ENTREVISTA con NOAM CHOMSKY . La DEUDA EXTERNA es un ROBO.

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EE.UU. no pagó la deuda de Cuba a España. La guerra de EE.UU. en Centroamérica fue contra la Iglesia Católica.

Publicada en la Revista Autogestión
09/05/2003

– ¿Cómo ve el problema de la deuda externa del Tercer Mundo? ¿Cuáles son los mecanismos que provocan que estos países se vuelvan cada vez más dependientes de las instituciones financieras internacionales?

– N.Ch.: Lo primero que hay que tener en mente es que la deuda no es un problema económico. Es un problema político. La deuda es una interpretación ideológica. Digamos que yo le pido dinero prestado, y pongo el dinero en un banco suizo, o compro un Mercedes, y entonces mis acreedores vienen y les digo «lo siento, no tengo dinero. Pague usted.» Así no es como funciona. Si yo lo pedí prestado, tengo que pagarlo.

Analicemos la deuda brasileña. ¿Quién la contrajo? No fueron los campesinos, ni los obreros. De hecho la gran mayoría de la población de Brasil no tuvo nada que ver con la deuda, y se le pide que la pague. Es como si a usted le pidieran que pagara si yo gasté mi dinero en otra parte y no pudiera pagar. En la medida en que haya una deuda -sí se cree en los valores capitalistas- la deuda tiene que ser pagada por quien la contrajo En este caso son los dictadores militares, algunos terratenientes y los superacaudalados. La deuda brasileña, como la mayoría de las deudas iberoamericanas, es mas o menos comparable en escala a la fuga de capital. Entonces, hay una forma fácil de pagar la deuda, traer de vuelta el capital.

La otra pregunta es ¿deben los países deudores pagar? El concepto legal de «deuda onerosas, razonablemente bien establecido en el derecho internacional, expresa que ellos no tienen que pagar. Cuando Estados Unidos «liberó a Cuba» en 1898 -lo cual quiere decir que impidió que Cuba se liberara por si misma- canceló la deuda de Cuba con España sobre la base de que era una deuda onerosa porque le había sido impuesta a Cuba mediante relaciones de subordinación y poder a las que estaba sometida, y por tanto no tenia base legal.

Otros casos en realidad han llegado al arbitraje internacional. Alrededor de 20 años después, Costa Rica se negó a pagar una deuda con el Royal Bank de Canadá, diciendo que era un préstamo injusto. El árbitro, el presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos y ex presidente, William Howard Taft dictó sentencia contra Inglaterra -entonces autoridad responsable de Canadá- a favor de Costa Rica sobre la base de que la deuda le había sido impuesta a los costarricenses en condiciones injustas de poder, y por tanto no tenía basamento legal.

Según esta norma, hay muy poca deuda en el Tercer Mundo. Una economista que es ahora Directora Ejecutiva por Estados Unidos del Fondo Monetario Internacional, Karen Lissakers, señaló hace unos años que los valores de Washington, «si se aplicaran hoy, eliminarían una parte sustancial del endeudamiento del Tercer Mundo,» porque fue impuesto en condiciones injustas de poder y subordinación.

A mi me parece que la forma correcta de analizar la deuda es decir que para la gran mayoría de la población no hay deuda. Ellos no tienen nada que pagar. No tuvieron nada que ver con eso y no se beneficiaron con eso de hecho, puede que incluso se hayan perjudicado, entonces ¿por qué deben pagarla? No tiene sentido. Si alguien tiene que pagarla, son los prestatarios. Después está la cuestión de sí esa deuda tan siquiera significa algo. La idea de una deuda es un concepto ideológico que tiene que ver con las relaciones de poder. No podemos pasar por alto las relaciones de poder, ellas existen. Si alguien lo amenaza con dispararle a la cabeza con un arma, no sé puede decir: «Eso es ilegal, me niego a hacer lo que usted dice. En las actuales relaciones de poder, no hay otra opción que la de pagar esa deuda ilegitima, que no es una deuda es robo, básicamente. A veces hay que aceptar el robo, y eso es lo que ocurrió con la deuda del Tercer Mundo.

El enfoque correcto es cuestionar a los que tienen el arma figurada: los países ricos. Ellos son los que tienen que estar de acuerdo en que no hay deuda, y son los que pueden retirar el arma. Esto saca a relucir otros problemas. Desde la época de la colonización, los países iberoamericanos no han podido controlar sus clases adineradas. Ellos no pagan impuestos y no tienen responsabilidades. Iberomérica es completamente diferente de Asia Oriental en los patrones de consumo. En Iberomérica hay importaciones -pero tienden a ser importaciones de lujo de un pequeño grupo de las élites adineradas. Hay flujo de capital de los adinerados hacia el exterior .

