El otro precio del iPhone 6: explotación y precariedad en las filiales chinas de Apple

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Filiales de Apple en China explotan a sus trabajadores para afrontar la demanda navideña, según ONG

El nuevo Iphone 6 es el regalo estrella de estas navidades. Tanto las teleoperadoras como las tiendas de ventas con una manzana sobre el dorso hacen malabares para hacer frente a la excesiva demanda de estas fechas. Para ver la otra cara de la moneda hay que viajar unos miles de kilómetros desde Europa.

Según denuncia la ONG China Labor Watch, la filial de la multinacional americana en Asia, Jabil, mantiene en condiciones de explotación laboral a sus trabajadores en las fábricas: no pueden hablar o levantar la vista de su trabajo y completan hasta 158 horas de trabajo extra al mes.

A través de una sencilla lista de unos 27 puntos, la organización ha elaborado por segundo año un informe de las irregularidades que comete la empresa contra sus trabajadores. Desde la discriminación por motivos de sexo, raza, religión o de otra índole a la hora de la contratación hasta la violencia verbal o castigos excesivos pasando por el exceso en el número de horas trabajadas o las escasas medidas de seguridad en los puestos de trabajo, el documento examina punto por punto las condiciones laborales de las fábricas de Jabil y marca un suspenso en casi todos ellos.

La situación ha empeorado incluso con respecto al año anterior a pesar de los esfuerzos de denuncia por parte de las ONG. En 2013, para el montaje del Iphone 5s, se abusó de la jornada laboral de los trabajadores forzándoles a realizar horas extras para completar su salario, reduciendo los tiempos de descanso y confinando a los empleados en lugares de escasa seguridad y salubridad.

El ambicioso lanzamiento del nuevo Iphone 6, en septiembre de este año, ha forzado a las filiales de Apple a imponer una velocidad más en sus cadenas de montaje. El resultado se ha saldado con una mayor desprotección de los derechos de los trabajadores en las fábricas chinas de la empresa subcontratada.

China Labor Watch describe en su informe el intenso olor a aceite que se desprende a las afueras de este tipo de fábricas que en el lenguaje popular se conocen como “sweat shops” (talleres de sudor).

El aceite es un ingrediente indispensable en la fabricación de las cubiertas del exclusivo teléfono móvil, por las autoridades sanitarias consideran fundamental la utilización de uniformes de trabajo especiales que protejan de los componentes tóxicos del crudo. No obstante, y pese a que la filial presupuesta 16 $ mensuales para la vestimenta sus trabajadores, los empleados de Green Mei -una de las fábricas de Jabil- no reciben dichos monos protectores.

Para llevar a cabo la investigación, dos miembros de la organización entraron a formar parte de la plantilla de trabajadores de una de las fábricas de Jabil. Desde dentro, tomaron datos y realizaron numerosas entrevistas a otros trabajadores para ilustrar la situación que se vive dentro de las fábricas. Según recoge el informe, durante el tiempo que duró la investigación los trabajadores fueron trasladados a un emplazamiento en construcción. Andamios, hierros sin seguridad e inundaciones eran parte del día a día con el que los trabajadores tenían que lidiar en su horario laboral.

Según CLW, las líneas de producción están completamente colapsadas, lo que aumenta de manera considerable la temperatura ambiente de la nave. Hay, a grandes rasgos, dos tipos de trabajadores: los que disponen de un contrato temporal -la mayoría- y los supervisores, con un contrato de mayores garantías salariales y temporales. La mayoría de los trabajadores llevan poco tiempo debido a que las condiciones laborales y la alta presión a la que son sometidos no se puede aguantar durante mucho tiempo.

Los investigadores de la ONG detallan el trato de los supervisores hacia el resto de los trabajadores: gritos y órdenes constantes. Además, no está prohibido hablar ni dejar de trabajar. El peor momento llega cuando uno de los supervisores detecta algún defecto en los productos manufacturados.

Los trabajadores pagan sus errores con rebajas salariales u horas extras no remuneradas.

Condiciones precarias, salarios de miseria

Mientras que en los países enriquecidos el iPhone 6 se vende libre a un precio de 699 euros (799 en la versión plus), quienes montan el aparato electrónico apenas perciben un salario de 277 dólares mensuales aunque su nómina recoge la posibilidad de bonus por permanencia u horas extras realizadas. Estos suplementos adicionales pueden llegar hasta los 47 dólares mensuales al cabo de un año.

Sin embargo, según denuncia el informe, Jabil no paga la seguridad social que, en cambio, sí grava a los sueldos de los empleados. Asimismo, la ONG denuncia las escasa transparencia de la empresa respecto a sus cuentas y sus contribuciones a nivel tributario.

De este modo, un salario de menos de 300 euros, horas extras incluidas, se traduce en una extensa jornada laboral que engloba seis días semanales de trabajo y turnos de 12 horas diarias de las que hay que descontar dos horas para descansos y comidas y otras dos horas de horas extra obligatorias. Es decir, el turno de trabajo consiste en ocho horas regulares más dos horas extra obligatorias.

Esa es la teoría que prescriben los documentos de Jabil. La práctica no dice lo mismo. Los investigadores de CLW llegaron a acumular entre 100 y 158 horas mensuales de trabajo extra, lo que, según la organización, excede cuatro veces el límite de horas extras establecido por las leyes Chinas, bastante permisivas de por sí. Después de las vacaciones de septiembre las horas extra pasaron al domingo y se redujeron los tiempos de descanso para las comidas hasta alcanzar las 11 horas diarias de trabajo. ¿El motivo? La creciente demanda del iPhone 6.

Autor: Alberto Ortiz Jiménez
Fuente: Aleteia