El santo que fue niño esclavo

2050

San Patricio, patrón de Irlanda

Nació en Gran Bretaña (en Bennhaven Taberniae, pueblecito de Escocia que hoy no se encuentra en los mapas) hacia el año 385.
No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Por lo que el santo dice de sí mismo, se supone que era de origen romano-bretón.
A la edad de 16 años cayó prisionero de piratas, junto con otros jóvenes, para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Cuidó ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito. Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las Costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de san Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud.
Él cuenta de este periodo: «Oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron más dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe (…)»
          


Huyó. Caminó más de 300 kilómetros hasta llegar a un puerto en la costa. Encontró un barco que lo trasladó hasta Francia.  Patricio pasó varios años en dicho país antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.

En esa época hizo un viaje a Roma y el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, san Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio.


Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Hay  muchas razones para creer que san Patricio convocó a un sínodo, seguramente en Armagh. Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado hasta nosotros tal como fueron redactados. En esa época san Patricio era ya un anciano con la salud quebrantada por el desgaste físico de sus austeridades y de sus treinta años de viajes de evangelización.
El buen éxito de la misión de san Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes. Él supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundó monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales.


Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Para hablar acerca de la Santísima Trinidad, presentaba la hoja del trébol, diciendo  que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero.
La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que san Patricio atrajo muchos discípulos fieles. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma.
Según un cronista de Britania, Nennius, san Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y «desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda. El objeto que perseguía al subir a la cima  era el de orar por todos (…) Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén». Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.


Su fiesta se celebra el 17 de Marzo