Siete de cada diez estudiantes de primaria en la República Centroafricana no han vuelto a las escuelas desde que comenzó el conflicto en diciembre de 2012.
Las encuestas se llevaron a cabo en 11 de las 17 divisiones administrativas del país y revelaron también que un 65% de los centros escolares fueron saqueados, ocupados o dañados por diversos tipos de proyectiles.
El miedo a la violencia es la razón principal de que los estudiantes no regresen a la escuela según cuatro de cada cinco encuestados. Además, la mitad de las escuelas permanecen cerradas y los menores han perdido una media de seis meses de estudio.
Mientras tanto, el obispo de Bangui, Dieudonné Nzaplainga, comparece frente al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra para llamar la atención de la comunidad internacional sobre el deterioro de la situación. “Ya no se puede cuantificar el número de abusos cometidos. Las personas han sido asesinadas; las mujeres, violadas por rebeldes y las casas, incendiadas”, denunció Nzapalainga. El obispo informó de que los rebeldes de la coalición Seleka, autora del golpe de Estado, eran 3.500 y actualmente son 25.000. Según Nzapalainga, los rebeldes han reclutado a menores y la circulación de armas pequeñas aumenta en el país.
En las últimas semanas, la situación ha mejorado en Bangui, pero en el norte, en la ciudad de Bossangoa, más de 2.000 viviendas fueron destruidas y 37.000 personas se refugiaron en la misión católica local, según MISNA.
La situación es explosiva, tal y como relata el número de octubre de la Revista Mundo Negro porque muchos civiles están armados y ya construyen grupos de autodefensa. Organizaciones creadas por los agricultores para defender sus campos se han empezado a unir contra la Seleka.
Fuente: Mundo Negro ( * Extracto)