El tráfico de armas aumenta, la guerra es un buen negocio

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La pregunta del Papa sobre la influencia del lobby de la industria armamentística es realista: ¿Qué influencia tienen estas industrias en las decisiones de las naciones?

Según los observadores internacionales la industria de las armas supone un 2’5% del PIB mundial. Desde 1994 hasta 2010 ha habido un aumento que ha afectado a todos los continentes, en especial a África, Asia y América. La caída (-5%) en estos últimos años ha correspondido al fin de la guerra de Irak, pero si USA gasta menos, Rusia y China aumentan sus reservas. En Europa, la mayoría de los países son también productores de armas. Por ejemplo en Italia, teniendo en cuenta que las industrias públicas Finmeccanica y Fincantieri son los principales protagonistas del sector (sin olvidar el lado “privado” como Iveco y Beretta) se calcula que en diez años se ha obtenido un beneficio de 36 billones de euros.

Según un informe de la revista “Missione Oggi”, las exportaciones legales desde los países de la Unión Europea en el periodo 2006-2010, registraron ventas por parte de: Arabia Saudí (12 billones de euros en gastos militares), Emiratos Árabes unidos (9 billones), India (5’6 billones), Pakistán (4 billones), Venezuela (1’6), China (1’2), Egipto (1’1), Libia (1) (La Stampa, 9 de septiembre).

Cifras importantes, por tanto, que hacen más inteligible el hecho de que en países como USA, sea todavía muy fuerte la presencia de las industrias armamentísticas. Y es interesante ver como hace algunos meses, en los Estados Unidos, hubo una gran oposición del lobby armamentístico al tratado de la ONU sobre el comercio, que intentaba establecer una regulación de la venta internacional de armas.

“Lo que no queremos es la inserción de la categoría de armas de fuego civiles en el ámbito de aplicación del tratado”, dijo Tom Mason, secretario ejecutivo del NRA (El lobby más importante de armas en USA) y su representante en las Naciones Unidas por casi dos décadas. El objetivo del lobby de las armas es el de distinguir lo que es un arma de fuego civil de las armas de la guerra que llevan a la violación de los derechos humanos.

La presidenta de Amnistía Internacional USA, Michelle Ringuette, dijo que no hay ninguna diferencia entre armas civiles y armas de guerra. “Tal distinción –dice- haría que el tratado fuese inoperante”. Las organizaciones humanitarias acusaron al gobierno de Obama de ceder ante las presiones del NRA. (The Post Internazionale, 18 de marzo).

Sobre esta base asume un nuevo significado la pregunta que el Papa Francisco dirigió al mundo durante el Angelus del domingo 8 de septiembre: “¿una guerra por problemas o es una guerra comercial para vender las armas en el comercio ilegal?”.

Sobre esto la intervención de Mons. Silvano María Tomasi, observador permanente de la Santa Sede en la oficina de ONU de Ginebra es clara y atribuye a Occidente y a los productores la responsabilidad con respecto al Bien Común: “El beneficio se ha convertido en la ley suprema. Hay beneficios enormes que se producen a través del tráfico de armas: por tanto, hay quien “sopla sobre la llama” para poder vender más armas. Además, existe otra consideración que hay que hacer: se ignoran las consecuencias a largo plazo del comercio de armas; las armas refuerzan la criminalidad y alimentan a las mafias de distintos tipos.

Intereses comerciales –como dice el Papa- juegan un papel importante en la compraventa de armas, pero también están los beneficios de los traficantes y además los intereses económicos de los estados que producen y venden armas, como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania, Israel, China y otros. Son estados donde la industria de la producción de armas es un elemento significativo de la economía”(Radio Vaticana, 9 de septiembre).

“La denuncia del Papa Francisco de una guerra ‘comercial’ es tan veraz –explica Francisco Vignarca, coordinador de la Red italiana para el desarme- que hoy incluso prevemos las guerras estudiando los flujos del comercio de las armas y de los gastos militares”. “Siria –en los años anteriores al 2011, antes de que comenzase la guerra civil, aumentó su importación de armas, inclusive las producidas en Italia, un 580%, es decir casi seis veces. Negar que no haya un vínculo entre este comercio con las armas en algunas partes del globo y la explosión de los conflictos es negar la evidencia.

Y, como decía Kofi Annan ‘las verdaderas armas de destrucción masiva son las armas ligeras’, armas que Italia produce y vende”, el mismo tipo de armas que la NRA quería que no pasasen los controles de la ONU en los tratados comerciales.

Autor: Lucandrea Massaro