En cambio, en el Este asiático, en los últimos 30 o 40 años, las importaciones han sido bienes de capital destinados a construir una economía. Es relativamente igualitario -no totalmente-, pero mucho más que Iberomérica. Los ricos del Este de Asia tienen responsabilidades. Ellos pagan impuestos, no sé se permite hasta hace poco, en todo caso- exportar capital, y sé ven obligados por un estado poderoso a contribuir al desarrollo de la sociedad. Eso no es así en Iberoamérica.

Otra diferencia, que también data del período colonial, es que los vínculos entre los países iberoamericanos siguen siendo muy débiles. Todos están conectados de forma individual a la potencia externa, a Francia o Inglaterra y ahora a los Estados Unidos. Pero la interacción entre los países ha sido muy limitada y en un país grande como Brasil no hay ni siquiera conexiones bien desarrolladas dentro del propio país.

Todos están orientados al exterior, por lo que la infraestructura y la cultura y las importaciones y todo lo demás está separado y relacionado con las potencias imperiales. A menos que estos problemas internos se superen, no hay forma de librarse de ese arma que apunta a la cabeza de la gente. Si son superados esos problemas, entonces Iberomérica en general pudiera negarse a pagar la deuda, como Estados Unidos se negó a pagarle la deuda de Cuba a España.

– P: Pero hoy los países no le deben dinero a un país en particular. La deuda está en gran medida controlada por instituciones financieras como el FMI.

– N.Ch.: Si, pero esa es otra forma de robo. El FMI es un método para compensar a los inversionistas y transferir el riesgo a los contribuyentes de los países ricos. Se están dando dos formas de robo. A las poblaciones de los países deudores les están robando inmisericordemente, las están engañando con los programas de austeridad, mientras a los contribuyentes de los países ricos también les roban. No es tan serio para los últimos porque son más ricos, pero de todas formas les roban. El FMI socializa los riesgos.

Esto es muy importante. La gente invierte en los países del Tercer Mundo porque los rendimientos son muy altos. Y las ganancias son elevadas en un sistema de mercado si los riesgos son altos. Mas o menos son correlativos: a mayor riesgo, mayor ganancia. Pero aquí es en gran medida libre de riesgos. Los inversionistas privados hacen enormes ganancias de inversiones muy riesgosas, pero entonces, mediante las instituciones financieras internacionales, esencialmente tienen libre «seguro de riesgo». La estructura del sistema es tal que los que pidieron prestado no tienen que pagar -ellos lo socializan haciendo que la gente pague, aun cuando la población no fue quien pidió prestado el dinero. Los que invierten -ellos no aceptan el riesgo, porque lo transfieren a sus propias poblaciones. Así es como funciona el sistema de mercado -mediante la socializacion del riesgo y mediante la socialización del costo, en que el FMI actúa como «agente que hace cumplir las reglas de la comunidad crediticia», como dice Lissaker.

– P: ¿Cuáles son, entonces, las consecuencias para la democracia?

– N.Ch.: En los últimos 20 años, el poder ha sido transferido a las manos del capital financiero, de ahí que los bancos, los inversionistas, especuladores e instituciones financieras hacen la política. La liberalización de los flujos financieros genera lo que algunos economistas denominan «senado virtual»: si a los inversionistas privados no les gusta lo que algún país hace, pueden retirar su dinero. De hecho llegan a definir la política gubernamental. Ese es propósito de la liberalización.

No hay nada nuevo en esto. Cuando a mediados de la década de los 40 se estableció el sistema de Bretton Woods -él sistema financiero internacional- una parte fundamental del mismo fue la regulación de los flujos financieros, mantener a las principales monedas dentro de una banda fija cercanas entre si de forma tal que no hubiera especulación de las monedas. También había restricciones a la fuga de capital y había buenas razones para ello.

