Cuando a Tierno Galván, alcalde de Madrid socialista y agnóstico, sus compañeros de partido le preguntaron porqué no había quitado el crucifijo de su despacho, respondió que a él no le molestaba la imagen de un hombre justo.
Días pasados cayó en mis manos una circular con membrete «Junta de Andalucía. Consejería de Educación. CEIP San Juan de la Cruz. Baeza (Jaén)», con sello del centro y la firma del director, en la que se decía: «por indicación de la Inspección educativa» y «como consecuencia de denuncias formuladas ante la misma por padres y madres de alumnos del centro…» se daban unas instrucciones «en aplicación de la normativa vigente sobre esta materia» y se decía: «Los maestros y maestras del centro deberán retirar de las aulas ordinarias los crucifijos y demás simbología confesional, quedando, dichos símbolos, circunscritos al aula de religión, mientras esta exista, y debiendo retirarlos una vez concluida la clase, si la actividad tuviera lugar en un aula distinta a la asignatura para este fin. Asimismo, y por la indicación de la Inspección de Educación, esta Dirección deberá hacer un seguimiento del cumplimiento de estas instrucciones, debiendo comunicar a la misma los nombres de los maestros y maestras que la incumplan, para la incoación del oportuno expediente disciplinario».
«que quiten los crucifijos de las escuelas…, nosotros pondremos un maestro cristiano en ellas» |
Antonio A. Calvo