La economía venezolana seguirá hundiéndose en 2020. Las empresas nacionales, que se han ido destruyendo bajo la dirección del régimen de Nicolás Maduro, llegarán a un ‘estado vegetal’ durante el próximo ejercicio, según explican los economistas. En este sentido, se prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) seguirá cayendo a picada y agravando la crisis humanitaria que existe en el país caribeño.
El régimen ha afirmado que PDVSA aumentará su producción de crudo a más de 1 millón de barriles diarios. Una promesa que ven irreal los analistas que se han especializado en el sector petrolero y que destacan que la meta no es viable debido al deterioro de la infraestructura y la falta de compradores (este último punto vinculado a las sanciones estadounidenses).
La producción de crudo de PDVSA promedió 700.000 barriles diarios en noviembre, frente a 650.000 barriles diarios en octubre, según una encuesta de S&P Global Platts. PDVSA planeaba producir 1,1 millones de barriles diario en diciembre, pero será difícil de lograr, dijeron analistas.
Un analista consultado por S&P Global Platts, Einstein Millian, cree que la producción de crudo venezolano, que cayó de 2,1 millones de barriles diarios en febrero de 2017, ha tocado fondo.
“La reducción considerable en los períodos de apagón y el cambio de la mejora a la mezcla de crudo extra pesado, permitió a PDVSA detener una caída de producción constante observada durante todo el año”, dijo Millian.
Sin embargo, no es el único. Thomas O’Donnell, profesor de energía y geopolítica en la Escuela de Gobernanza Hertie en Berlín, ve dos factores principales que deprimen la producción: la disminución de la capacidad de PDVSA para producir crudo y su incapacidad para vender crudo.
“Primero, la disminución de la capacidad para producir el petróleo. Esto se debe al mal estado de las instalaciones por la ausencia crónica de inversiones, la incompetencia administrativa y el hecho que PDVSA no paga a sus empleados lo suficiente como para que puedan ir a trabajar”, dijo O’Donnell.
“Aunque los estratos de la Faja del Orinoco tienen una estructura geológica muy simple, desafortunadamente el daño causado por 20 años de subinversión y mala administración, y ahora a menudo el cierre completo de los pozos, será difícil de recuperar. Requerirá inversión, tecnología, infraestructura y mano de obra calificada. PDVSA, o cualquier sucesor doméstico, no podrá hacer esto en el corto plazo “, dijo O’Donnell.
Sequía de azúcar
Los problemas del sector petrolero salpican a otros sectores de la economía nacional. Por ejemplo, la falta de combustible ha generado la paralización de 300 maquinas y vehículos utilizados para la cosecha de caña de azúcar en los municipios Guanare y Papelón (estado Portuguesa), que aportan 50 por ciento de la producción nacional de azúcar.
Emilio Vargas, presidente de la Sociedad de Cañicultores del Central Azucarero Tolimán, sostuvo que las maquinarias y vehículos están parados por falta de gasoil en los núcleos de cosecha.
Asimismo, Vargas detalló que entre las unidades paralizadas cuentan 140 camiones, 7 cosechadoras 40 tractores y una flota de 38 camiones para transporte de personal obrero parqueados por falta de diésel y gasolina. “Además de toda esa maquinaria tenemos aparcados los vehículos livianos que debemos usar para la movilización interna y externa de las finca”, aseguro.
Acero cero
La parálisis del sector petrolero no es el único problema de la economía venezolana. La emblemática Siderúrgica del Orinoco (Sidor) cerró, por primera vez en 57 años de historia, un año sin producir ni una sola gota de acero líquido, gracias a la debacle creada por la corrupción e inoperancia del régimen chavista.
A partir de la estatización de Sidor en 2008, la principal siderúrgica del país empezó a decaer sensiblemente en su producción. Pero los años negros empezaron con Maduro en el poder, cuando la empresa apenas superaba el millón de toneladas anuales de acero colado.
La debacle definitiva llegó, en conjunto con el resto de productoras de material estratégico en Guayana, durante los dos últimos años, cuando se paralizó por completo. A pesar de que Sidor era una empresa pionera y de reconocimiento internacional, ahora Venezuela depende de sus importaciones de México para contar con materiales de construcción.