Se entendía que la liberalización de los flujos de capital dañan la economía. Desde que la liberalización del capital comenzó hace alrededor de 25 años, toda la economía internacional ha decaído seriamente. Pero hay un argumento más serio, claramente planteado en Bretton Woods, que si se permite el libre flujo de capital, se socava la democracia y el estado de asistencia y seguridad social o estado benefactor. Si un gobierno es «irracional» -sí decide hacer cosas para la población en general en vez de para los inversionistas extranjeros, digamos, como Itamar Franco trataba de hacer cuando sé negó a pagarle la deuda de su estado al gobierno central de Brasil- entonces puede ser inmediatamente castigado mediante la retirada del capital. Por tanto el propósito de la liberalización del capital y su efecto es disminuir el control democrático en todas partes y minar los programas sociales. Garantiza que la política se engrane en pos del enriquecimiento de los inversionistas, los propietarios del capital financiero, que se torna cada vez más especulativo, dañando así a la economía en general .

En la Unión Europea, el poder dado a los banqueros centrales es abrumador. Ellos fijan la política. Esa es una fuerte arma contra el control democrático de la conformación de la política en todas las áreas, y está sucediendo cada vez más. Y es el predecible -y con toda seguridad intencional- efecto de la liberalización de los flujos de capital.

Hace un par de días The Wall Street Journal publicó un interesante artículo sobre esto que comparaba a México y Brasil. Decía que México es un «milagro económico» -todas las cifras parecen buenas, las estadísticas macroeconómicas por el estilo, la tasa de crecimiento está subiendo, la inflación bajó – sencillamente perfecto, ellos están siguiendo las reglas. Señala que sólo hay un problema: la población está sufriendo considerablemente. La pobreza está aumentando – siempre fue terrible pero está empeorando. El hambre aumenta, la gente no tiene trabajo; la población sufre amargamente pero lo llaman «milagro económicos». Bueno, no hay nada sorprendente en eso. Cuando Brasil era el predilecto de los inversionistas internacionales, los generales brasileños decían: «La economía anda bien -es solo el pueblo el que no anda bien.» El articulo preguntaba: «¿Por que México se ha comportado tan bien? ¿Por que sigue todas las políticas del FMI que llevan a estos efectos?» argumentaba que la razón es que México es una dictadura, y por lo tanto puede obligar a la población a aceptar las reglas de fuera. Entonces él articulo decía «Bien, miren a Brasil -aquí vamos a tener algunos problemas o Brasil es más desordenado, mas democrático, la gente no sigue automáticamente las reglas porque se les obligue a hacerlo por medios violentos. Lo hicieron una vez -en los buenos tiempos de los generales- pero ahora eso no funciona tan bien. Por tanto, decía, quizás Brasil sea un problema mayor a enfrentar que México.

La austeridad económica y lo que se llama «rectitud financieras» puede imponérsele a los países si se hace por la fuerza. Una sociedad más democrática no lo aceptará y por tanto las reformas no se pueden imponer tan fácilmente. Den un vistazo a las historias promedio del sistema financiero internacional. En un libro de reciente publicación, el economista Barry Eichengreen señala que a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, el flujo de inversiones de capital y comercio relativos a la economía no era muy diferente de como es hoy. En líneas generales, la globalización es mas o menos como era antes de la Primera Guerra Mundial. Pero por supuesto que hay grandes diferencias.

Una diferencia, como él señala, es que los inversionistas en el período anterior a la Primera Guerra Mundial podían confiar en que las monedas se mantendrían estables porque si algo salía mal, el costo de los ajustes podía imponérsele a la población. Esto es lo que está ocurriendo en México -transferir el dolor y la dificultad a la población en general para garantizar elevadas ganancias para los inversionistas y las élites locales.

Según Eichengreen, las cosas cambiaron en el siglo veinte. Surgieron los partidos laboristas parlamentarios y los sindicatos, se expandió la franquicia o las grandes empresas con licencia para invertir y los países se hicieron más democráticos, por lo que los gobiernos no pudieron seguir imponiéndole rectitud financiera a una población indefensa. Esa, dice, es la razón básica de que Bretton Woods se construyera como fue. Los gobiernos tuvieron que imponer controles financieros y regulaciones para compensar el hecho de que los países que se habían vuelto ricos e industrializados se habían vuelto más democráticos .
Podemos extender este argumento al presente: a medida que ahora se elimina la regulación, se obliga a los países a ser menos democráticos. Estas cosas van unidas. No hay forma de imponer reformas al estilo mexicano, en las cuales la mayoría de la población sufra tanto que los inversionistas extranjeros puedan ser compensados, salvo mediante algún tipo de fuerza, y ese es justamente el problema que Brasil enfrenta ahora.

– P: Usted ha dicho que controlar los recursos naturales es una forma de ejercer control sobre la población. ¿Cómo ve este problema, dado que una de las más importantes formas de control del FMI, cuando da un préstamo, es imponer condiciones tales como la privatización de las industrias nacionales?

