Sur, donde 11 millones de personas adicionales padecieron hambre. Entre 2019 y 2021, el hambre alcanzó una prevalencia del 7,9 % en América del Sur, 8,4% en Mesoamérica y 16,4% en el Caribe.
Con respecto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, en 2021 el 40,6% de la población regional experimentó esta situación, en comparación a un 29,3% de la población a nivel mundial. La inseguridad alimentaria severa también es más frecuente en la región (14,2%) que en el mundo (11,7%).
Otras cifras presentadas en el informe señalan que la región registra una importante evolución respecto a la prevalencia de la desnutrición crónica en niños menores de 5 años. En 2020, esta cifra fue del 11,3% en América Latina y el Caribe, aproximadamente 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial. Sin embargo, 3,9 millones de niños y niñas de hasta 5 años padecen sobrepeso.