Dicen que todos somos iguales y todos los esfuerzos van dirigidos a conseguir esa utopía. Sin embargo, no puede ser así mientras el no-nacido aún tenga clases sociales…
Enrique Rodríguez Toral
Dicen que todos somos iguales y todos los esfuerzos van dirigidos a conseguir esa utopía. Sin embargo, no puede ser así mientras el no-nacido aún tenga clases sociales.
Con todos mis respetos y con mi enhorabuena por delante, he de decir que al futuro hijo o hija de los Príncipes de Asturias ya se le nombra como «el heredero» -que no la heredera-; pero al de otras madres gestantes se les llama célula, clon, ayuda terapéutica para su hermanito, células madre embrionarias, óvulo fecundado (y congelado)… Éstos no son herederos ni herederas de nada.
No se puede caer en la hipocresía de querer hacer a todos iguales mientras no se reconozca la dignidad de la vida humana desde el momento de su concepción hasta su extinción natural.