– N.Ch: El FMI, por supuesto, quiere decir Estados Unidos. Básicamente sigue la política estadounidense, que no es muy diferente de la de Inglaterra, Francia o Alemania. Las principales políticas estadounidenses hacia Iberoamérica se enunciaron muy claramente en 1945. Fue cuando se crea el nuevo orden mundial. Hasta la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, aunque era el país más rico del mundo, no era un factor importante en el escenario mundial. Era mas o menos un factor regional. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, era claro que iba a asumir el control de la mayor parte del mundo.

Con relación al hemisferio occidental, la idea fue muy explícita: vamos a poner en práctica la Doctrina Monroe. Hasta ahora no pudimos hacerlo, porque Gran Bretaña y Francia eran fuertes rivales. Pero ahora expulsaremos a Gran Bretaña y lo controlaremos todo. Eso fue explícito: Esta es «nuestra pequeña región por aquí,» lo que vamos a controlar.

En una conferencia hemisférica en Chapultepec, México, en febrero de 1945, Estados Unidos bajo la ley. Impuso lo que se llamó la Carta para las Américas, que prohibía el «nacionalismo económicos», que quiere decir el desarrollo siguiendo líneas nacionales. Así, por ejemplo, a Brasil se le permitiría seguir lo que ellos llamaron «desarrollo complementario», pero no el desarrollo competitivo. En otras palabras, Brasil podía desarrollar su industria siderúrgica, pero no producir nada de alta calidad como el acero para fines especiales, que Estados Unidos producía.

En la cuestión de los recursos, a Estados Unidos le preocupaba lo que llamó la «filosofía del nuevo nacionalismo», que consideraba se estaba propagando en toda la América Latina, que plantea -y ahora cito- «que los principales beneficiarios del desarrollo de los recursos de un país deben ser los habitantes de ese país.» El gobierno estadounidense decidió que no podía permitir eso porque los primeros beneficiarios de los recursos del país tenían que ser los inversionistas estadounidenses. Y decidió que tenia que sacarles de la cabeza la idea de que el pueblo de esos países debía ser el principal beneficiario de sus recursos. Tenemos que proteger «nuestros recursos,» como dijo George Kennan, jefe del personal de planificación del Departamento de Estado, al referirse a «nuestros recursos» que resulta que están situados en otra parte. Estados Unidos se opuso al control estatal de la industria, temiendo que podría responder a intereses públicos. El FMI representa esa politica. Ha sido la política durante 50 años. La forma en que esto funcionó puede verse en la forma en que Estados Unidos trató a Guatemala. Recientemente, Guatemala ha tenido gran destaque en los periódicos por la divulgación del informe de la Comisión de Naciones Unidas para el Esclarecimiento Histórico. Una parte decisiva de lo que la Comisión de la ONU señaló es que Guatemala ha estado sometida a arreglos socio económicos impuestos por Estados Unidos y corporaciones gigantes. Esa es la fuente de los problemas. No es sólo el golpe de estado respaldado por Estados Unidos en 1954. Por supuesto, el golpe de la CIA ocurrió por una razón: mantener esas relaciones socioeconómicas. Y esto es así en todo el continente.

Estados Unidos trata de hacer cumplir estas relaciones socioeconómicas trazadas en la Carta para las Américas y otros numerosos documentos internos.

La privatización desempeña una función clave dentro de este sistema. Eso es exactamente lo que ocurre en el Este de Asia. Occidente en general, pero particularmente Estados Unidos, se beneficia de la crisis económica del Este de Asia en que puede recoger los activos financieros e industriales de esa región que están ahora en el bloque de subasta.

Estos bienes fueron desarrollados por obreros e industriales locales y ahora son seleccionados y controlados por Merrill Lynch y otros a muy bajo costo porque las economías asiáticas están en crisis. Esa es la cuestión. Y, de hecho, la liberalización del capital jugó un papel importante en eso. Surcorea, que era una economía de mucho éxito -no un lugar bueno, sino una economía exitosa- fue precisado a liberalizar los flujos de capital a principios de la década de los 90 y en unos años esto hizo que cayera en crisis, como era de esperar. Los grandes flujos de especulación, los grandes flujos de salida, la crisis, y después las corporaciones y las firmas inversionistas de Occidente vinieron a recoger los pedazos.

P ¿Qué formas de control usa EEUU hoy, en comparación con el período de la Guerra Fría? ¿Quiénes son los enemigos y cómo se les trata?

