El ´valor añadido´ de un producto es la diferencia de los costos para producirlo y el precio al que se vende. En Electrónica e Informática el valor añadido por las empresas españolas en su comercio con el tercer mundo puede rondar e1 95%. Evidentemente este negocio produce muchísimas más muertes por hambre que las del ejército americano en Irak.
Por Alfonso Gago
01 de octubre de 2004
Fuente: Lahorade.com
Estamos en tiempos de Presupuestos del Estado y nos comunican que el Señor Rodríguez Zapatero va a incrementar las becas universitarias y, en más del 30 %, el presupuesto para la Investigación y el Desarrollo (el famoso I+D) en España.
También se fotografía en el supuesto club de jefes de estado contra el hambre. Y por último promete llegar al famoso 0,7% en 2008, aunque ahora aplaza el incremento del porcentaje del PIB para la ayuda al desarrollo.
Con medidas como estas (aparentemente positivas y desconectadas entre sí) los hambrientos pueden dejar de soñar con saciar su hambre. Eso sí, todo con buen talante, aunque más bien con escasez de talento. Veamos:
Es bien conocido que a medida que ha avanzado la I+D en un país como España, donde la tecnología generada en las universidades es controlada y aprovechada por las grandes empresas multinacionales y no por las pequeñas empresas, el comercio en los países empobrecidos generado por estas tecnologías ha proporcionado pingües beneficios a nuestra economía a costa de un mayor empobrecimiento de estos países.
La ayuda oficial al desarrollo, tanto en los gobiernos del PP como en los gobiernos socialistas, se ha dedicado en gran parte a favorecer negocios poco limpios, por no decir sucios. He sido varias veces testigo de ventas de programas informáticos y equipos electrónicos con un altísimo valor añadido (del orden de miles de millones de pesetas) y con dudosa utilidad social (muchas veces de uso militar) a países empobrecidos como la India, Méjico ó Marruecos; la mayoría de ellos al cobijo de los fondos FAD de ayuda al desarrollo.
También he sido testigo de afirmaciones en privado de economistas afamados como Ramón Tamames y José Ramón Lasuen de que el robo de la economía española a los países del tercer mundo podía rondar entre el 20 y el 30% del PIB. A cambio, la supuesta «ayuda al desarrollo» alcanza el 0,23%…
Y es que resulta que España, junto a Europa, en una medida mayor que Estados Unidos participa de lleno en el mortífero comercio de productos de alto valor añadido que tanto empobrecen a los países del Tercer Mundo. El «valor añadido» de un producto es la diferencia de los costos para producirlo y el precio al que se vende. En Electrónica e Informática el valor añadido por las empresas españolas en su comercio con el tercer mundo puede rondar e1 95%. Evidentemente este negocio produce muchísimas más muertes por hambre que las del ejército americano en Irak. Eso sí son muertes provocadas con el comercio y el buen talante, pero al menos igual de reprobables que las muertes militares.
Veamos un ejemplo vivido por mí de los que significa el valor añadido por la tecnología. Un programa informático para la enseñanza de la estrategia militar es vendido por una empresa española al ejército Indio por tres mil millones de pesetas. Esta primera venta contiene ya un gran valor añadido. Pero una copia de esta aplicación informática es vendida, al amparo de los fondos FAD, al ejército marroquí por mil millones de pesetas. Es verdad que se ha vendido más barata a Marruecos, pero es que el costo de copiar la aplicación es ínfimo, con lo que el valor añadido de esta venta incluso ha podido crecer. Y así sucesivamente, si la aplicación se vende a los ejércitos de otros países como.Méjico, Argentina….curiosamente países con problemas de desarrollo y de hambre.
Ninguna de las medidas que ha tomado y promete tomar el gobierno del Señor Rodríguez Zapatero conduce a atajar las causas del hambre en el mundo sino, todo lo contrario, contribuyen a aumentarla.
Señor Rodríguez Zapatero, por favor: El problema del hambre en el mundo es muy grave y muy serio. No juegue con él si tiene algo de dignidad, además de talante. Los pobres del mundo se lo agradecerán mucho más que sus fotos con Lula, flanqueado por Chirac y Schróeder. Tan sólo una persona hambrienta merece todo el respeto del mundo. No digamos nada los miles de millones de malnutridos por causa en especial del comercio, incluso civil y no militar, de las empresas europeas en el tercer mundo.
Los hambrientos del mundo muy bien podrían decirle al Señor Rodríguez Zapatero, como le oí a un trabajador hondureño: Los pobres de Honduras no queremos su ayuda, queremos que España deje de robarnos.