– N.Ch.: La Guerra Fría fue útil desde el punto de vista ideológico. Cada vez que se hacía una atrocidad se podía decir, bueno, la Guerra Fría.» Cada artículo en la prensa dice. Si, cometimos un error. Pero claro, era la Guerra Fría, ¿que se podía esperar? Guatemala y Centroamérica eran frentes de batalla de la Guerra Fría.» De hecho, Centroamérica no fue frente de batalla de la Guerra Fría, no había un ruso a la vista. Decir que Cuba estaba involucrada es como decir que Europa era un frente de batalla de la Guerra Fría porque Luxemburgo apoyaba a la oposición. Eso es ridículo. América Latina estaba en el bolsillo de Estados Unidos. No era en esencia un problema de Guerra Fría. Era simplemente la imposición de estas estructuras socioeconómicas más abarcadoras. La Guerra Fría era un pretexto.

¿Qué ocurre después que la Guerra Fría terminó? Bueno, las políticas continúan sin cambiar, porque la Guerra Fría no tenía nada que ver con eso. Lo que ocurrió es que el pretexto cambió, y cambió muy rápido. Cada año, la Casa Blanca le presenta al Congreso un brillante folleto de propaganda explicando por qué hay que tener un gran presupuesto del Pentágono, y el Congreso lo aprueba. Cada año anterior al derrumbe del bloque soviético era lo mismo: «Los rusos vienen, necesitamos defendernos.» El interesante folleto a analizar era de marzo de 1990, después de derribado el Muro de Berlín y cuando la Unión Soviética se derrumbaba. Ni siquiera el más alocado fanático podía decir que los rusos venían.

Entonces ¿qué hicieron? La Administración Bush presentó el brillante folleto, como antes -necesitamos un gran presupuesto para el Pentágono, y todo lo demás igual- pero el pretexto había cambiado. No son los rusos. Ahora es, y cito, «la modernización tecnológica de las potencias del Tercer Mundo- ese es el nuevo enemigo. Entonces el enemigo es Brasil que se está modernizando mucho, por eso necesitamos un gran presupuesto del Pentágono. También tenemos que proteger lo que ellos llaman «base industrial de la defensa», término que significa industria de alta tecnología. En otras palabras, el público financia la industria de alta tecnología vía Pentágono. También dijeron que tenemos que mantener las fuerzas de intervención. Durante años, las fuerzas de intervención han estado dirigidas fundamentalmente al Oriente Medio, porque ahí es donde están los principales recursos. Hay un gran sistema de intervención que se extiende desde el Pacífico hasta las de Azores dirigido al Oriente Medio, y eso hay que mantenerlo. Y después tenia la siguiente frase interesante: decía que las fuerzas tenían que estar dirigidas al Oriente Medio, donde las amenazas a nuestros intereses «no podían ser dejadas a las puertas del Kremlin.»

Esto significa que aceptamos que ya no es la amenaza soviética, sino la del nacionalismo radical. La gente de ese país pudiera no estar de acuerdo en que los beneficiarios de sus recursos tengan que estar en Nueva York y Londres, y por tanto necesitamos fuerzas de intervención. Observen que el problema no era Iraq en aquella época. Iraq era un aliado, Saddam Hussein era un aliado y un amigo. Entonces, el problema eran solo aquellos pueblos de la región que no entienden que sus recursos y riqueza tengan que ir a parar a nosotros.

Algo muy decisivo si cambió, empero, especialmente para el Tercer Mundo: el derrumbe de la Unión Soviética elimina la posibilidad del no alineamiento. Ya fuera la Unión Soviética o Marte -la existencia de otra potencia dejaba lugar a un grado de independencia. Los países del Tercer Mundo podían estar entre las dos potencias, haciendo que estas se enfrenten. Así es como Cuba pudo sobrevivir.

Bueno, ya eso pasó. Y la posibilidad de independencia pasó, lo que significa que el Tercer Mundo está mucho más sujeto al poder estadounidense que en el pasado. Esto también significa que en Iberoamérica, por ejemplo, por el momento la intervención militar y los golpes militares no son tan necesarios. Pudieran serlo dentro de diez años, pero no ahora. Y la razón es por los controles del senado virtual, los controles de cuestiones ideológicas como la deuda, la liberalización del capital y la imposición de reformas al estilo mexicano, como sucede ahora en Brasil.

La cooperación de las élites iberoamericanas es un elemento clave. Estas políticas no se las imponen. Ellos las escogen. Sé están enriqueciendo. Y eso, de nuevo, es un patrón clásico. Como con Gran Bretaña en la India -ellos no gobernaron al país con tropas británicas. Lo gobernaron con las élites indias que se enriquecían mientras el país caía en el desastre. América Latina es un ejemplo clásico de esto y lo ha sido por largo tiempo, especialmente en las partes mas violentas de ese continente.

Tomemos a Colombia, el lugar mas violento en este momento. Y eso nos lleva nuevamente a las estructuras socioeconómicas en las que un pequeño sector tiene enorme control sobre la tierra y otros recursos, y en un país rico, gran parte de la población muere de hambre y vive en extrema pobreza. Con toda seguridad, eso va a llevar a la violencia.

– P: ¿Y la guerra de las drogas…?

– N.Ch: Controlar a la población en Estados Unidos es un gran problema. De hecho, el mayor problema: ¿Como se controla a nuestra población? Bueno, una forma de controlarla es teniendo un enemigo externo. De ahí que si los rusos vienen, la gente tiene miedo, obedece. Hasta ahora durante alrededor de diez o quince años se ha hecho muy obvio que los rusos no vienen. Ya no se puede jugar ese juego .

Entonces, nuestros enemigos tienen que ser inventados: terroristas internacionales, narcotraficantes hispanos, fundamentalistas islámicos, etc. -el que usted quiera. Ninguno de estos son peligros creíbles.

Tomemos al fundamentalismo islámico. Estados Unidos no tiene nada contra el fundamentalismo islámico per se, después de todo, uno de los principales aliados estadounidenses es Arabia Saudita, el estado fundamentalista islámico más extremista del mundo. No nos preocupa. Además, Estados Unidos no tiene nada en contra del fundamentalismo. De hecho, el fundamentalismo religioso es probablemente más extremista en Estados Unidos que en Irán, por lo que el fundamentalismo no puede ser el problema.

El Islam no puede ser el problema, todo bien con Arabia Saudita. Como también Indonesia, el mayor estado (fundamentalmente) islámico, mientras la corrupta y sanguinaria dictadura militar mantenía el control.

El problema real es el nacionalismo independiente. A veces toma la forma de fundamentalismo islámico. Otras veces, de Iglesia Católica, como en los años 80 cuando Estados Unidos estaba en guerra con la Iglesia Católica de Centroamérica. ¿A quienes mataban? Hay una foto del Arzobispo Romero por ahí. El no era un fundamentalista islámico. Era una «voz de los que no tenían voz», entonces lo matas. Los Jesuitas asesinados en El Salvador eran disidentes que eran la voz de los pobres, entonces los matas. De hecho, una buena parte de la guerra centroamericana fue una guerra contra la Iglesia Católica que se atrevió a adoptar una «opción preferencial por los pobres.»

¿Y la guerra de las drogas? La guerra de las drogas no ha tenido impacto alguno en la disponibilidad de drogas o en los precios callejeros en Estados Unidos, pero si ha tenido otros efectos. En América Latina, es una cobertura para la contrainsurgencia. En Estados Unidos, tiene un doble efecto. Primero de todo debemos comprender que los propios Estados Unidos se están convirtiendo en un tipo de sociedad del Tercer Mundo, aunque muy rica.

De ahí que, un objetivo de las políticas sociales de los últimos 25 años ha sido crear un pequeño sector de extrema riqueza y una gran masa de gente que se encuentra en un punto entre la supervivencia y la miseria, esa es una estructura típica del Tercer Mundo. En un país del Tercer Mundo donde hay gran cantidad de gente sobrante, innecesaria, como los niños de la calle en Río; ¿que se hace con ellos? En Brasil, los pueden matar.

En Colombia, hay limpieza social -un eufemismo por no decir que los matan. Estados Unidos es supuestamente un país civilizado, por tanto los metes en la cárcel. De ahí que la población de las prisiones está aumentando, mayormente por las drogas -delitos sin víctimas- y está dirigido a la «gente sobrante», la gente que no tiene ninguna función en la generación de ganancias en este tipo de sociedad.

Y tiene otro efecto: se atemoriza a todos los demás. Estados Unidos es una de las muy pocas sociedades -ni siquiera conozco otra- en que el temor a la actividad delictiva y las drogas se usa como método de control social. Hay una gran campaña propagandística para que la gente se aterrorice con las drogas y se aterrorice con la delincuencia, código que significa terror a los negros, hispanos, etc, debido a las correlaciones clase/raza. Eso mantiene a la población general bajo control.